Desempleo, formación y productividad
La recuperación del empleo se ha convertido en un gran reto para muchas comunidades españolas, siendo Galicia una de las más afectadas con una restitución lenta
El pasado mes de junio la inflación se moderó al 1,9%, siendo su nivel más bajo desde abril de 2021. Esta disminución se debió principalmente al efecto base, ya que en el mismo período del año pasado los precios estaban en niveles elevados. Sin embargo, es importante destacar que la inflación subyacente, que no incluye alimentos frescos y energía, se mantiene alta y fue del 5,9% en junio.
En el caso particular de Galicia, en agosto de 2022 se registró un incremento significativo en la inflación, alcanzando el 11,5%, el nivel más alto desde 1984. Este aumento estuvo impulsado principalmente por el encarecimiento de la electricidad, los carburantes y los alimentos.
La inflación puede tener un impacto significativo en la competitividad de las empresas en un corto periodo de tiempo. A medida que ésta aumenta, las empresas enfrentan mayores costes de producción y operativos. Esto obliga en muchas ocasiones a un ajuste de márgenes y a un aumento en los precios de los productos o servicios que ofrecen, lo que a su vez impacta en la demanda: Los clientes consumen menos, cambian de proveedor o simplemente, prescinden de dichos productos o servicios.
En relación con la falta de personal cualificado para cubrir plazas vacantes, este asunto puede verse afectado por la inflación de varias maneras. En primer lugar, si los costes salariales aumentan debido a la inflación, las empresas pueden tener dificultades para atraer y retener personal cualificado. Esto se debe a que los trabajadores pueden buscar oportunidades en otras empresas que ofrezcan salarios más altos para compensar el aumento de los precios. La escasez de personal cualificado ya es un problema importante para muchas empresas, como se menciona en un informe de la CEOE y Randstad. Si las empresas tienen dificultades para competir en términos salariales, esta situación podría agravarse.
Además, la inflación puede afectar la capacidad de las empresas para invertir en programas de formación y desarrollo de su personal. Si los costes generales aumentan, es posible que las empresas tengan que ajustar sus presupuestos y reducir la inversión en capacitación y desarrollo de personal. Esto podría dificultar aún más la contratación y retención de personal cualificado, ya que los empleados pueden buscar oportunidades en empresas que ofrezcan mejores perspectivas de desarrollo profesional.
La falta de mano de obra cualificada preocupa a las empresas españolas y gallegas, hasta el punto de que para la mayoría de ellas este será el principal problema al que tendrán que hacer frente el próximo año. Retener a los trabajadores más preparados será, por tanto, el segundo mayor desafío para las compañías, según advierte el Informe de Tendencias de Recursos Humanos que han elaborado conjuntamente la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE) y Randstad.
El estudio recoge el sentir de 300 empresas en cuanto a su realidad actual, y a las soluciones en materia de recursos humanos en las que trabajan para hacer frente a los retos del futuro. De entre todos ellos, el déficit de perfiles técnicos preocupa sobremanera al 53% de las compañías encuestadas. Esta carencia de empleados convenientemente formados está, además, impidiendo que el 94% de ellas puedan satisfacer las necesidades de sus clientes, y que su productividad y competitividad se esté viendo resentida.
El empeoramiento de la productividad y los resultados financieros, como consecuencia de la escasez de talento, se produce sobre todo en empresas pequeñas y medianas. Muchas pymes están en riesgo de desaparecer si no consiguen adaptarse.
La inflación tensiona la gestión del talento en las empresas que apuestan por un crecimiento moderado de los salarios para compensar parte de la pérdida de poder adquisitivo de sus empleados como consecuencia del tirón de la inflación.
«La recuperación del empleo se ha convertido en un gran reto para muchas comunidades españolas, siendo Galicia una de las más afectadas con una restitución lenta»
La situación actual en la que la incertidumbre es alta, hace que las personas trabajadoras valoren especialmente hacen la seguridad y la estabilidad. A día de hoy, además del salario las personas valoran especialmente el clima laboral y las medidas de conciliación.
La recuperación del empleo se ha convertido en un gran reto para muchas comunidades españolas, siendo Galicia una de las más afectadas con una restitución lenta. Según un estudio realizado por Manpower Group en la comunidad de Galicia el sector servicios lideraría la contratación con casi 34.000 nuevos ocupados en los próximos dos años. Asimismo, estiman que el sector industrial creará 13.000 puestos de trabajo y el sector de la construcción unos 3.000 más.
La crisis económica derivada de la pandemia de Covid-19, la disminución de la actividad económica en ciertos sectores y la falta de inversión en empleo han afectado negativamente la creación de nuevos puestos de trabajo.
Para abordar esta situación, es preciso intensificarlas políticas que fomenten la creación de nuevas empresas y la inversión en sectores estratégicos, la mejora de la formación y cualificación de los trabajadores para adaptarse a las demandas del mercado laboral, así como la implementación de incentivos fiscales y financieros para estimular la contratación y el emprendimiento.
Si bien actualmente existe una situación de desempleo y demanda de empleo no cubierta en Galicia, se espera que haya un crecimiento acelerado en los próximos años. Se prevé la generación de empleo en los principales sectores del mercado gallego, lo que indica que el problema puede ser coyuntural y que hay oportunidades de solucionarlo en un futuro cercano.
La profesionalización del tejido empresarial es fundamental para el desarrollo económico y la competitividad del país e implica la adopción de prácticas empresariales modernas y eficientes, así como la mejora de la capacitación y formación de los empresarios y directivos.
Así es preciso apostar por la adopción de nuevas tecnologías y la transformación digital que permitan mejorar la eficiencia, reducir costes y llegar a nuevos mercados. Las empresas gallegas deben buscar oportunidades en los mercados internacionales, aprovechando la globalización y la apertura de nuevas economías. La formación y capacitación de los empresarios y directivos es fundamental para la profesionalización del tejido empresarial y debe estar enfocada en la adquisición de habilidades y conocimientos prácticos para la gestión empresarial, la innovación y la digitalización.
La adopción de nuevas tecnologías y la inversión en investigación y desarrollo aportará una mayor capacidad para producir bienes y servicios de mayor calidad y con mayor eficiencia. Y una regulación adecuada que fomente la competencia y la innovación puede contribuir a mejorar la calidad y productividad del trabajo.
Las empresas con una fuerza laboral profesionalizada tienen una mayor capacidad para acceder a nuevos mercados y competir a nivel internacional, lo que puede aumentar su base de clientes y mejorar su rentabilidad. Una mayor eficiencia y productividad dirigida hacia una reducción de los costes de producción permite a las empresas ser más competitivas en términos de precios.
Según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) de España, los sectores más profesionalizados en términos de empleo y contribución al PIB son:
Sector tecnológico: representa algo más del 7% del PIB de España y empleó a alrededor de 450.000 profesionales.
Sector automotriz: más del 8% del PIB de España y empleó a alrededor de 235.000 profesionales.
Sector aeronáutico: alrededor de un 1,6% del PIB de España y empleó a alrededor de 45.000 profesionales.
Sector de la salud: el 9,5% del PIB de España y empleó a alrededor de 2,5 millones de profesionales.
Sin embargo, sigue habiendo muchos sectores que precisan cambiar el modelo productivo e intensificar su profesionalización, en definitiva, una transformación y adaptación al mercado actual que les permita competir en el presente y en el futuro.
Para solucionar estos déficits de formación, es necesario fomentar la colaboración entre empresas, universidades y centros de formación profesional, para identificar las necesidades del mercado y desarrollar programas formativos adaptados a las exigencias actuales y futuras. Además, se deben promover incentivos para atraer a los jóvenes a estas áreas y fomentar la formación continua para adaptarse a los cambios y evolución del mercado laboral.
Las empresas que ofrezcan mejores condiciones, acordes con el mercado y con las responsabilidades del puesto, tendrán más facilidad para atraer a los trabajadores más cualificados.
Para mejorar el atractivo del tejido productivo español para retener y atraer talento, es necesario avanzar en estos factores sin olvidar la flexibilidad y profesionalización de los procesos que permita incrementar la productividad. Además, es importante fomentar la colaboración entre empresas, universidades y centros de formación profesional para identificar las necesidades del mercado y desarrollar programas formativos y planes de carrera adaptados a las exigencias actuales y futuras. También es importante fomentar la diversidad y la inclusión en el entorno laboral.
Las condiciones laborales, como la flexibilidad, el equilibrio entre la vida laboral y personal, la estabilidad y la seguridad en el trabajo, son cada vez más valoradas por los trabajadores. Por lo tanto, las empresas que ofrezcan mejores condiciones laborales tendrán más facilidad para retener y atraer talento.
Según datos del Informe Anual de la Formación en las Empresas en España elaborado por el Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE), el 66,4% de las empresas españolas proporcionaron formación a sus trabajadores, lo que representa un aumento del 2,5%. Sin embargo, el informe también señala que la formación recibida por los trabajadores suele ser de corta duración y en áreas específicas, lo que limita su impacto en la cualificación de los empleados y su capacidad para adaptarse a los cambios del mercado.
Aunque ha habido un aumento en la inversión en formación por parte de las empresas, aún existen carencias en este sentido en algunos sectores y empresas en Galicia. Algunas empresas pueden estar más enfocadas en reducir costes en lugar de invertir en la formación de sus empleados, mientras que otras pueden no tener los recursos necesarios para ofrecer una formación adecuada.
«La mayoría de las empresas gallegas son microempresas lo que puede limitar su capacidad para competir a nivel internacional y para invertir en investigación y desarrollo«
Somos una puerta de entrada al mercado europeo y un punto de conexión clave entre Europa, América y África, lo que facilita el comercio internacional. Y tenemos una larga tradición empresarial que ha fomentado el espíritu emprendedor. Pero falta relevo generacional, especialización y formación adecuada para los sectores emergentes y para aquellos que están encontrando dificultades para encontrar personal cualificado.
La mayoría de las empresas gallegas son microempresas lo que puede limitar su capacidad para competir a nivel internacional y para invertir en investigación y desarrollo. Además, los costes que asumen las empresas son mayores en términos absolutos cuanto mayor es el número de empleados y ello penaliza a las empresas intensivas en mano de obra.
Las políticas públicas deben fomentar el emprendimiento y la creación de nuevas empresas, proporcionando incentivos y apoyo financiero y técnico. Es fundamental su búsqueda y reclamo. La inversión en educación y formación continua es fundamental para mejorar las habilidades y competencias de los trabajadores y, por tanto, aumentar su capacidad productiva. Y, por último, la generación de excedentes y el acceso a financiación son claves, ya que permite a las empresas invertir en nuevas tecnologías, innovación, formación y desarrollo de productos