Cuatro escenarios postelectorales y más incertidumbre que nunca
Estas son las principales posibilidades de unos comicios inciertos que vendrán marcados por la irrupción de Vox en la arena política
Encuestas en mano, nadie se atreve a cuestionar que el PSOE de Pedro Sánchez será la formación con más escaños este domingo. Pero, más allá de eso, todo, o casi todo, es incertidumbre.
Liquidado el bipartidismo y con los cara a cara sustituidos por debates a cuatro bandas —y a cinco solo porque lo prohibió la junta electoral—, el abanico de posibilidades también se multiplica y apunta varias que, a medida que se atomiza el espectro político, complican la gobernabilidad, a vueltas con el independentismo, que según los sondeos ganará peso en el Congreso, y con el aparentemente desbocado crecimiento de esa ultraderecha que se nutre del descontento y de la descomposición del PP.
Así las cosas, estos son los principales escenarios que se atisban a partir del lunes. Cual de los cuatro se acabe imponiendo dependerá de los 36,8 millones de españoles llamados este domingo a las urnas.
1. El PSOE suma con Ciudadanos
Pablo Iglesias no ha dejado de advertir de la posibilidad de que, si al PSOE, además de con Unidas Podemos, le salen las cuentas con Ciudadanos acabe decantándose por los de Albert Rivera, un pacto que se dice que es el preferido por las empresas del Ibex.
Aunque, a la vista de los programas de los socialistas y la formación naranja, de la prioritaria exigencia de esta última de volver a aplicar en Cataluña con carácter inmediato un 155 que Sánchez prefiere evitar, de la vehemente insistencia de Rivera en descartar una alianza con los socialistas y de la agresividad con la que este se despachó con el presidente del Gobierno en los dos debates, ese entendimiento no parece probable.
Pese a todos los desplantes, Sánchez todavía insistió este viernes en guiñar una última vez el ojo a Rivera, y está por ver si, en caso de tener la opción de gobernar del brazo del PSOE, Cs preferirá a la hora de la verdad seguir en la oposición.
2. PP, Ciudadanos y Vox suman
Las encuestas publicadas, ese río que ya se secó porque la ley electoral prohíbe la difusión de sondeos la última semana previa a los comicios, no lo auguran, pero la alta volatilidad del censo no permite descartar un escenario en el que PP, Cs y Vox sumen los 176 votos que marcan la mayoría absoluta o se queden a tiro de piedra.
Llegado el caso, todo apunta a una reedición de la fórmula ya ensayada en Andalucía: un gobierno de coalición entre los de Pablo Casado y Albert Rivera con apoyo externo de los de Santiago Abascal. Pero habría que ver cuáles son los pesos de unos y otros.
Y, si Vox gana relevancia, podría exigir ministerios, algo que podría generar un incendio en Cs, donde no faltan los que prefieren no tocar a los de Abascal ni con un palo. Es más, si el pujante partido aún extraparlamentario consiguiera adelantar a los de Rivera, no parece que nada pudiera evitar su incorporación a un eventual ejecutivo de coalición. Más después de que, por si acaso, Casado ya abriera públicamente el viernes la puerta a esa posibilidad.
3. El PSOE suma con Podemos y sin los independentistas
La combinación supuestamente preferida por los socialistas, que podrían gobernar con comodidad, bien formando una coalición de izquierdas, bien contando con el apoyo de los de Pablo Iglesias sin entrar en el ejecutivo, y, lo que es más importante, haciendo oídos sordos a las reclamaciones del govern de ERC y Junts per Catalunya presidido por Quim Torra.
Tras tres comicios en tres años y medio, “España necesita un periodo de estabilidad”, clama Pedro Sánchez. Es decir, una legislatura que se agote hasta el final. Unos resultados que propicien el escenario de una alianza con Podemos permitirían al presidente aspirar a ello.
4. El PSOE solo suma contando con los independentistas
El espantajo más agitado en campaña por PP y Cs ha sido el del riesgo de un gobierno Frankenstein (¿o era Fronkonstin?), recuperando una expresión que acuñó el antecesor de Sánchez al frente del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, para descartar tras las elecciones de 2016 un posible acuerdo entre socialistas, Podemos, los nacionalistas vascos y el independentismo catalán. Es decir, precisamente el pacto que dos años después permitió que prosperara la moción de censura con la que Sánchez descabalgó a Mariano Rajoy de la Moncloa. Y es un temor que también albergan en las propias filas socialistas.
Por si acaso, ERC ya ha dejado claro que de entrada está dispuesta a facilitar la investidura de Sánchez, mientras Junts per Catalunya advierte que a la hora de pedir sus votos, la autodeterminación sigue siendo una “línea roja”, pero no precisa dónde la trazaría llegado el caso. Sea como fuere, Sánchez tendría dos opciones. La primera seguir como hasta ahora, aunque probablemente con bastantes más diputados que los 84 con los que ha contado esta legislatura. Es decir, trampeando a base de negociar los apoyos casi propuesta a propuesta y penar en el Congreso cada vez que sus socios puntuales quieran apretarle las clavijas. Y, la segunda, una repetición electoral.