El alto impacto económico del turismo gastronómico
El turismo gastronómico contribuye a los Objetivos de Desarrollo Sostenible y eso representa una enorme oportunidad de impacto económico, creación de empleo, así como de producción y consumo responsables
Todos los expertos en turismo coinciden en que el segmento gastronómico contribuye a mejorar la experiencia del visitante, al tratarse de una actividad que conecta con el territorio y con sus valores identitarios. Existe un importante consenso científico en la capacidad que muestra el turismo gastronómico para contribuir a los Objetivos de Desarrollo Sostenible y eso representa una enorme oportunidad de impacto económico, creación de empleo, así como de producción y consumo responsables.
Cada vez más, los destinos y las empresas, tanto en el ámbito urbano como el rural, utilizan elementos gastronómicos – visitas a bodegas, producciones agroalimentarias, restaurantes, mercados o festivales gastronómicos- como estrategia de captación de nuevas tipologías de visitantes.
La gastronomía nos define y nos diferencia. El hombre es lo que come, expresión dicha por primera vez a mediados del siglo XIX por Ludwig Feuerbach, filósofo y antropólogo alemán, en su escrito «Enseñanza de la alimentación» o trasladándolo a un personaje contemporáneo, Juan Mari Arzak, el reconocido tres estrellas Michelin, “un pueblo es lo que come”.
El turista gastronómico tiene una media de gasto un 20% mayor que un turista medio
Según el tercer estudio de demanda realizado por Dinamiza Asesores en 2019, existen 7 perfiles de turista gastronómico: Cosmopolita, Cocinillas, Tragaldabas, Wine lover, Gourmet/sibarita y responsable. Sin embargo, la tipología de público que engloba el turismo gastronómico es más compleja. En primer lugar, los turistas gastronómicos son personas, y no hay ni un único tipo de usuario ni un único pretexto de compra, sino que las variables de segmentación son mucho más complejas: demográficas, psicográficas, conductuales…, pero tienen en común algo muy importante, una media de un 20% de gasto mayor que un turista medio.
Debido a su elevado impacto económico, el turismo gastronómico es especialmente relevante; el Foro Mundial de Turismo Gastronómico, organizado en 2019 por la Organización Mundial del Turismo en colaboración con el Basque Culinary Center arrojó las siguientes cifras sobre este segmento a nivel nacional:
-En 2018, más de 260.000 turistas visitaron España por motivación gastronómica
-Crecimiento interanual de un 16%
-Facturación de 15 millones de euros
-La cadena de valor de la gastronomía representa el 33% del PIB y supone el 20% del empleo
-Un 15% de los turistas – más de 10 millones – vinieron a España motivados por la gastronomía
-El “turista gastronómico” gasta un 20% más que un turista medio
Acercándonos a nuestro terreno, Galicia, me gustaría poner dos ejemplos de eventos gastronómicos: uno, la “festa do marisco” con más 50 años de vida y otra el “Festival de Sabores Atlánticos” – SAL -, celebrado una única vez en 2018.
El primero, nacido en O Grove, se caracteriza por celebrar la apertura de la temporada del marisco y la puesta en valor de este producto. Tiene una duración de 10 días alrededor del puente de octubre, lo que implica un valor desestacionalizador que hace que los establecimientos hoteleros, en vez de cerrar a finales de septiembre – como la mayoría de los hoteles de las Rías Baixas – permanezcan abiertos una quincena más, con tasas de ocupación similares a las de verano. La fiesta del marisco supone uno de los eventos turísticos más importantes del municipio y según las cifras dadas por el ayuntamiento en la última edición celebrada en 2019 alcanzó los 200.000 visitantes y un volumen de facturación de casi 740.000€.
La ‘Festa do Marisco’ en O Grove tiene un valor desestacionalizador, que hace que los establecimientos hoteleros, en vez de cerrar a finales de septiembre, permanezcan abiertos una quincena más
El segundo, fue un festival gastronómico de calle que se celebró en A Coruña en 2018. El objetivo de este evento era por un lado posicionar esta ciudad como destino gastronómico, y por otro poner en valor la cultura atlántica a través de su gastronomía. Cuando hablamos de cultura atlántica nos referimos tanto a su patrimonio material (puerto, lonja, mercados, chefs y una huerta en su área metropolitana enmarcada dentro de una reserva de la biosfera), como a su patrimonio inmaterial centrado en el reconocimiento y la visibilización del concepto “dieta atlántica”.
A pesar de haber celebrado una sola edición, 16-17 de junio de 2018, según los datos obtenidos por el estudio de impacto económico realizado por la Universidade da Coruña en colaboración con el ente municipal de turismo, este evento fue visitado por más de 20.000 personas y tuvo una repercusión directa de 400.000€.
Por todo ello, es evidente que el turismo gastronómico no sólo contribuye a la sostenibilidad, sino que atrae un turismo cualitativo y de tendencia que supone una excelente oportunidad para generar mayores ingresos en los territorios que apuestan por él.