Rajoy arrasa, pendiente de la reválida de los mercados
La mayoría absoluta del PP llevará a su candidato a la presidencia del Gobierno. Ahora, su histórico resultado político espera el refrendo y el veredicto de los inversores
Los españoles han elegido a su bombero para apagar el gran incendio de la crisis. Ese hombre será el líder del Partido Popular, Mariano Rajoy, que en sus terceras elecciones ha logrado el mejor resultado en la historia del partido fundado por Manuel Fraga y aún receptor del pensamiento del ex presidente José María Aznar, cuya sombra cubre buena parte del espectro ideológico de los conservadores.
No hay margen. El rodillo, expresión acuñada con las mayorías absolutas de Felipe González , vuelve a las Cortes. Rajoy tiene las manos libres para actuar y aplicar las reformas que la comunidad internacional reclama a España. Los países líderes del euro apremian para dar una vuelta de tuerca a las relaciones laborales y al sistema financiero.
Algunos líderes internacionales de la misma familia ideológica de Rajoy como el presidente francés y la canciller alemana ya han investido al presidente in pectore. Tanto Nicolas Sarkzoy como Angela Merkel han hablado por teléfono con Rajoy. Pero queda el veredicto de los mercados. La prima de riesgo, es decir la confianza de los inversores, espera titubeando con la zona de rescate.
El rendimiento de la deuda, superior al 7% en la última emisión de bonos a 10 años, ha puesto en serios apuros la solvencia del país debido al efecto contagio de Italia y Grecia. Si estas variables se relajan, Rajoy habrá conseguido su reválida. Aunque no dispondrá de los 100 días de gracia. Los inversores y los líderes internacionales esperan saber ya quién será el ministro de Economía. El mes que queda hasta el juramento ante el Rey del nuevo Ejecutivo parece inadecuado para el esquizofrénico tempo financiero.
El examen electoral
El Partido Popular (186) gana en todas las autonomías excepto en País Vasco y Catalunya. Las históricas plazas socialistas no han resistido el oleaje azulón. Ha caído hasta Andalucía donde por primera vez el PSOE ha perdido. Treinta y un diputados de esa región ocuparán posiciones en el Congreso de los Diputados. Otra fortaleza socialista, Catalunya, ha sido tomada por los nacionalistas conservadores de Convergència i Unió (16).
Los socialistas catalanes han perdido el liderato y han sido desplazados a segunda fuerza. En esta comunidad los populares se catapultan hasta la tercera posición mejorando sus resultados en tres diputados (11).
Ante este hundimiento electoral, Rubalcaba comparecía con el 84,5% del escrutinio para admitir que había perdido. “He hablado con Rajoy y le he deseado suerte ante la importante tarea que tendrá que desempeñar”. Los siete millones de votos socialistas “tienen un enorme significado”. “Estaremos a la altura de esta confianza. Nuestra oposición se vertebrará en nuestros ideales, vamos a trabajar con todas nuestras fuerzas para conseguir la recuperación de la economía”. La lucha contra la crisis no puede costar, a juicio del político, los derechos sociales.
El ‘zapaterismo’, hundido en las urnas
Con el anuncio de la convocatoria de un congreso ordinario “tan pronto como nuestros estatutos lo permitan”, Rubalcaba finiquitaba el zapaterismo. El presidente del Gobierno en funciones, José Luis Rodríguez Zapatero, y su errática gestión de la crisis, a juicio de la mayoría de los electores, devuelve al PSOE al desierto del que lo sacó tras la derrota de Joaquin Almunia (125) en 2000.
El virtual presidente del Gobierno ha querido “agradecer de todo corazón la confianza depositada en el Partido Popular” en su primera comparecencia. Solemne, sin celebraciones (aunque llegarían más tarde en el balcón de la calle Génova). Pero inmediatamente, Rajoy ha dicho que está dispuesto a “anteponer el interés general a cualquier interés particular”. “Que nadie se sienta excluido de la tarea común –superar la crisis económica– que debemos resolver ahora”.
“En estos momentos es cuando se mide el temple de los hombres y de los pueblos”, ha dicho a la opinión pública y por lo tanto a los mercados. Un baño de realidad para empezar: «No va haber milagros, no los hemos prometido», ha dicho. Estas palabras serán las primeras que analizarán los mercados.