Arranca el juicio contra los Franco por las estatuas de la Catedral de Santiago
El Ayuntamiento de Santiago reclama a los Franco las estatuas de Abraham e Isaac en un juicio que arranca este lunes en Madrid
La ofensiva del Concello de Santiago para recuperar las esculturas de Abraham e Isaac que originalmente formaban parte de la fachada situada ante el Pórtico de la Gloria de la Catedral de Santiago cristalizará este lunes en el Juzgado de Instrucción número 41 de Madrid.
Allí se celebrará la vista oral preliminar por la reclamación cursada por el Ayuntamiento compostelano, que reivindica la titularidad de las obras escultóricas actualmente en poder de los herederos del dictador. La vista llega un año después de la admisión a trámite de la reclamación.
Un año para poner en marcha el juicio
Ambas piezas fueron incluidas el pasado año en una exposición dedicada al Mestre Mateo como pertenecientes a una «colección particular». Fue en este momento cuando el Consistorio que lidera Martiño Noriega detectó que la documentación en su poder atribuía al patrimonio público la propiedad e inició las gestiones para exigir la devolución.
Al no obtener respuesta de la familia Franco, el gobierno local decidió el 24 de noviembre interponer una demanda judicial contra la fallecida Carmen Franco, que fue admitida a trámite en diciembre. De forma paralela, la Xunta inició el procedimiento para declarar Bien de Interés Cultural (BIC) estas piezas.
La titularidad municipal de las esculturas
La demanda de Santiago se vio respaldada, poco después del inicio de las acciones, con la localización en el archivo de la Universidad de Santiago del expediente de adquisición de las piezas, así como de la propia escritura notarial, haciendo constar todas las características de las estatuas, de la titularidad municipal.
Según estos documentos, tras su retirada de la Catedral, las esculturas pasaron a manos del Conde de Ximonde en el siglo XVIII, un noble que las vendió al Ayuntamiento de Santiago por 60.000 pesetas en 1948. En el documento de venta existe una reserva «para evitar que desaparezcan del ayuntamiento» –con una multa en caso de que así sea– y se preserve su propiedad «pública, de los vecinos de Santiago», sin posibilidad de venta o cesión.
Pese a ello, las dos esculturas pasaron en algún momento a manos de la familia Franco hace más de medio siglo, aunque no se ha localizado ningún documento de cesión. En un principio estuvieron en el Pazo de Meirás y, posteriormente, fueron depositadas en Casa Cornide, hasta que se tuvo noticias de ellas en la exposición del Mestre Mateo.
Los Franco critican el relato «rocambolesco» del Concello
En el escrito que los Franco presentaron en el juzgado, los siete nietos del dictador alegan que las estatuas fueron «adquiridas» por el «matrimonio» a un «particular, a través de un anticuario» y afirman que el Ayuntamiento de Santiago no ha acreditado que las llegase a tener en su posesión.
Los herederos de Franco niegan el «rocambolesco e increíble relato» del Consistorio, según el cual, dicen los nietos del dictador, «Carmen Polo se encaprichó de las esculturas en los actos de la ofrenda al Apóstol del año 1954 y que el señor alcalde, y como si de una caja de bombones se tratase, ‘complace’ a la esposa del jefe del Estado ‘regalándole’ las figuras». Concretamente, el Consistorio relata el «interés muy insistente» de Carmen Polo al alcalde, «sugiriéndole de forma inequívoca su deseo de poseerlas».
Las estatuas volvieron a saltar a la palestra hace escasas semanas, cuando uno de los herederos, Francisco Franco Martínez-Bordiú, inició los trámites para intentar vender la parte que le corresponde del Pazo de Meirás a su propia empresa, la sociedad Pristina S.L. En la documentación presentada, esta venta incluiría las esculturas de Abraham e Isaac.