Nueva dinámica Norte-Sur
Si mantenemos el mismo modelo retocando simplemente algunos aspectos menores del mismo, el planeta Tierra no será habitable
Hace dos semanas, el Financial Times publicaba un artículo titulado, traduzco: “En 50 años, ¿seguirá viviendo alguien en el centro de España?”. Su autor, Simon Kuper, sostenía que España era el país donde mejor se vivía en el mundo, y se preguntaba durante cuánto tiempo podría conservar tal condición teniendo en cuenta los efectos “particularmente devastadores” del cambio climático que los modelos preveían para la península ibérica.
Kuper muestra su perplejidad por la aparente indiferencia del país ante lo que debería ser, en su opinión, la “prioridad principal”. Y escribe literalmente (traduzco de nuevo): “Uno pensaría que el clima es la principal prioridad de todo país cálido y seco, pero en realidad los españoles pasan la mayor parte del tiempo discutiendo sobre la unidad nacional”. El artículo expone cómo, a juicio del autor, el Gobierno de Sánchez ha conseguido atemperar los ánimos respecto al tema caliente de Cataluña pero que el problema se recrudecería de nuevo ante un hipotético ejecutivo de PP más Vox.
Algunas partes de España están en su momento más seco en un milenio
Tras repasar someramente la evolución del país en las últimas décadas, el artículo del Financial Times pone de manifiesto las diferencias entre “las 2 Españas”, es decir, entre la habitada y la vacía. Y realiza el siguiente pronóstico: “La crisis que se avecina en España es el cambio climático”. Algunas partes de España están en su momento más seco en un milenio. Escribo esto junto a un ventilador eléctrico en Madrid, donde las temperaturas han superado los 35ºC durante semanas. En algunas regiones se superan los 40ºC, lo cual las convierte en inhabitables. Los campos agrietados y estériles que se ven parecen norteafricanos. La vendimia en Jerez comenzó el 28 de julio, la fecha más temprana de la historia. La desertización afecta ya a una quinta parte de las tierras españolas. La agricultura con riego ilimitado no es una estrategia a largo plazo. La milenaria agricultura ibérica puede estar desapareciendo. Y sospecho que el turismo se desplazará gradualmente de la sobrecargada costa sur de España al fresco norte, ya que el calor del verano pasa de ser una atracción a una amenaza.”
Me temo que Simon Kuper peca de optimista. El “fresco norte” solo puede ser una alternativa, o simplemente un lugar habitable, si adopta cuanto antes una estrategia opuesta a la que ha venido aplicando. De otra forma, la desertización llegará antes o después. España –el norte y el sur– ha de ser la punta de lanza de un cambio de modelo productivo radical y las soluciones que se plantean a día de hoy se concentran en el aire acondicionado y la corbata. Hay que gritarlo alto y claro: si mantenemos el mismo modelo retocando simplemente algunos aspectos menores del mismo, el planeta Tierra no será habitable. En un principio, serán las zonas más secas, pero en poco tiempo, la falta de agua afectará a cualquier región. Galicia ya ha tenido que aplicar duras medidas para restringir el consumo de agua en no pocas comarcas.
La amenaza sobre la vida en el planeta es cierta y ya notoria
Es preciso empezar a pensar de manera rupturista a fin de conseguir identificar las soluciones que nos permitan mantener el bienestar y la salud. Hay que pensar en modo “transformación” y no en simple “gestión” porque precisamos estrategias audaces y radicales. Necesitamos contestar a preguntas como estas:
- ¿Qué ocurriría si la industria de la confección pasa a producir únicamente para reponer las prendas inservibles?
- ¿Qué ocurriría si la industria de la automoción deja de fabricar coches con motores de combustión?
- ¿Qué ocurriría si se cierran las fábricas que exigen alto consumo de agua, como por ejemplo, la insostenible factoría de ENCE en la ría de Pontevedra?
- ¿Qué ocurriría si se apuesta decididamente por la generación de energía distribuida –descentralizada– a partir de fuentes renovables de modo que se acerquen los centros de producción y de consumo?
- ¿Qué ocurriría si se limitan los desplazamientos entre el hogar y el lugar de trabajo a los mínimos indispensables y se habilita servicio público de transporte de fuentes eléctricas como único medio disponible?
- ¿Qué ocurriría si se apuesta por la bicicleta –eléctrica– como medio de transporte preferente en cortos trayectos?
- ¿Qué ocurriría si se multiplica por n el presupuesto de I+D+i dedicado a la energía solar para convertirla en la fuente preferente del panel energético?
- ¿Qué ocurriría si se lanzan ambiciosos proyectos de desalinización del agua del mar?
- ¿Qué ocurriría si se abren sólidas líneas de apoyo para la recuperación de cultivos abandonados con el objetivo de reducir drásticamente la dependencia de grandes productores foráneos?
- ¿Qué ocurriría si se diseña un plan a gran escala para la implantación de agricultura regenerativa en el conjunto del territorio?
- ¿Qué ocurriría si se reduce drásticamente la sobreexplotación de los ríos como es el caso de Galicia ante la proliferación indiscriminada de aprovechamientos hidroeléctricos?
- ¿Qué ocurriría si se lanza un proyecto de recuperación de acuíferos y para ello se erradican las especies arbóreas de alto consumo de agua como es el eucalipto?
- ¿Qué ocurriría si se realiza una planificación disruptiva que entienda los sectores agrario y forestal como un todo integrado en el cual aplicar una política de cuidado escrupuloso del medio, preferencia hacia productos de consumo humano y diseño dirigido a la reducción de incendios devastadores?
Si se aplican las estrategias implícitas en las preguntas anteriores, se alteraría radicalmente el panorama productivo, con algunas grandes empresas que se verían afectadas de manera muy importante, algo que ocurrirá inexorablemente antes o después. Porque la amenaza sobre la vida en el planeta es cierta y ya notoria. Esas grandes industrias que juegan sus bazas para no alterar el statu quo actual, serán víctimas del cambio climático igual que el resto de la sociedad. Los gobernantes deben reformular completamente sus prioridades para garantizar la sostenibilidad del sistema humano. Y el mundo empresarial y productivo debe asumir la necesidad del cambio y reformular también sus objetivos para no impedir la implantación del nuevo modelo resultante.