Galicia y la tercera emigración
El Instituto Nacional de Estadística ha puesto esta semana sobre el tapete de los problemas algo que no es nuevo, pero sí muy grave: la emigración juvenil. Las cifras del INE constatan que 25.472 jóvenes de entre 20 y 34 años han abandonado la comunidad en el último año, es decir 2.122 al mes, 70 al día. La cifra de emigración juvenil sigue una evolución ya marcada en el año anterior, ya que entre octubre del 2010 y el mismo mes del 2011 habían sido 22.504 los residentes de las edades citadas que habían hecho las maletas para reiniciar su vida en otras latitudes.
En silencio, calladamente, los universitarios gallegos, los jóvenes mejor formados, han escrito muchos capítulos de este drama. Y es que en los últimos siete años, un total de 39.581 universitarios de todas las edades fueron contratados en otras comunidades españolas, aproximadamente la mitad de los que terminaron en ese período sus estudios en Galicia. El dato se incluye en el informe Deficiencias estructurales, emigración interregional y fuga de cerebros, escrito por los profesores de la Facultade de Economía de la Universidade de A Coruña Federico Martín Palmero, Federico Martín Bermúdez y Fernando González Laxe.
De acuerdo con este estudio, a Madrid llega el 39,2% de los universitarios que coge su hatillo y se va. Le siguen Cataluña (el 12,5%), Andalucía (4,7%) y Canarias (4,2%). Son tanto mujeres (51%) como hombres, que en la mayoría de los casos no superan los 29 años. Cuatro de cada diez tienen entre 30 y 44 años y solamente un escaso 6% es mayor de 45.
Lo que los autores llaman «tercera emigración» está expulsando recursos humanos a marchas forzadas, una tendencia que genera una cadena de efectos negativos. Por ejemplo, las mujeres más jóvenes que terminan la carrera son las primeras en irse. Eso agrava la regresión demográfica, mantienen los autores de un informe que debería ser libro de cabecera de nuestra clase política.