Treinta y tres años después

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Treinta y tres años después de la entrada en vigor de la Ley del uso del gallego como lengua oficial de las entidades locales, en el Ayuntamiento de A Coruña acabamos de aprobar la ordenanza para el uso de la lengua gallega, poniendo así fin a una anomalía histórica. Somos la última de las grandes ciudades gallegas en dar este paso, Vigo y Santiago aprobaron sus ordenanzas en 1988, Ferrol en el 97, Ourense en el 98, Pontevedra en el 2004 y Lugo en el 2012.

La ciudad que se reivindica como faro de Galicia tiene que estar a la altura del papel que ocupa en la comunidad y contribuir a la normalización del gallego dando ejemplo en su defensa y en la normalización de su uso. Y eso es lo que acabamos de hacer, sin ningún tipo de trauma, normalizando lo que ya tenía que estar hecho hace tiempo.

Las lenguas son para entenderse, no para confrontar, y en ese sentido defiendo y defenderé siempre la inmensa riqueza que supone para los gallegos y las gallegas disponer de dos lenguas en las que poder expresarse y entenderse, sabedores de la necesidad de proteger e impulsar el uso del gallego como el elemento más relevante de nuestra cultura.

La Galicia del 2030 no puede construirse sin contar con la ciudad de A Coruña, y viceversa: somos vanguardia y tenemos que adecuar nuestras decisiones a lo que somos, que es lo que luce en las palabras que presiden el frontal de nuestro Palacio Municipal: “Cabeza, Guardia y Llave, Fuerza y Antemural del Reino de Galicia”.

Como cabeza, guardia y llave, no podíamos seguir retrasando una deuda pendiente con la normalización de nuestra lengua. El Ayuntamiento de A Coruña debe contribuir a la normalización del gallego, por lo que creo que una ordenanza como la que aprobamos, que nada impone y que a nadie excluye, sigue siendo necesaria para contribuir a poner en valor a lengua propia, el elemento más relevante de una cultura, la gallega, que por distintos avatares históricos fue enterrada durante siglos y que hoy necesita aún de nuestro apoyo y cuidado para garantizar su supervivencia. Lo que realmente deseamos es que, más pronto que tarde, el gallego no necesite de ordenanzas ni de apoyos legales para fomentar su uso.

A Coruña, capital del Rexurdimento

El 2 de julio de este año se cumplirá un aniversario muy especial. Ese mismo día, 160 años atrás, se celebraron en un teatro municipal, el Teatro Rosalía (que entonces era el Principal), los Juegos Florales de Galicia. Aquella cita, organizada por Juana de Vega y Benito Vicetto, supuso un hito en el impulso al Rexurdimento. Entre los premiados, el outiense Francisco Añón, con su poema en gallego “A Galicia”.

Las obras de los participantes, entre ellos Eduardo Pondal y Rosalía de Castro, serían publicadas al año siguiente en el llamado Álbum de la Caridad, obra esencial para entender el impulso que recibió el Rexurdimento, que tuvo en esta ciudad su principal capital. Considero que la puesta en marcha de esta ordenanza es un digno homenaje a ese aniversario y es también una forma de saldar, o de comenzar a saldar, una deuda con el movimiento que permitió la revitalización de nuestra cultura y que nos configuró como lo que somos hoy: un pueblo con la suerte de tener dos lenguas y dos culturas distintas de las que beber.

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