Mas se traiciona a sí mismo: «Hay que evitar dividir la sociedad en dos mitades»
El President propuso el derecho a decidir en 2007, dejando claro que no se podía forzar a los catalanes que no se identificaban con la nación catalana: "No intentemos vencer a una parte de la propia Cataluña, la debemos convencer"
¿Cuando surgió el llamado derecho a decidir? Los cientos de miles de personas que se manifestaron en la Diada del pasado viernes clamaron por la independencia, pero también por el derecho a decidir. Ese hecho, que reunió a ciudadanos de distintas sensibilidades, llevó al Govern de Artur Mas a rechazar las acusaciones de que se trataba del primer acto electoralista de la lista Junts pel Si.
La cuestión es que ese derecho a decidir se ha ido tergiversando o adaptando a las circunstancias políticas. Todo comenzó con la conferencia de Artur Mas el 20 de noviembre de 2007, bajo el título de El catalanismo, energia y esperanza para un país mejor. Mas anunciaba su intención de volver a ser candidato a la Generalitat, y buscaba, con «la casa gran del catalanisme», ampliar el electorado de CiU.
Mas esperaba la sentencia del Estatut por parte del Tribunal Constitucional, que llegaría en 2010. En ese momento, los partidos políticos catalanes que habían apostado por el Estatut, con el tripartito de izquierdas que presidía José Montilla en la Generalitat, rogaban por una sentencia satisfactoria.
Tres consultas
Mas, en aquella conferencia, con la que trataba de renovar el catalanismo y superar el pujolismo, defendía el «derecho a decidir» en diferentes cuestiones: sobre el Estatut, con una consulta si salía trastocado del Constitucional, sobre infraestructuras, y sobre el modelo de financiación.
Y aseguraba, de forma textual en la conferencia: «El derecho a decidir aconseja, y, de hecho requiere, que los temas sobre los cuales se ejerza descansen sobre mayorías cualificadas o reforzadas de forma amplia, con la finalidad de darle a la decisión toda la legitimidad y la fuerza necesarias, y también para evitar dividir a la sociedad en dos mitades, con el riesgo de fractura social que eso comporta».
No dividir
Seguía Mas asegurando que el llamado derecho a decidir se debía aplicar «sobre aquellos temas que más nos unen a los catalanes y no sobre los que más nos dividen. Este es el trabajo del catalanismo: procurar que los temas llamados nacionales, aquellos que van en la línea de la mayor libertad de Cataluña, sean asumidos, defendidos y reclamados por una mayoría firme y sólida de catalanes. Este trabajo no depende ni de Madrid ni de Bruselas, depende de nosotros. De nuestra capacidad de convencer, de nuestra capacidad de seducir. Los catalanes somos todos, pero como os he dicho al inicio, hay muchos que aún no se han hecho suya la nación catalana. Si queremos decidir, no lo hagamos contra ellos, hagámoslo con ellos. No intentemos vencer a una parte de la propia Cataluña, hemos de convencerla».
Mas era preciso en ese momento, pero, tras la Diada de 2012, el proyecto del derecho a decidir se precipitó y derivó en la idea de un referéndum de autodeterminación, camuflado con la idea del derecho a decidir. De dividir la sociedad en dos, ya no se habla, al entenderse que en algún momento se podía producir. Pero el número cuatro de la lista Junts pel Si, lo tenía muy claro en 2007.
Choque contra el marco legal
Entonces, en todo caso, advertía ya de que podía vulnerarse la legalidad. «Se me dirá que el derecho a decidir puede chocar con el marco legal vigente en el Estado. En muchos casos es así. Prefiero, en cualquier caso, que nos debamos enfrentar con el marco legal que no con la indiferencia del pueblo catalán».
Todo muy claro. Mas, con algunas modificaciones, y no menores, ha activado su plan, aún vulnerando aquellos principios que defendía.
¿El resultado?: el 27S.