Caballero pide tiempo tras otro fracaso del PSOE en Galicia
Los errores de la campaña y el Covid-19 acaban con el impulso del PSOE en las generales y lo relegan a tercera fuerza en el Parlamento gallego
De los 460.000 votos que cosechó el PSOE en las últimas elecciones generales en Galicia fue capaz de retener poco más de la mitad en las autonómicas celebradas ocho meses después. La candidatura liderada por Gonzalo Caballero logró sumar un escaño a los 14 que consiguió Xoaquín Fernández Leiceaga hace cuatro años al conseguir acaparar más porcentaje de votos pese a sumar casi 4.000 papeletas menos.
El PSdeG no sale de la atonía en la que cayó tras el Gobierno bipartito que lideró Emilio Pérez Touriño, quien alcanzó la Xunta después de perder el liderazgo de la oposición frente al BNG. A Caballero le ha pasado lo mismo. Se ha quedado a cuatro diputados de la formación que lidera Ana Pontón, ha sido tercera fuerza en las cuatro provincias y solo consiguió ser segundo en una ciudad, Vigo.
Fracaso en el centro y fracaso en la izquierda
Los socialistas han sido incapaces de competir con el PP por el voto más centrado y no han pescado nada en la debacle de Podemos, que pasó de tener 14 diputados a quedar fuera del Parlamento. La lectura positiva de este lance es que la presencia de solo tres partidos en la Cámara dará más visibilidad a Gonzalo Caballero, que en la valoración de resultados dio por hecho que mantenía el apoyo de la militancia para seguir liderando el partido.
El secretario xeral de los socialistas gallegos incluso se justificó argumentando que Alberto Núñez Feijóo o Ana Pontón llevan mucho tiempo en el Parlamento gallego, mientras que él solo estuvo diez meses. A pesar de ello, dijo, cuajó una campaña “digna, responsable y con proyecto de Gobierno”, consiguiendo “subir un punto y medio” en porcentaje de voto sobre los resultados de hace cuatro años.
Tres claves de la derrota
A pesar de los elementos positivos que encontró Caballero, la caída a la tercera fuerza del PSdeG muestra que el efecto Pedro Sánchez está agotado en Galicia. La erosión del Gobierno central por la gestión del coronavirus, por un lado, y una campaña anclada en el discurso de Ferraz, pero sin un relato propio para Galicia, por otro, perjudicaron la movilización del electorado socialista.
Caballero cometió errores importantes, como sumarse tarde a la petición de que se aplazaran los comicios de abril para luego pedir que se suspendieran los de julio cuando lo peor, aparentemente, ha pasado. Como reconoció la noche de las elecciones, el partido estaba muy “movilizado” para la primera cita, pero no fue capaz de reactivarse al mismo nivel en julio.
Tampoco ayudó al candidato socialista la crisis industrial que atraviesa Galicia y la solución que esperan Alu Ibérica y Alcoa en las factorías de A Coruña y Lugo, a las que el Gobierno prometió hace más de un año precios energéticos competitivos sin que se concretara desde entonces medida alguna.