El sector agrícola se enfrenta a un ‘annus horribilis’
La caída de los precios, la incidencia de la meteorología en la producción y la crisis demográfica son las principales amenazas
El sector agrícola y ganadero en Galicia no pasa ni mucho menos por su mejor momento. El pasado año, los agricultores veían como el precio de sus productos se desplomaba. La caída media fue del 24,9% por ciento, a pesar de que la producción aumentó un 4,5%. Todo hace pensar que la situación este año puede agravarse, tanto en precios como en producción.
Los productores de patatas y frutas, con descensos del 47,8% y del 22,7% respectivamente, fueron los más afectados, seguidos de los productores de hortalizas y vitivinícolas. Afortunadamente, el abaratamiento de insumos como forrajes, fertilizantes o energía evitó que 2014 fuese un año desastroso para el sector.
Nuevas amenazas
Sin embargo, la cosa en los primeros meses de 2015 no pinta bonita. La escasez de lluvias está provocando que cultivos como el de la patata, cereales o forrajes hayan perdido ya a estas alturas una buena parte de su producción. Hay agricultores que no dudan en calificarla como la peor cosecha de la década.
Esta situación podría afectar de lleno al ya castigado sector agrícola, pero también al lácteo, ya que muchas explotaciones que dependen de los forrajes están ‘tirando’ ya de sus reservas invernales para subsistir. Si a esto le añadimos el abrupto descenso del precio de la leche, el panorama no es muy alentador.
Ocupación
Según se desprende del estudio A Economía Galega. Informe 2014 de Afundación, existe otro aspecto preocupante, como son las altas tasas que registra la caída de mano de obra. A pesar de que en los años 2010 y 2011, por el deterioro de la crisis, hubo un significativo aumento de la mano de obra en el sector, las previsiones de 2014 puntan que el descenso podría ser del 12,8%, lo que situaría el número de personas ocupadas por debajo de las 50.000, es decir, la décima parte de las que había en 1985, antes de ingresar en la Unión Europea.
Esta caída se explica en parte por el hecho de tratarse de un sector con una masa laboral de edad bastante avanzada y sin apenas renovación generacional. De confirmarse esta tendencia, estaríamos ante un problema de gravedad tanto para el futuro demográfico del sector agrario como de las áreas rurales.