¿Pájaros o satélites?
Se ha demostrado que las migraciones del zorzalito rojizo predicen mejor los huracanes que toda nuestra tecnología
Utilizo esta pregunta para llamar la atención sobre la oportunidad y conveniencia, por no decir necesidad, de mejorar el sistema económico actual, y nuestra existencia en general, mediante el intercambio y la reciprocidad con el entorno, en lugar de cómo lo estamos haciendo hasta ahora y que es, mayor y claramente, explotando el planeta para nuestro único interés, a la vez que nos lo estamos cargando.
El caso es que si planteamos qué pronósticos sobre los huracanes en el Atlántico son mejores, si los que hace una determinada especie de pájaro o todo nuestro saber metereológico al respecto, junto con la tecnología, incluidos los satélites, muy posiblemente sonriamos sarcásticamente y demos por obvia la respuesta y ridícula la cuestión. En cambio, según las investigaciones llevadas a cabo por Christopher M. Heckscher, profesor doctor de Entomología y Ecología de la Vida Silvestre, se ha podido demostrar que son más correctas las previsiones efectuadas en base a las migraciones del zorzalito rojizo o rojillo (Catharus fuscescens) que las de todo nuestro conocimiento y medios al respecto.
Desastres como el Katrina podrían haberse anticipado mejor teniendo en cuenta el conocimiento natural sobre los huracanes
Tras veinte años de seguimiento del proceso migratorio de esta especie, que vuela desde Delaware (EE UU) hasta Brasil atravesando el Golfo de México, se ha podido comprobar que resultan más fiables las predicciones realizadas en base al comportamiento de dichas aves. Como en sus migraciones anuales tienen que realizar 6.500 kilómetros de ida y otros tantos de vuelta, también tienen que saber muy bien cómo va a ser la temporada de huracanes para no fracasar en sus largos viajes; comprobándose que adelantan o incluso abandonan la nidificación cuando la temporada de huracanes va a ser mala o, si no, completan bien su proceso de cría y aprovechan más para prolongar su estancia en el norte cuando los huracanes no les van a suponer mayores problemas. Cómo estos pajarillos, de entre 16 a 18 centímetros, saben o detectan esa información climática todavía es un misterio para nosotros.
En concreto y como prueba demostrativa, en 2018 este ornitólogo planteó un reto para evidenciar qué predicciones eran mejores, si las basadas en la migración de esta especie de ave o en la meteorología. Las humanas supusieron que sería un año bueno en cuanto a huracanes, mientras que la temprana migración de los zarzalitos a su cuartel de invierno apuntaba claramente en sentido contrario. Entre junio y agosto de ese año iban ganando nuestras predicciones, pero entre septiembre y noviembre eso cambió, convirtiéndose en el peor año de esa década y el tercero entre todas las temporadas registradas, con quince tormentas con nombre, diez huracanes, dos de ellos de categoría mayor, y un coste en pérdidas de 33.000 millones de dólares. Sin olvidarnos de que no fue un año sino veinte los supervisados en esa investigación y que todas las predicciones efectuadas en base al proceso migratorio del zarzalito fueron correctas.
Por supuesto que no estoy denostando ni minusvalorando nuestro conocimiento o tecnología, pero parece claro que ámbitos y actividades que nos cuestan mucho entender y también recursos, podemos comprenderlos mejor (además, economizando y respetando el entorno) si, en lugar de considerar todo lo que nos rodea como un supermercado a nuestro servicio, cambiásemos de mentalidad y cultura haciendo que las relaciones con nuestro medio fuesen más de cooperación que de explotación unilateral pura y dura. Por ejemplo, y apelando al siempre estimable bolsillo, no hace falta calcular cuántos recursos y todo tipo de gastos son empleados en la comprensión y predicción de estos huracanes mientras que, comparativamente, la simple observación de la migración de una especie de ave resulta que nos facilita información más fiable que la obtenida por nosotros y todos los medios de que disponemos.
Lo que le hemos dado al zarzalito ha sido contaminación, degradación o destrucción de su medio, cuando no caza
Además, y esto también resulta muy significativo en este caso, los zarzalitos anticipan con unos cuatro meses esa información, con lo cual desastres como el Katrina, ocurrido en el 2005 y que causó 1.833 muertos y más de 100 mil casas destruidas, y otros muchos se podían haber previsto mejor teniendo en cuenta este conocimiento natural sobre tales fenómenos climáticos. Solo el coste en vidas ya hace merecer la pena que empecemos a comunicarnos más y mejor con nuestros vecinos planetarios, no para explotarlos como hasta ahora sino para convivir y compartir existencia, pues está claro que nos saldría más rentable o económico y todas las partes saldríamos beneficiadas.
Por lo de ahora, lo que le hemos dado al zarzalito ha sido contaminación, degradación o destrucción de su medio, cuando no caza, poniendo en peligro su supervivencia, como en otros muchos casos; un comportamiento humano con “marca registrada”, que lleva produciendo la extinción de muchas especies y al que no parece que pongamos remedio, como así estima la ONU en un reciente informe en el que cifra la desaparición de más de un millón de especies por nuestra culpa en los próximos treinta años. Está claro que merece muchísimo más la pena que vivamos en simbiosis con nuestros seres vecinos, empezando por comunicarnos con ellos, algo que ya se ha podido demostrar tanto con plantas como con animales. Seguramente nos íbamos a llevar muchas más sorpresas agradables, eficientes y económicas, como esta del zarzalito y otras a las que iré aludiendo en esta columna de opinión.