«Vuelva usted mañana»
Los líderes de los considerados países avanzados, desarrollados, civilizados y demás apelativos supremos, se comportan y actúan en base a una moral, ética e intereses que resultan aberrantes
La expresión con la que titulo este artículo, por desgracia, se hizo muy popular en nuestro país porque describía cómo funcionaba la administración pública; esto es, el papeleo requerido para todo tipo de gestiones. Caracterizándose mayormente por la desidia detrás de la ventanilla y los continuos quebraderos de cabeza que ello suponía para el perjudicado administrado. Por suerte, inercia, destreza o empeño, este panorama ha cambiado bastante y, aunque sigue habiendo quien confunde e identifica la funcionarización con solo el salario, también ha habido y hay buenos profesionales y, además, se está incorporando poco a poco la administración electrónica.
Pero no voy a tratar el tema burocrático, sino que me valgo de esta expresión popular para traer a colación otros asuntos nefastos y que también responden –o a mí me lo hicieron recordar– a la draconiana relación entre lo público y su gestión institucional u oficial.
En primer lugar me refiero al hecho, ocurrido hace una semana, de que en Malta se haya despachado con «llame en una hora» a las señales de socorro en alta mar de cuatro barcos, con casi 1.000 migrantes, que llevaban dos semanas pidiendo el desembarco en un puerto seguro; sin respuesta alguna por parte de Malta, Italia, España, Francia ni Grecia; además, con el clima empeorando y una barcaza repleta de gente en serio peligro. Pero qué más da; como no son de aquí.
Además, lejos de ser una excepción, resulta que viene siendo la norma, como en el caso aludido de nuestra historia burocrática. Así, la recién estrenada primera ministra italiana –Meloni tenía que ser– ha calificado como «victoria» no atender a otra embarcación de ayuda humanitaria, la Ocean Viking , con 234 migrantes a bordo (55 menores, 43 de ellos no acompañados); lo que parece ser un claro exponente de la manera de aplicar sus declaraciones tras las elecciones: «es la hora de la responsabilidad». Mientras que en el país que ha accedido finalmente a este rescate, Francia, tampoco lo estima como un acto humanitario, sino que está primando en sus declaraciones que no les van a pasar más «muertos» como este.
Es decir, más temprano que tarde, el anterior artículo en el que describía situaciones que eran cobardes, inhumanas, insolidarias y, en definitiva, similares a las bombas de Putin y secuaces en Ucrania; resulta que los líderes de los considerados países avanzados, desarrollados, civilizados y demás apelativos supremos, se comportan y actúan en base a una moral, ética e intereses que resultan también aberrantes («vomitiva» dijo Macron al respecto de la actitud italiana). Con el agravante de que cientos de miles de esos votantes y seguidores de esos políticos también comparten que se deje sin atender, a la deriva o a su suerte a miles de personas desesperadas y cuyas vidas dependen de un hilo, muy pero que muy fino.
También por desgracia e indicando mucho de nuestra especie o, al menos, de una parte considerable de ella, tenemos comportamientos y casos parecidos en EE. UU.; cuando, no contento con el muro, impedir el voto de minorías o atacar directa e indirectamente a la democracia, «Trump oso» incluso hizo separar a niños pequeños de sus padres migrantes; mientras que sus votantes fieles rezan fervorosamente para que su país siga siendo el «apartheid» que lograron tras haber expoliado y aniquilado a sus habitantes originales.
La recién estrenada primera ministra italiana ha calificado como «victoria» no atender a otra embarcación de ayuda humanitaria
Algo parecido a lo que «Bolsomano» ha hecho, en su nefasto periodo de gobierno, entregando la selva amazónica, habitantes incluidos, a las mafias de todo tipo (madereras, mineras, ganaderas, etcétera). O lo mismo que cabe aplicar al mandatario chino Xi Jinping («Pi-Yín» para los amigos), haciéndose eterno en el último congreso del partido único; despachando con otro «vuelva usted nunca» al que había sido su predecesor, Hu Jintao, quien ha visto como lo han quitado de en medio, a él y a su equipo, para tener así el camino (el poder) todavía más despejado.
Es decir, y recordando de nuevo al anterior artículo, hay bastantes muestras de malas acciones, hipócritas y anti todo (diplomacia, ética, moral, humanidad, etcétera). Como cuando se ganan unas elecciones enfrentando la libertad contra las indicaciones sanitarias, es decir, primando sacar partido que ser responsable; aunque ello haya supuesto muertes, que después se esconden o maquillan en las estadísticas. Como ha hecho I.D.A., incitando a tomarse unas cañas en plena pandemia, quizás para que la gente saliese y tuviese que comprar más mascarillas fraudulentas de su hermano.
Pero esas muertes, como las consecuencias de su gestión por falta de atención en el servicio público sanitario que se está cargando, resulta que cuentan con el beneplácito del coro de palmeros que ven en esto, no la repetición del «vuelva usted a protestar, que por un oído me entra y otro me sale», sino la forma de seguir favoreciendo el lucro de los afines; aunque sea a costa de ancianos muertos en geriátricos, servicios sanitarios cerrados o privatizados y profesionales sanitarios marchándose al extranjero ante la situación caótica, insultante y despótica en la que tienen que llevar a cabo su trabajo. Aunque no hace falta irse lejos para encontrar políticas públicas similares, ya que en Galicia se ha reducido un 20% el presupuesto de los centros de salud desde 2009.
En esta misma línea, un posible apunte para el gobierno de «Abuso» es el de poder derivar a los enfermos y ancianos a otras comunidades donde no gobiernen, fletando autobuses; como están haciendo estados republicanos en EE. UU. con indigentes y emigrantes enviados a estados demócratas. Eso sí que es Solidaridad con mayúsculas; en exclusiva para ellos mismos, claro, ¡como debe ser!
Cualquier barrabasada con tal de ser «el» o «la» centro de atención; incluso parece que compiten a ver si igualan al expresidente de las 30.000 mentiras. ¡¡¡Viva el ego!!!, que es lo que parece que les va a muchos y a todos estos personajes en general; con el añadido de que ¡a los demás, que les zurzan!, o que les tiren bombas, o que se ahoguen, o que se curen en Lourdes, ¡qué más da!
Y si alguien tiene algo que decir, que «vuelva otro día»; como cuando la administración franquista, ya que el administrado es también lo de menos. Quizás en base a ese mismo espíritu o idiosincrasia quieren perpetuar a Millán-Astray en el callejero, con estatua incluida; mientras les sigue pareciendo un revisionismo atroz y boicotean continuamente encontrar los restos de miles de inocentes asesinados en y por la gloriosa dictadura.
Eso sí que es gestión pública, (im)púdica y púbica a la vez, con dos ….; y ¡que administren otros!, parafraseando la lamentable frase del fundador de la Legión, golpista, fascista convencido, admirador de Hitler, seguidor de Mussolini y amigo leal a Franco. Es como si en Berlín le dedicasen una calle y una estatua a Hermann Göring, la segunda figura del apocalíptico «Tercer Reich»; amparándose en que fue el fundador de la policía secreta (Gestapo) o artífice de la Luftwaffe, hoy fuerza aérea alemana.
La diferencia es que, mientras a ese señor alemán un tribunal internacional le juzgó y condenó como criminal de guerra, aquí a ese tipo de gente le seguimos dedicando calles y estatuas, para que siga el ejemplo; esto es, otro de (in)competencia institucional, por encima, en contra o a costa de los administrados, que es lo propio (más bien de lo que se apropian).