Inspiración

Si nuestra curiosidad ha sido uno de los principales motores vitales que nos ha traído hasta aquí, la exploración espacial está claro que puede ser un caladero o mina inagotable a la hora de alimentar y saciar esta característica humana tan prodigiosa

Lanzamiento del SpaceX Crew-2 de la NASA. EFE/EPA/CRISTOBAL HERRERA-ULASHKEVICH

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De un tiempo a esta parte, el enfoque más común o aceptado para nuestro desarrollo, especialmente en el mundo económico y empresarial, suele hacer referencia y describirse mediante la fórmula y siglas I+D+i, correspondientes respectivamente a los términos Investigación, Desarrollo e innovación. De hecho, y aunque es la única que figura en minúscula, últimamente se incide mucho en el gran valor de innovar.

Si bien ya he hecho alusión a ello en esta sección y a que la innovación es uno de los tres criterios básicos, junto a la igualdad y la confianza (esta sin segundas oportunidades), que postulo también en mi libro premiado y ya referenciado aquí de la Guía existencial; puede que, como todo, se pueda mejorar o, incluso, haya algo que supere a que hagamos cosas nuevas para nuestro progreso. Me refiero al concepto de inspiración y, más en concreto, a su significado de servir como ejemplo, modelo, acicate o estímulo, pues pienso que a nivel social y cultural nos hace falta, máxime en estos momentos, incluso o quizás más que las novedades.

Al menos eso es lo que entresaco como conclusión al saber y conocer que se va a llevar a cabo el primer vuelo de ciudadanos al espacio; el cual está programado para lanzarse este 16 de septiembre de 2021 y cuya denominación es, precisamente, Inspiration4. Esto es algo histórico, pues amplía el acceso al espacio exterior, hasta ahora restringido al ámbito militar o aeroespacial y ahora también abierto al ámbito civil. Aunque está pasando desapercibido, resulta un hito importantísimo de nuestra existencia, precisamente jalonada por la exploración y las correspondientes “conquistas”, como han sido la famosa del oeste norteamericano, o cuando el “descubrimiento” de América, o el acceso a cualquier rincón del planeta, desde las cumbres más altas a los fondos abisales. Como tantos autores han señalado y la experiencia así lo corrobora, si nuestra curiosidad ha sido uno de los principales motores vitales que nos ha traído hasta aquí, la exploración espacial está claro que puede ser un caladero o mina inagotable a la hora de alimentar y saciar esta característica humana tan prodigiosa.

«Con el viaje espacial estamos ampliando posibilidades a nuestra existencia y desarrollo como especie»

Pero, sobre todo, esto supone un hecho inspirador, porque abre para todos nuevos y posibles horizontes, metas, tareas, campos de actuación, así como otros ámbitos para explorar, trabajar, conocer o ilusionar, nada más y nada menos que más allá de nuestro planeta. Es decir, con este viaje espacial (de tres días de duración, alrededor de la Tierra y en una órbita a 450 kilómetros de distancia, más que la actual estación espacial), el marco de actuación para cualquiera de nosotros se hace inmenso. Y esto es mucho, es algo inconmensurable, pues con ello estamos ampliando posibilidades a nuestra existencia y desarrollo como especie.

Además, se ha hecho de tal forma que hasta me ha parecido muy correcta la justificación con la que el propio Elon Musk, dueño de la agencia SpaceX que lleva a cabo este proyecto, contrapone lo adecuado de tales empresas en relación o comparación a los problemas acuciantes que tenemos. Su argumento valdría para rebatir a estas voces y formas de pensar, pues él mismo reconoce que el 99% de nuestros recursos deben servir para solucionar nuestros entuertos, pero que tampoco deberíamos renunciar a ese otro 1% para poder llevar a cabo este tipo de acciones, repito que inspiradoras y que también hacen falta o son necesarias. Por mi parte y al respecto, pienso que deberíamos reconocer que precisamente los problemas -mayoritariamente producto de nuestras acciones– nos privan o están impidiendo que nos dediquemos a asuntos mucho más loables y a otros menesteres mejores, como el aquí aludido.

Ahondando en la cuestión del gasto, por ejemplo, también el acelerador de partículas CERN ha sido objeto de este tipo de críticas. Pero lo que no suele saberse o se ignora es que este complejo para la investigación, en el que ya han trabajado más de 10.000 científicos, ha tenido un coste similar al de un portaaviones moderno, unos 10.000 millones de euros. Mientras que, y a diferencia, entre los beneficios que ya ha proporcionado a la humanidad están los instrumentos clínicos como el PET o la resonancia magnética, terapias para el cáncer o nada menos el descubrimiento y confirmación del bosón de Higgs, la llamada “partícula de Dios” y que demuestra cómo se crea la materia. Esto es algo que tampoco parece que nos da de comer, pero que ha sido una de las cuestiones fundamentales o pilares de las religiones, que tampoco nos mantienen pero que, sin embargo, a las que durante siglos les hemos dado vigencia y un papel importantísimo en nuestra existencia y devenir.

Y de las misiones espaciales no debería hacer falta decir que gracias a las mismas nos estamos comunicando en estos momentos (hoy en día prácticamente toda la comunicación es vía satélites), o que múltiples experimentos y pruebas de investigaciones se han podido llevar a cabo en el espacio, así como crear materiales nuevos, o el cúmulo de conocimientos que nos está aportando su estudio, o todo tipo de intereses que despierta, desde estratégicos a económicos, como ocurre actualmente con la misión china en la cara oculta de la Luna y el Helio-3, una posible fuente energética denominada ya como el “oro lunar”, así como la existencia de planes para explotar todo tipo de materiales de los asteroides, etcétera.

«Ha sido seleccionada una chica que tuvo sarcoma o cáncer de huesos en su adolescencia y que lo ha curado, en gran parte, gracias a su espíritu de superación»

Recordando además que, por ejemplo y ya que es un país de referencia en esto, mientras que el presupuesto anual que recibe la NASA es del 0,5% del gasto público total estadounidense, el capítulo militar supone en torno al 10%, es decir, veinte veces más. Siendo la pregunta obvia, ¿qué inspira más y mejor, qué ámbito es el más interesante, el más fructífero, el que más nos hace mejorar: el de la exploración y la investigación o el militar y mal interpretada defensa (debido a la consiguiente tragedia humana de que principalmente es para defendernos de nosotros mismos, con las sabidas consecuencias)?

Volviendo al hito de nuestra especie que está a punto de producirse, resulta que otro acicate y aspecto a valorar de la misión Inspiration4 es que, para determinar quiénes van a bordo, los criterios y valores a los que han recurrido no han sido los que nuestra cultura acostumbra, como el dinero, la fama, la belleza o cualquier otro por el estilo. Además de las diferencias de distancia y tiempo, la reciente experiencia del dueño de Amazon, Jeff Bezos, y sus amigos es, precisamente, que han probado estar un rato fuera de la Tierra aquellos que han podido pagárselo, pero en esta ocasión irán cuatro personas como podríamos ser cualquiera de nosotros (con más posibilidades si fuésemos norteamericanos).

Así, algo también ejemplar de este proyecto es el hecho de que los cuatro asientos o plazas pretenden ensalzar, hacer honor, rendir homenaje y también servir de inspiración de los valores de liderazgo, esperanza, generosidad y prosperidad, esta última enfocada desde, como no, la innovación. Para mí, en concreto merece destacarse el caso que representa la esperanza, pues ha sido seleccionada una chica que tuvo sarcoma o cáncer de huesos en su adolescencia y que lo ha curado, en gran parte, gracias a su espíritu de superación; por no hablar de cómo la generosidad va al espacio en forma de persona que participó en la recaudación de fondos contra el cáncer, entrando así en un sorteo del que resultó finalmente y de carambola agraciado.

Si todo esto no nos inspira, si no nos da ánimos, fuerzas, motivos e ilusiones vitales y existenciales para llevar a cabo nuestro devenir como especie, entonces es que no vamos o no estamos bien. Es más, pienso que deberíamos producir sobre todo hechos y noticias como esta; pero, en cambio, mientras un hito histórico de nuestra especie como el que estamos a punto de llevar a cabo casi está pasando desapercibido, nuestro mundo interno y acaparador (el patio de colegio en el que estamos inmersos) sigue abarrotado de cuestiones como la última de Afganistán, donde además de 150.000 muertos en 40 años de guerras (la mayoría civiles y 102 efectivos españoles), se han gastado cantidades de dinero como los casi 4.000 millones de euros de nuestro erario público (este año el presupuesto del Ministerio de Ciencia e Innovación es de 3.232 millones, y eso gracias a un incremento de casi el 60%), o los 88.000 millones de dólares (como ocho CERN) invertidos en apoyar una seguridad fracasada en este país.

Thomas Alva Edison, uno de los mayores inventores, dijo que la genialidad consistía en 1% de inspiración y un 99% de transpiración. Algo que me vale para diversificar entre inspiración a nivel individual, quizás más conocida (antiguamente atribuida a las musas), e inspiración a escala colectiva, que es a la que me estoy refiriendo y que se puede equipar o traducir como ejemplo social y cultural; algo que por desgracia escasea o hay pocos válidos en estos momentos y, por tanto, nos hacen mucha falta. Como el que he referido, por su ejemplaridad y porque va a ocurrir estos días. A ver si así, llamando nuestra atención con este tipo de logros, vamos restando protagonismo a los problemas internos, ilógicos, improductivos, agónicos, desmotivadores, nada inspiradores y, lo que aún es peor, que en su mayoría son creados por nosotros mismos. Como fácilmente se deduce, por poco que ampliemos los exiguos porcentajes actuales presupuestarios de la ciencia y la exploración y nos dediquemos más a ello, no es que “nos salimos del mapa”, como se suele decir, es que literalmente ya lo estamos haciendo.

Lo cual aprovecho para, en este mismo sentido y precisamente, recordar mi aportación sobre la capacidad de ideación como nuestra seña de identidad evolutiva y esencia característica y definitoria como especie, algo que reivindico en mi libro Animal de Realidades o en el artículo también galardonado “Redefinirnos”. Más que para hacer propaganda, cito mis propias referencias porque también pienso que son inspiradoras, o eso pretendo, como en mis ensayos y artículos, como los de esta sección.

P.D. Recuerdo que del 20 al 27 de este mes de septiembre será la Semana Global por el Futuro, con la Huelga o Movilización Mundial por el Clima del día 24 como evento principal, organizada por Fridays For Future, que son mayoritariamente jóvenes y que, siguiendo el ejemplo también inspirador de Greta Thunberg, emplean los viernes para protestar y llamar la atención sobre nuestro futuro en el planeta, en este caso especial, a los representantes de los países que se van a reunir a este respecto en la ONU el día 23.

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