Apuntalemos la Eurorregión como polo de inversión
Es primordial que agilicemos al máximo la implementación de los fondos europeos y que sean puestos cuanto antes a disposición de nuestras empresas para el desarrollo de proyectos productivos
Antes de la aparición del Covid-19 y de sus devastadores efectos sobre nuestra economía, desde la Unión Europea y los Estados miembros (por supuesto, en España y Portugal) ya éramos conscientes de la necesidad de reformular nuestra estrategia económica y empresarial. De esta forma, la digitalización, la automatización, las necesidades de las personas o la importancia de la sostenibilidad a lo largo de toda la cadena de valor eran cuestiones que ya estaban encima de la mesa.
La pandemia que hemos sufrido y cuyas consecuencias económicas todavía deberemos combatir durante muchos meses, ha venido a condicionar la capacidad de las compañías para atender a esos desafíos, pero también los ha convertido en mucho más estratégicos, si cabe.
Además, nos hemos replanteado la necesidad de recuperar para Europa determinados procesos de producción industrial y de fabricación a raíz de factores como el aumento de la demanda a nivel mundial, el incremento de los costes de producción y transporte o el desabastecimiento de materias primas, derivando en una oportunidad para la regeneración industrial.
Nos hemos replanteado la necesidad de recuperar para Europa determinados procesos de producción industrial y de fabricación
La realidad es que durante esta crisis hemos comprobado cómo han resistido cada una de las economías; soportándola mucho mejor aquellas más industrializadas e internacionalizadas.
España y nuestro país vecino hemos sido los primeros en obtener el beneplácito de la Comisión Europea para la Planificación de los Fondos de Recuperación y Resiliencia. Así que es primordial que agilicemos al máximo la implementación de dichos fondos y que sean puestos cuanto antes a disposición de nuestras empresas para el desarrollo de proyectos productivos.
Más concretamente y desde el ámbito eurorregional, resulta clave cohesionar estrategias y buscar alianzas que nos posicionen sectorial y estratégicamente a nivel europeo. Indudablemente los fondos venidos de Europa deben de ser una palanca para ello.
Resulta clave cohesionar estrategias y buscar alianzas que nos posicionen sectorial y estratégicamente a nivel europeo
También el próximo Programa de cooperación Interreg nos dará la oportunidad de desarrollar más iniciativas en nuestro territorio conjunto. La realidad es que la cooperación en nuestra área es un referente en Europa y debe seguir siéndolo para contribuir a su posicionamiento internacional.
Debemos incrementar el peso industrial en Galicia y en la Eurorregión y considerar que la implantación a uno u otro lado de la frontera puede tener cada vez menor importancia. Solamente de esta forma conseguiremos ofrecer un mercado más optimizado y más oportunidades tanto para empresas, como para trabajadores y ciudadanos en general.
Esa cohesión territorial de la Eurorregión y la competitividad del Noroeste de la Península Ibérica pasa por la integración de las infraestructuras y particularmente por el ferrocarril (no solo para transporte de pasajeros, sino también de mercancías), debiendo darse una apuesta conjunta de España y Portugal por el Corredor Atlántico que nos posicione a nivel logístico.
Asimismo, debemos trabajar en eliminar los obstáculos a la movilidad transfronteriza que todavía existen, y es que los Estados preparan sus legislaciones para las empresas que se establecen en sus territorios, pero no tanto para aquellas que hacen uso del derecho a la libre prestación de servicios trasnacional. En ese marco es mucho más difícil identificar por parte de las firmas las obligaciones y trámites a cumplir. La cooperación con nuestros socios del Eures Transfronterizo es clave en este sentido.
Por supuesto, y por último, Galicia debe hacer sus propios deberes en aras de apuntalar esa competitividad futura. ¿Cómo? Corrigiendo los tiempos de implantación empresarial y la excesiva burocracia en cuanto a su tramitación administrativa; modernizando adecuadamente nuestro sistema fiscal; y facilitando la disponibilidad de suelo industrial a un precio asequible.