Así diseñó Núñez Feijóo el asalto a la presidencia del PP
El marcaje entre Cospedal y Sáenz de Santamaría hace bueno el silencio de Feijóo, colocado como favorito de la dirección para evitar una guerra interna
Entre el lunes y el martes Alberto Núñez Feijóo comunicará al PP de Galicia si opta a relevar a Mariano Rajoy y ponerse al frente del partido, algo que se daba prácticamente por hecho hace una semana, hasta que las dudas del presidente de la Xunta comenzaron a poner de los nervios a la dirección de Génova y a los populares gallegos.
En ninguno de los dos frentes las cosas le salieron a Feijóo a pedir de boca, pero, llegado el momento decisivo, la dirección confía en que dé el paso para evitar una batalla entre Dolores de Cospedal y Soraya Sáenz de Santamaría de imprevisibles fracturas internas. No está claro que el líder de los populares gallegos sea el mejor candidato, pero es uno de los buenos y la solución más pragmática.
La ambición de Madrid
Lleva tiempo preparándose para el salto. Al menos cinco años, explica un exdirigente del PP gallego, de asistir a actos en todas las latitudes, hacerse fotos con los líderes del partido y atender a los medios de comunicación nacionales. Los procesos internos de la formación, a pesar del último cambio estatutario que se aplicará por primera vez en este congreso a nivel estatal, mantienen como piedra angular a los compromisarios, que están controlados en su mayor parte por los aparatos provinciales. De ahí que sea imprescindible hacer kilómetros y ganar apoyos para librar estas batallas.
En el PP gallego siempre se atribuyó a Feijóo la ambición “legítima” de llegar a Madrid, pero ahora reconocen la obviedad de que el tiempo pasa y las situaciones cambian. Tanto para el presidente de la Xunta, padre de un niño que cumplió en febrero su primer año, como para el partido, que por primera vez tiene un rival que le disputa los votos en el lado derecho del tablero.
El trabajo en dos frentes
Desde el adiós de Mariano Rajoy, Feijóo mantuvo dos líneas de actuación, más allá del silencio. Las llamadas para sondear apoyos tuvieron una suerte dispar, con buenas palabras pero pocos compromisos, y alguna respuesta hostil. Un escenario tan abierto, con varios pesos pesados que no descartaban postularse, retraía a los líderes territoriales a la hora de comprometerse con un candidato, interpretan en el partido.
Por otro, la comunicación insistente con Génova, donde Fernando Martínez Maíllo, coordinador general, ejerció de fontanero para tratar de hilvanar una candidatura única que ya no será posible, tras los anuncios de José Ramón García y de García Margallo de que optarán a la presidencia.
La difícil integración
Poco le importan a la dirección estas candidaturas, aparentemente sin fuerza para ganar el congreso. Pero entre los pesos pesados se vislumbra difícil la integración. Dolores de Cospedal, por más que pueda apoyar a Feijóo para taponar a Sáenz de Santamaría, tiene difícil ganar un espacio en un eventual equipo del presidente de la Xunta, que optaría por otros perfiles que propugnen la idea de renovación en el partido, entre los que podrían estar Javier Maroto o Andrea Levy, según las fuentes consultadas. Las próximas elecciones europeas se antojan una importante moneda de cambio para equilibrar apoyos.
Por su parte, Sáenz de Santamaría, más joven que Feijóo, puede optar por esperar a las próximas elecciones en lugar de quemarse en una batalla interna. El presumible crecimiento del PSOE y la presencia de Ciudadanos complican mucho las aspiraciones del PP para recuperar el mandato y podrían propiciar una nueva oportunidad a partir de 2020.
El discurso
No hubo alfombra roja ni aclamación popular, pero Feijóo consiguió que la pelota vuelva a estar en su tejado. Se quedará en la Xunta para cumplir su palabra de acabar mandato y por estima a Galicia; o se marchará a Madrid por ayudar al partido. El relato está construido.
Si decide dar el paso, dejará al vicepresidente del Gobierno gallego, Alfonso Rueda, al frente de San Caetano para acabar la legislatura y se celebrará un congreso autonómico en el que Manuel Baltar, presidente de la Diputación de Ourense, optará a la presidencia de los populares gallegos. El revuelo en las filas del PPdeG quizá sea la nota más negativa para Feijóo en el manejo de la incertidumbre.