El lamento de una ciudad tecnológica olvidada
Las TIC no son solo siglas, son oportunidades que se desvanecen, son puestos de trabajo que no se materializan, son sueños que se apagan como las luces en la noche coruñesa
En las esquinas del viento atlántico, entre las callejuelas empedradas que susurran historias de marinos y sueños, se alza nuestra querida Coruña. Ciudad de almas gallegas, de miradas que convergen en el horizonte y de corazones que laten al compás de las olas que abrazan nuestra costa. Pero hoy, en el crepúsculo de la modernidad, también somos la ciudad de las TIC olvidadas.
Hoy alzamos nuestras voces no solo en las tabernas donde resuenan las gaitas, sino también en el vasto espacio digital que parece haber dejado de interesarse por nuestra tierra. Un artículo reciente en «La Voz de Galicia» nos revela una realidad amarga, una verdad incómoda: nuestras Tecnologías de la Información y la Comunicación languidecen en la penumbra de la apatía.
No es un grito de rabia el que brota de nuestras almas, sino un lamento profundo, una melodía de tristeza que resuena en cada rincón de esta ciudad que tanto amamos. ¿Cómo es posible que en una era donde los cables cruzan mares y las redes enlazan continentes, nuestra Coruña, nuestra tierra, quede relegada al olvido tecnológico?
No pedimos ser una ciudad del futuro, solo anhelamos tener un lugar en ese futuro que se está gestando en las entrañas del presente.
Las voces de nuestros antepasados, de aquellos que forjaron con sudor y esperanzas esta ciudad, parecen murmurar en el viento, recordándonos que somos hijos de la tenacidad y la resiliencia. No estamos dispuestos a permitir que esta negligencia continúe. Las TIC no son solo siglas, son oportunidades que se desvanecen, son puestos de trabajo que no se materializan, son sueños que se apagan como las luces en la noche coruñesa.
Miramos al cielo, al mismo cielo que inspiró a poetas y soñadores, y pedimos respuestas. No necesitamos un universo de bits y bytes para entender que el progreso se teje con la tecnología y el corazón. No pedimos ser una ciudad del futuro, solo anhelamos tener un lugar en ese futuro que se está gestando en las entrañas del presente.
Es hora de despertar del letargo, de romper las cadenas de la indiferencia. Llamamos a nuestras autoridades, a nuestros líderes y a todos los corazones coruñeses a unirse en este reclamo. No somos solo una ciudad marinera, somos una ciudad de sueños, de luchas y de pasiones. Y no permitiremos que nuestras TIC sigan siendo el eco apagado de lo que podríamos ser.
Que este lamento sincero sea el punto de inflexión, el comienzo de una nueva era para nuestra Coruña. Que las luces de la tecnología brillen sobre nuestras calles empedradas, que las oportunidades fluyan como las mareas que bañan nuestras playas. Porque en cada uno de nosotros, en cada rincón de esta ciudad, late el corazón de la innovación y la determinación.
La Coruña no será la ciudad de las TIC olvidadas. Será la ciudad que renace, que se reinventa, que abraza el futuro con la pasión de siempre. Unidos, como una marea imparable, cambiaremos nuestro destino y escribiremos un nuevo capítulo en la historia de esta tierra que amamos tanto.