El partido de Colau se rompe en dos por el 1-O
Los Comunes, el partido de Colau, vota a favor de participar en el 1-O, aunque sin hacer campaña, por 2.053 votos frente a 1.404 votos en contra
Partido en dos. El partido de Ada Colau, la alcaldesa de Barcelona, se ha roto en dos mitades tras la votación para decidir si se participaba o no en el referéndum del 1-O. En la votación, cerrada en la noche de este jueves, los partidarios de participar han sido 2.053 frente a los 1.404 en contra,demostrando una total división. Esa votación implica participar, pero sin impulsar una campaña propia. Para Ada Colau se trata de formar parte de una “movilización”, y está por ver ahora si votarán de forma efectiva en las urnas, algo que depende del Govern de la Generalitat.
Los miembros de Catalunya en Comú, el partido de Colau, en el que se integran independientes y militantes de otras formaciones, como ICV, consideran que no han tenido todas las oportunidades para convencer de su posición a todos los posibles votantes. El hecho es que han ido incrementado su poder interno.
Colau ha recibido la presión furibunda del independentismo hasta obligarla a un pacto con Puigdemont que no existe
Partieron del manifiesto titulado El 1-O no iremos, en el que se consideraba que “no se puede avalar la convocatoria y celebración de una consulta ni ninguna movilización sustitutoria que, además de no ser un referéndum real, degrada el significado de un instrumento democrático”. Aquel texto, firmado por menos de 300 personas, entre ellos el ex diputado de ICV, Joan Boada, el ex secretario general de CCOO y ex diputado de ICV, José Luis López Bulla, o el también ex dirigente sindical de CCOO, Manel García Biel, ha logrado ahora sumar hasta 1.404 votos.
El partido inicia su singladura, por tanto, dividido por una cuestión fundamental. Las presiones del bloque independentista han sido furibundas, con ataques en las redes sociales a la alcaldesa Ada Colau por su ambigüedad. La propia Colau se ha visto en la necesidad de decir que ha alcanzado un pacto con el presidente Carles Puigdemont para permitir la votación en Barcelona el 1-O, aunque, eso sí, sin dejar los locales municipales para el referéndum, lo que pondría en peligro el cargo constitucional por las consecuencias judiciales.