Las ganas de más de Feijóo

Si Feijóo tiene ganas de más y no piensa discursear al partido antes de cuatro años es que no haría falta congreso extraordinario para elegir “otro” candidato a la Xunta

Feijóo

Imagen de Alberto Núñez Feijóo durante el XVII Congreso del PPdeG en el que ha sellado su reelección al frente del partido para un quinto mandato

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Cuentan las crónicas que, en el reciente congreso del PP de Galicia, Alberto Feijóo dijo aquello de “estoy aquí porque tengo ganas de más” y que, en un momento de su largo discurso, se justificó arguyendo que no iba a pronunciar uno similar hasta dentro de cuatro años (siguiente congreso, se supone).

Son muy del estilo del presidente gallego ese tipo de insinuaciones y ambigüedades sobre su futuro político. Muchos lo ven como una demostración de prudencia, entre otras cosas porque lo que interesa de ese futuro es si repetirá como candidato a la Xunta, algo que, ciertamente, aún queda demasiado lejos (2024).

Sin duda, el PP de Galicia ha vuelto a hacer una demostración de fuerza y unidad bajo el liderazgo prolongado y rotundo de Feijóo. La singularidad ourensana parece encauzada (a costa de que el baltarismo imponga su juego) y quedan atrás las viejas disquisiciones entre boinas y birretes, entre un PP de raíces rurales y más galleguista y un PP urbano más señorito y más alineado con Madrid (pese a ciertas apariencias).

El PP no gobierna en ninguna de las ciudades y, para más inri, sus votos sirven para mantener en Ourense al inclasificable alcalde que sufren en la ciudad

Sin embargo, mientras bate una y otra vez a la izquierda en las urnas autonómicas y mima su buena imagen en España, a Feijóo se le atragantan las elecciones municipales. En especial, en las grandes ciudades y en las diputaciones. El PP no gobierna en ninguna de las ciudades y, para más inri, sus votos sirven para mantener en Ourense al inclasificable alcalde que sufren en la ciudad. Lo mismo sucede con las diputaciones, otrora palanca clave en el control del rural conservador y ahora en manos socialistas, a excepción de la de Baltar/Ourense.

En el haber de Feijóo hay que anotar que la fortaleza del PP gallego ha impedido que crecieran a su alrededor Ciudadanos o Vox, vapuleados sin contemplaciones en las autonómicas de 2020 y, por tanto, ejemplo y envidia para el PP del otro lado de A Canda y Pedrafita.

Si Feijoo tiene ganas de más y no piensa discursear al partido antes de cuatro años es que no haría falta congreso extraordinario para elegir “otro” candidato a la Xunta. La idea enardece a su entregada militancia (98% de votos en el congreso), ilusiona a los poderes económicos y agrada mucho a los mediáticos.

Los socialistas habrán de decidir si los sigue liderando su debilitado secretario general, Gonzalo Caballero, y cómo recuperan protagonismo

En cambio, inyecta una monodosis de angustia a las trincheras socialistas y nacionalistas. Un Feijóo nuevamente candidato sería, probablemente, un Feijóo nuevamente presidente, porque la realidad es que no da muestras de cansancio ni de desgaste.

El BNG articulado alrededor de Ana Pontón parece engrasado para tan difícil batalla, pero la izquierda nunca llega al poder si no suman sus dos grandes fuerzas. Y lo del PSOE gallego resulta más complejo. Tendrá un otoño interno caliente, porque los socialistas habrán de decidir si los sigue liderando su debilitado secretario general, Gonzalo Caballero, y cómo recuperan protagonismo y fuerza entre el electorado progresista. En la actualidad, el PSOE gallego es, no se olvide, la tercera fuerza política, con 60.000 votos menos que el Bloque en las autonómicas del año pasado.

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