Duran juega al límite para entorpecer el proyecto de Mas
La propia dirección de Unió admite que se podría llegar a un congreso extraordinario si pierde la votación sobre "el proceso" soberanista
¿Qué es el proceso? Y tú me lo preguntas. Ese es el debate que se ha suscitado en el seno de Unió Democràtica, que ha entrado en una guerra de nervios, de reproches mutuos, que, por ahora, sólo tiene un perjudicado: el President Artur Mas, que ve como su socio de federación, ya en el mes de junio, es incapaz de asegurar su apoyo a la candidatura que se jugará la vida en las elecciones del 27 de septiembre.
Mas desea elaborar una lista propia, con candidatos de Convergència, y de Unió, y con independientes, y personalidades de la sociedad civil. Pero necesita también que CiU se mantenga como instrumento político de cara al futuro, y eso es cada vez más complicado.
El sector soberanista de Unió, los nueve miembros del comité de gobierno que votaron en contra de la pregunta formulada por la dirección, y distintos cuadros y dirigentes democristianos no salían este miércoles de su asombro.
En contra de la hoja de ruta de Mas
La pregunta, con matices, y que interpela a los militantes si apuestan por el «proceso», siempre que se acuerde con el Gobierno central, representa «dos pantallas hacia atrás», según Antoni Castellà, uno de los dirigentes de Unió que ha apostado sin ambages para que el partido democristiano se defina de una vez, y que constata que, se diga lo que se diga, esa fórmula va en contra de la hoja de ruta pactara por Convergència y Esquerra Republicana, y suscrita por Mas.
Josep Antoni Duran Lleida lo ha vuelto a conseguir, aunque corre un gran riesgo. El partido, que no es únicamente el que aparece representado en los medios por la cúpula de dirigentes, entiende que Duran debería tener una salida digna y que la votación demostrará que los democristianos quieren iniciar un proceso independentista de la mano de Artur Mas.
¿Quién interpreta el resultado? Duran
Duran, por tanto, podría perder esa votación que se celebrará el 14 de junio. Él mismo ha asegurado que iniciará la campaña para ganarla tratando de convencer a cada uno de los militantes. El hecho es que se ha redactado de tal forma –en la reunión del comité de gobierno Duran dejó toda la responsabilidad en el secretario general de Unió, Ramon Espadaler– que si se aprueba o se rechaza todo quedará al albur de la interpretación: es decir, de Duran Lleida.
Su intención, contrastada con diferentes fuentes del partido, es alargar todo lo posible ese debate, en un momento en el que Artur Mas ya debería pensar en confeccionar su candidatura. Llega el verano, y en pleno agosto ya se iniciará la campaña electoral, que, oficialmente, arrancará el 11 de septiembre, en la Diada.
Pase lo que pase con la pregunta, Unió podría acabar convocando un congreso extraordinario, porque las posiciones están muy divididas. Espadaler no descartó este martes ese extremo, dejando claro que si se pierde la votación, la dirección quedará muy tocada.
¿Un acuerdo latente con el PSC?
Pero el debate de fondo es otro. En la sesión de control del Parlament, el primer secretario del PSC, Miquel Iceta, celebró la propuesta de Unió, porque es muy similar a lo que vienen defendiendo los socialistas catalanes, diezmados, precisamente, por no sumarse al llamado proceso soberanista. Lo que sugiere Duran, y defiende Iceta, es que cualquier salida para Cataluña pasa por un acuerdo con el Gobierno central, que se debería refrendar, luego, en las urnas por los catalanes.
Es decir, la aproximación entre la dirección de Unió y el PSC es cada vez más clara, formando una especie de tercera vía. Duran juega al límite para que Mas o bien reaccione, o se acabe estrellando en las elecciones del 27 de septiembre. Y los socialistas están en esa misma línea.
Ha comenzado el baile de verdad. Nadie se podrá esconder, a partir de ahora. Las elecciones, ahora sí, están a la vuelta de la esquina.