El mercado eléctrico futuro
El 14 de marzo la Comisión Europea presentó la propuesta de modificación del mercado eléctrico de la UE con el objetivo de abaratar el precio de la energía eléctrica, evitar variaciones sensibles del precio y posicionarse tecnológicamente en la carrera hacia una economía descarbonizada
Cuando la escalada de precios de la electricidad se hizo permanente, la Comisión Europea, tal y como declaró su presidenta, Ursula von der Leyen, entendió que el problema era el mercado eléctrico y prometió que se iba a efectuar una revisión del mismo.
La primera propuesta partió de España y tenía como objetivos relevantes:
- Potenciar los mercados a largo plazo.
- Hacer más activos en el mercado a las energías renovables, almacenamiento y particulares
Y en concreto:
- Establecer sistema de subastas a precio para la entrada de nuevas renovables.
- Subastas también para las renovables existentes, mediante precios a largo plazo.
- Ambas subastas serían compatibles con la existencia de PPA’s (acuerdos productores y consumidores) y mercado.
- Mantenimiento a corto plazo del mercado marginalista actual.
- Precio regulado para instalaciones nucleares e hidroeléctricas ya amortizadas.
Ha sido muy cuestionado, pero no es el momento ahora de incidir sobre el que ya fue. Ha quedado obsoleta ya que el martes 14 de marzo la Comisión Europea presentó la propuesta de modificación del mercado eléctrico de la Unión Europea.
Los objetivos que propone son: abaratar el precio de la energía eléctrica, evitar variaciones sensibles del precio y, posicionarse tecnológicamente en la carrera hacia una economía descarbonizada. El objetivo ya establecido es que el 70% de la electricidad sea de origen renovable en 2030; porcentaje, en el que la nuclear se considera renovable.
Lo que pretende es que se mantenga el mercado marginalista, pero que éste sea marginal, es decir, con poco volumen de energía eléctrica negociada, que se pueda desacoplar el precio del gas de la electricidad.
A su vez, este mantenimiento del mercado marginalista lo que pretende es dar señales a los inversores en energía renovable, de estabilidad y de rentabilidad, para incrementar el establecimiento de las mismas.
Para que el mercado marginalista tenga poco uso, se impulsan los contratos a largo plazo, mediante incentivos para la firma de contratos de compraventa (PPA), entre productores y consumidores relevantes a un precio fijo y un plazo de tiempo amplio, ya existentes, pero poco desarrollados en Europa y España.
Además introduce los contratos por diferencia (CfD), es decir, acuerdos en las subastas estatales de renovables a un precio pero que van al mercado y posteriormente se enjuagan las diferencias entre el precio acordado y el obtenido en el mercado, en ambos sentidos.
Uno de los inconvenientes en la propuesta de modificación del mercado eléctrico es que no reforma el mercado marginalista
También quiere incidir en los pagos por capacidad, es decir, disponibilidad de instalaciones productivas cuando aumenta puntualmente la demanda; esquemas de almacenamiento para adecuar las diferencias entre producción y consumo, tanto en caso de exceso, almacenando, como en defecto, vertiendo a la real la almacenada. Se establecerán mecanismos de reducción de la demanda, es decir, clientes a los que se paga por interrumpir su consumo, cuando hay excesos de demanda.
Permite a los autoconsumidores vender a otros consumidores y no obligan a hacerlo a los comercializadores.
Esta propuesta pasa ahora por los diferentes Estados y finalmente ha de ser aprobada por el Parlamento Europeo.
¿Qué opinión nos merece?
Creemos que tiene algunos inconvenientes, entre ellos que no reforma el mercado marginalista. Lo mantiene tal y como está. Sigo pensando que el mercado marginalista debería haberse modificado, ya que tal y como manifesté en el mes de marzo del año 2022, no es aplicable. Resumo lo que allí señalé, para el caso concreto de España:
1º. El mercado marginalista funciona bien cuando hay un exceso de oferentes que tienen que ajustar su precio para poder casar y, por tanto, funcionar. Aunque la oferta en España es en teoría, más de 2,5 veces la demanda, medido en términos de potencia instalada, la disponibilidad de las instalaciones para funcionar es muy limitada, es decir, no hay posibilidad de que todas funcionen todos los días del año y, mucho menos todas las horas del día, tanto por condiciones meteorológicas, caso del viento y sol, como de materia prima, caso de las hidráulicas, por ello la oferta no es suficiente.
2º. El mercado marginalista funciona bien cuando todos los oferentes se mueven en un intervalo de costes similares. En estos momentos en España hay tecnologías que, en el entorno de los 40€/MWh están en un precio atractivo, caso de renovables, por ejemplo y, otras, caso del ciclo combinado, que tienen que estar en 200€/MWh o más.
3º. Por último, el mercado marginalista precisa para su buen funcionamiento no tener la información precisa de lo que harán los otros oferentes. Sin embargo, en el sector eléctrico y más acusado en estas circunstancias, la actuación de los oferentes es transparente, por lo que se puede actuar con mucho conocimiento de lo que puede acontecer.
Por otro lado, no resuelve el problema de precio a corto plazo, el gas sigue mandando, aunque en los valores de precio actuales no sea relevante. No obstante, en otros periodos puede volver a ser significativo.
Tampoco ajusta la retribución de las renovables, aunque el mercado se topase, lo significativo sería el valor que se establezca para el gas. En este sentido, el día 28 de marzo se autorizó la ampliación de la excepción ibérica hasta finales del presente año, pasando de 55€/Mwh/hora de valor del gas; hasta 65€/Mwh/hora en diciembre del 2023. Esta nueva prórroga, justifica lo anteriormente señalado de que el mercado marginalista no es adecuado.
Además de ello, se plantean criterios, sin especificaciones, como mercados de capacidad, venta de energía entre consumidores, incentivos a contratos a largo plazo.
Por último, de los objetivos planteados se han priorizado las inversiones de nuevas instalaciones a fin de lograr la descarbonización de la energía eléctrica, relegando el objetivo a precio bajo.
Esperemos que la propuesta pase por varios estados de mejora y al final se logre el binomio del éxito: precios adecuados, sin que algunas tecnologías se beneficien excesivamente, y atractivo para continuar, o mejor dicho incrementar las inversiones en tecnologías descarbonizadas.