Así espiaron a Jorge Fernández Díaz
La filtración de las conversaciones del ministro del Interior con el director de la Oficina Antifraude de Cataluña estaría relacionada con la guerra intestina en la cúpula de la policía
La grabación de las conversaciones entre Jorge Fernández Díaz y Daniel de Alfonso es un «trabajo de calidad», realizado por profesionales, probablemente de los servicios de seguridad del Estado o, quizá, con su supuesta colaboración, según diversas fuentes policiales. Éstas aventuran que cualquiera de los dos interlocutores podía ser el «vector» para gravar las conversaciones, aunque ninguno de ellos supieran que lo que estaban hablando quedaba registrado.
En declaraciones a Economía Digital, un ex alto cargo policial apunta, como hipótesis, que las grabaciones estarían relacionadas con la guerra intestina en la cúpula del Cuerpo Nacional de Policía (CNP). Se trataría de una vendetta, contra el ministro del Interior y algunos de sus hombres de confianza, aunque el principal perjudicado sea Mariano Rajoy.
De confirmarse esta hipótesis, Fernández Díaz tendría el enemigo en casa y sería un enemigo con acceso a sofisticados medios de espionaje. Las fuentes consultadas indican que no es necesario recurrir al viejo truco del micrófono escondido dentro de un florero, como en la célebre comida en el restaurante La Carmarga entre Alicia Sánchez Camacho y Vicky Álvarez, la ex amante de Jordi Pujol Ferrusola.
Solo hace falta que uno de los interlocutores lleve un teléfono, al cual instalan una aplicación que permite usarlo en remoto como micrófono, incluso sin que lo sepa o se dé cuenta su usuario. Este mismo sistema se aplicó contra Marcelino Martín Blas, ex comisario en jefe de asuntos internos del CNP, cesado de este cargo hace un año.
Guerras policiales
Martín Blas mantenía un enfrentamiento con el comisario José Manuel Villarejo, de su misma unidad, y con Eugenio Pino, director ajunto operativo (DAO) del CPN, y con el director de investigaciones, José Ángel Fuentes Gago, al que aluden Fernández Díaz y Daniel de Alfonso en sus conversaciones.
En una de las piezas separadas del procedimiento contra el pequeño Nicolás, se hace referencia a la instalación de una aplicación dañina en el teléfono de Martín Blas, que se encargó de aquella investigación. Un periodista bien conectado con altos cargos del ministerio figura como investigado por el pinchazo del teléfono del entonces responsable de asuntos internos.
En esta pieza separada, que se sigue en el juzgado de instrucción número 2 de Madrid, se investiga por presuntos delitos de revelación de secretos y contra la administración de justicia a diversos policías –entre ellos Pino, Gago y Villarejo– así como un grupo de periodistas.
Los sindicatos policiales piden la dimisión
Fuentes policiales se refieren a la cúpula de Interior como «un nido de víboras». Lo que está claro es que los hombres de confianza del ministro han sido incapaces de evitar que se grabaran sus conversaciones. El Sindicato Unificado de Policía (SUP), mayoritario en el CNP, y la Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC) han exigido la destitución inmediata del ministro por su «presunta implicación en una conspiración contra partidos catalanes independentistas«.