Galicia profunda
Solicitamos al Parlamento Gallego que haga una invitación oficial a la jueza y a su familia para que visiten Galicia, para que nos conozcan mejor, en especial, Muros
Es difícil que dos palabras que, separadas, suscitan siempre una reacción positiva, juntas hayan producido una mayor indignación. Hasta el Parlamento gallego emitió una declaración institucional de “rexeitamento” ante la sentencia de una jueza de Marbella que sitúa a nuestra entrañable villa de Muros “en la Galicia profunda” y “lejos de todo” (pero ¿dónde queda todo?), frente a la malagueña ciudad, “mucho más cosmopolita, con todo tipo de infraestructuras y colegios públicos y privados para poder educar a un niño”. Pues mal, “mal feito”. Nosotros somos un pueblo generoso; lo dice hasta nuestro himno, “os bos e xenerosos”.
Home non!
Cierto es que tenemos que reconocer que somos una tribu compleja, sin duda. Para decir que si, con un mohín, exclamamos “Home non!” y para decir que no, sentenciamos, con un movimiento lateral de cabeza, “Home si!”. Así, claro, es muy difícil que nos entiendan. Inventamos la ironía, pero nunca la llevamos hasta el sarcasmo (“dicho irónico y cruel con que se ridiculiza, humilla o insulta”). Alardes de generosidad son que nuestro mayor empresario sea de León y nuestro banquero, originario de Madrid. Porque lo que importa es el pronombre: nuestro.
Cuando, por discreción, estimamos que no aportamos, nos excusamos con un “nin vou alá, nin fago falta” (Ana, en confianza, ¿de verdad te querías ir?). Nos retrata y define con precisión nuestro dibujante Xaquín Marín cuando en aquella gloriosa viñeta, un gallego, sosteniéndose en un acantilado por una rama mientras lo contempla un león en la cima y lo espera un cocodrilo en el agua, este, sabiendo que, al final, no va a resultar festín para ninguno, emite un “Deixa ver…”.
Y nuestro presidente de la Xunta se parodió a sí mismo protagonizando un video de felicitación navideña con un sosias como el inmenso Luis Zaera. Eso, ¿quién lo hace? Pues un mandatario con unas altas dosis de generosidad y, sobre todo, pudiéndoselo permitir. “Galicia, é moito”.
Llegamos al colmo de la generosidad cuando decidimos condenar solo a una parte de los responsables del fiasco de las cajas de ahorros (“gaiteiro pago, nunca ben toca”)
La última genial ocurrencia gráfica de Dávila nos retrata. Una mujer de nuestro rural, acodada sobre un cartel que enuncia Galicia, increpa: “cal é o contrario de profunda?” y una voz, presumiblemente de jurista, responde “superficial” a lo que la confiada paisana responde irónicamente “non hai mais preguntas, señoría!”. ¡Pero si ya hay hasta camisetas con el emblema “Soy de la Galicia profunda!”. Somos capaces de auto parodiarnos y sacar partido; “todo o que cae na rede é peixe”.
Home si!
Llegamos al colmo de la generosidad cuando decidimos condenar solo a una parte de los responsables del fiasco de las cajas de ahorros (“gaiteiro pago, nunca ben toca”), seguir pagando la luz que producimos (“mexan por nos e hai que dicir que chove”) o vender empresas emblemáticas a precios irrisorios a corporaciones de dudosa práctica profesional (“todo o que reluce non é ouro nin toda a xente errante anda perdida”). Sí, somos como somos, tan livianos en apariencia que nos podemos permitir tener profundidades difícilmente alcanzables; y sin alardes, que no se note. El Camino, nuestro emblema, lo concebimos de manera tan generosa que lo denominamos, patronímicamente, “de Santiago” y no, como lo harían espíritus interesados y cicateros “a Santiago”. Lo nuestro, por desprendidos, para ellos. “Cando será domingo para ir a misa!”.
Entre nuestros plenos más señeros está el haber logrado que un general bajito, con un bigotillo ridículo y de voz aflautada consiguiese gobernar el resto de España durante casi cuarenta años. Ciertamente, algo muy meritorio y a lo que no le damos mayor importancia. “Nunca choveu que non escampara”.
Seamos generosos.
En Galicia, a poco que nos rasques y no muy profundo, nos sale un arado. Somos todos, juntos en la mitad de la escalera, del rural. Es más, si rascas un poco más, seguro que seremos hasta familia; “eche o que hai”.
Solicitamos desde esta modesta tribuna al Parlamento Gallego que haga una invitación oficial y formal a la jueza y a su familia para que visiten Galicia, para que nos conozcan mejor, en especial, Muros. Comprobará su señoría por si misma la generosidad que nos caracteriza. Que Nava (Castro) haga de guía por la señorial Muros y que la jueza dicte después sentencia sobre lo profundo de Galicia. Y que el inmenso Miguel Conde la convierta en uno de sus Gadis personajes. “Malo será!”