Qué hacer con los impuestos
La propuesta de Feijóo de rebajar impuestos parece una fórmula para lograr la atención mediática y un guiño a unas clases hegemónicas contrarias a cualquier subida
Tan solo unos días después de ser proclamado presidente del PP, Núñez Feijóo lanzó una propuesta para rebajar la carga fiscal en España en unos 15.000 millones de euros. El movimiento era previsible pues los partidos neoliberales suelen recetar reducción de impuestos ante cualquier coyuntura económica. Para justificarlo, aducen que bajar impuestos no significa necesariamente reducir los ingresos públicos, una afirmación basada en la Curva de Laffer que resulta, cuando menos, controvertida.
Según la Curva de Laffer, una tasa impositiva del 0% implica ingresos públicos cero, al igual que una tasa impositiva del 100%. En el medio, hay una gama de tipos impositivos que aumentan la recaudación hasta un punto máximo a partir del cual ésta comienza a disminuir. Por lo tanto, un aumento en la tasa impositiva promedio no siempre implica una mayor recaudación; si la tasa es demasiado alta, aumentarla aún más restringiría la actividad y seguramente los ingresos. Pero esto no significa en modo alguno que cualquier descenso implique un aumento de los ingresos; eso solo sucedería si las tasas impositivas fueran altas.
Veamos entonces la posición española en el entorno de la Unión Europea. La presión fiscal en España está 5,8 puntos por debajo de la media de los 28 países que forman la Unión Europea y presenta una diferencia de casi 13 puntos respecto a Francia, país con una mayor capacidad recaudatoria. Por debajo de España encontramos únicamente a Eslovaquia, Estonia, Malta, Letonia, Lituania, Bulgaria, Rumanía e Irlanda. Aplicando la lógica de la Curva de Laffer a los países de la UE (datos EUROSTAT año 2019), tendríamos que reducir impuestos posiblemente en países como Francia, Bélgica o Dinamarca, que presentan la mayor carga fiscal, y subirlos en Irlanda, España o Polonia donde la presión es menor.
Impuestos para qué
España presentó en 2020, año de pandemia, un gasto público del 52,4% sobre el PIB por el 53,1% de los países de la Unión Europea. En los años anteriores, el gasto en España se situaba notablemente por debajo de la media europea: 42,1 por 46,5% en 2019, por ejemplo. En ese mismo año 2019, España alcanzó unos ingresos públicos del 35,4% frente al 41,2% de la UE. Una menor recaudación supone un también un menor gasto, como era de esperar.
La cuestión crítica es entender para qué sirven los impuestos. Diríamos que, en primer lugar, deberían servir para mantener la buena salud de las cuentas públicas, factor clave en la estabilidad de una economía. España tiene una deuda pública del 118%, una cifra que no anima precisamente a bajar los impuestos. Recuérdese que uno de los requisitos de convergencia fijados en Maastricht para la adhesión al Euro era un ratio de endeudamiento del 60% del PIB; estamos en el doble de ese índice.
España resulta ser el país de la UE con mayor nivel de desigualdad, el cual aumentó durante la pandemia
En segundo lugar, los impuestos se utilizan para proporcionar servicios públicos básicos para la seguridad, el bienestar y la convivencia ciudadana. España tiene el quinto gasto en educación más bajo de la UE; en salud gasta el 6,6% del PIB frente al 9,9% de Alemania, el 9,3% de Francia o el 9,2% de Suecia; es el país de la Unión Europea con mayor nivel de desempleo con una cifra que duplica la media. Ante los números anteriores, cabría preguntarse cuáles son, según el nuevo líder de la derecha española, las partidas a las que debería aplicarse la rebaja de 15.000 euros en impuestos.
En tercer lugar, la política fiscal debe procurar la reducción de las desigualdades sociales. En este campo, España resulta ser el país de la UE con mayor nivel de desigualdad, el cual aumentó durante la pandemia. Esta realidad lamentable sugiere, de hecho, la necesidad de rebajar los impuestos a los tramos más reducidos de renta, que además sufren especialmente el aumento de la presión fiscal provocado por la inflación. Pero también implica la necesidad de aumentar los tipos impositivos a las rentas altas y a las empresas más rentables de modo que las cuentas públicas empiecen a compensar el déficit de ingresos que sufren.
En síntesis, la propuesta de Feijóo de rebajar impuestos parece en realidad una fórmula para lograr la atención mediática y un guiño a unas clases hegemónicas tradicionalmente contrarias a cualquier subida de impuestos que erosione sus cuentas de resultados.