El independentismo se exhibe durante la jornada electoral
Los votantes acuden ataviados con senyeres en un territorio históricamente unionista como es el Baix Llobregat
Calzado, camisetas, gorras e incluso banderas con la estelada. Poco de secreto tenían este 27 de setiembre los votos de las fuerzas a favor de la independencia. Más reservados los unionistas, ambos grupos compartían colas en los colegios electorales del Baix Llobregat. Territorio propicio, en principio, para los partidos a favor del No. Todos, sin embargo, albergaban optimismo sobre el resultado.
La jornada ha transcurrido sin incidentes destacables en las urnas de Cervelló, Molins de Rei, Sant Vicenç y Sant Feliu de Llobregat. La afluencia, de record como en el resto de la comunidad, no ha dejado, en cambio, colas kilométricas como las que se han visto en otros puntos de la geografía catalana.
Junqueras, entre banderas de España
El votante más mediático de la zona, el número cinco de Junts pel Sí, Oriol Junqueras, ha depositado su papeleta entre aplausos alrededor de las 11 de la mañana en Sant Vicenç dels Horts. En el pequeño colegio que le pertocaba ha sido recibido por independentistas belgas y del Quebec ante la mirada de desprecio de algún vecino. «Que se vayan a su país a molestar, no tienen suficiente con lo suyo que tienen que venir aquí a jodernos», murmuraba con su acompañante.
Cero problemas, eso sí, para el alcalde de la población. Sin embargo, sólo hacía falta echar un vistazo en las calles adyacentes a las urnas para comprobar que la victoria de Junts se antoja complicada. Las banderas españolas ganan por goleada a las senyeres.
Ciudadanos, la oveja negra
Pese a la tranquilidad reinante, los apoderados coincidían en las quejas sobre el personal de Ciudadanos. «Se creen los reyes del mambo porque el jefe vive en la tele», lamentaba un interventor de JPS en Cervelló después de que su homónimo haya intentado impedir la entrada a un votante que llegaba ataviado con una estelada. Las críticas también llegaban desde el partido socialista, en este caso en Molins de Rei por unas papeletas de C’s colocadas ‘por error’ en el montón de las del PSC.
La respuesta al merchandising independentista ha llegado en Sant Feliu de Llobregat, donde un hombre se ha personado vestido de Guardia Civil a ejercer su derecho. La reacción, entre incredulidad, risas y bromas («ya sólo faltan los tanques» ironizaba un grupo de chicas) y algún grito de «¡payaso!».
El sobre y la cámara
Ahora, pero, el ritual del voto se complica. Además de entregarlo al presidente de la mesa y mostrar el DNI, se debe añadir la foto de rigor, sobre todo entre los más jóvenes. Luego, a Instagram y Facebook a todo trapo. Y eso sí se sale bien en la imagen. Hasta tres o cuatro repeticiones se han tenido que hacer algunas en el colegio electoral de Molins de Rei ante el desespero del resto.
Pese a lo extraordinario de los comicios, hay tradiciones que no cambian. A la hora de comer, las colas se han trasladado de los colegios electorales a los comercios de comida para llevar. «¡Qué haya elecciones cada mes si hace falta!», concluía una ajetreada dependienta.