Panrico-Donut, con 1.000 millones de pérdidas acumuladas, espera volver a los beneficios
La compañía Panrico, fabricante de Donut, prevé que este año entrará en la senda de la rentabilidad y logrará los primeros resultados positivos en mucho tiempo. Basa estas expectativas en la favorable marcha del plan de negocio, cuyas líneas maestras han residido en una draconiana reconversión industrial y comercial, enfocada a la poda de gastos de todo género.
Paralelamente, Panrico se ha concentrado en sus productos de más valor añadido y ha ajustado los precios gracias a su mayor competitividad. La plantilla ha soportado enormes sacrificios. Sólo el año pasado, salieron de la empresa más de 400 trabajadores, que dejan reducida la nómina a 2.132 personas. A los que permanecen en la firma se les ha recortado el salario un 18%.
Además, se extinguieron 300 contratos de transportistas autónomos que cubren las tentaculares rutas de distribución. Desde 2006, han dejado la casa 1.560 empleados en total.
El año último ya se notaron los efectos saludables del plan. Las ventas todavía bajaron, de 382 a 345 millones. Quedan así un poco más lejos de los casi 700 millones que Panrico obtuvo antes de que la familia propietaria Costafreda acordara vender la empresa al fondo americano Apax Partners en 2005.
Donde más se aprecian los progresos es en el campo de los resultados. El beneficio bruto de explotación o ebitda cambió de signo por primera vez en muchos años y en 2014 pasó de 13 millones negativos a otros tantos positivos. El resultado neto todavía estuvo teñido de rojo, con una pérdida final de 5,5 millones, frente al déficit de 79,3 millones de 2013.
Desde que Panrico cayó en manos foráneas, los quebrantos acumulados se elevan a mil millones. La secuela son unos fondos propios negativos de 1,3 millones, aunque lucen positivos gracias a un préstamo participativo de su accionista, por importe de 91,6 millones. El capital ya no está en manos de Apax. Éste lo traspasó al fondo buitre Oaktree Capital.