Hachazos europeos al bienestar (1)

Los países europeos, preocupados por la deuda, no han encontrado otra vía para corregir la situación actual de crisis que recortar el estado del bienestar, seña identitaria del Viejo Continente. En esta serie de tres reportajes se analizan las medidas más contundentes país por país

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Europa, observada durante años con envidia por países como Estados Unidos por su catálogo de prestaciones y servicios públicos, está de resaca. El estado del bienestar europeo se está desintegrando a golpe de recortes presupuestarios. Desde la Comunitat Valenciana hasta Italia y desde el copago sanitario hasta la supresión de ayuntamientos, las medidas para contener el gasto público, a base del adelgazamiento de las partidas sociales, se hallan por doquier en el Viejo Continente, otrora cuna de la sanidad, enseñanza, coberturas y servicios públicos universales.

Los hachazos de ahora son consecuencia del dispendio de antaño. Desde 2001 hasta bien entrado 2008, hogares y empresas europeas se endeudaron el doble de lo que crecía el PIB de la Unión.

El déficit público también se disparó, así que los estados acumulan tanta deuda que apenas tienen margen para luchar contra la amenaza de una segunda recesión en el mejor de los casos, como Francia o Reino Unido, o para salir de la primera crisis del siglo XXI, como España o Italia y el resto de países de la periferia del euro que, en su mayoría, ya han sido rescatados, a cambio de durísimos planes de ajuste, por incapacidad confesa para cumplir con sus calendarios de pago.

Los recortes, también conocidos popularmente como tijeretazos, son directos —menos dinero para pagar hospitales— e indirectos —incrementado la edad de la jubilación o reformando el mercado laboral— y afectan a prácticamente todos los países de la Unión Europea. En esta primera entrega, Economía Digital repasa los hachazos al bienestar de los países en la picota: España e Italia.

Zapatero no convence

El presidente del Gobierno, José Luís Rodríguez Zapatero, no logra calmar la sed de reformas de los organismos internacionales. Tanto el Fondo Monetario Internacional como la Comisión Europea piden una subida de impuestos —particularmente del IVA—, una reforma laboral más profunda y sobre todo cerrar, de una vez por todas, el nuevo mapa financiero español.

Todo ello a pesar de que en mayo de 2010 Zapatero tuvo que aprobar el mayor recorte de prestaciones sociales de la historia de España. A saber, rebajó el sueldo a funcionarios, suprimió el cheque bebé, congeló las pensiones y redujo el gasto farmacéutico, entre otras. En el capítulo de ingresos, incrementó el IVA y subió los impuestos del tabaco, luz y gas. Estas medidas provocaron una huelga general y son la base, en parte, del movimiento 15M.

El 27 de agosto Zapatero aprobará más medidas económicas que volverán a pasar la tijera por el gasto farmacéutico y que probablemente obligarán a las empresas a adelantar el pago de impuestos. Se trata, sin embargo, de unas propuestas que se quedan a medio camino para muchos y que fueron anunciadas en plena tormenta bursátil y de deuda con la intención de calmar a los inversores, preocupados porque no se aplican los acuerdos europeos para ayudar a Grecia y que quieren cubrirse las espaldas ante otros países dudosos.

Sin embargo, con las elecciones en otoño, no se espera que el nuevo paquete económico de Zapatero convenza a sus socios del euro ni a los inversores. Por todo ello, son muchos los líderes internacionales que tienen la sensación de que en España aún queda mucho por hacer.

Berlusconi, el contundente

Si hay un polo opuesto a Zapatero, éste es Silvio Berlusconi. El primer ministro italiano aprobó el viernes un plan de ahorro de 45.500 millones que se cimenta en el adelgazamiento del país. Con este plan, no sólo Italia responde a las exigencias del BCE a cambio de la compra de sus bonos, sino que mete presión al presidente del Gobierno español. España es desde este fin de semana el único grande del euro que aún tiene tareas importantes por hacer para ahorrar, como exigen los mercados que inyectan dinero en el país comprando deuda.

Berlusconi no se ha andado por las ramas. Con una deuda de prácticamente dos billones de euros —de las mayores del mundo— se le exigían al país medidas contundentes. Y las ha tomado. En concreto, Berlusconi recortará la financiación a los gobiernos locales y regionales en 6.000 millones en 2012 y en 3.500 millones de euros en 2013, mientras que los presupuestos de los ministerios se reducirán en 6.000 millones el próximo año y en 2.500 millones en 2013.

El Gobierno italiano obtendrá los 8.000 millones restantes para cumplir su objetivo con medidas que entrarán en vigor en 2012 como una subida del IVA, un «impuesto solidario» a las rentas más altas y un incremento de la edad de jubilación –las mujeres se retirarán a los 65–. Antes, Berlusconi fijó el copago sanitario (10 euros por visita médica y 25 por una de urgencias) e introdujo nuevas tasas sobre los depósitos bancarios.

—En la segunda entrega (15 de agosto): Grecia, Portugal e Irlanda
—En la tercera entrega (16 de agosto): Alemania, Francia y Reino Unido

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