Transparencia, mucha más transparencia

Recibe nuestra newsletter diaria

O síguenos en nuestro  canal de Whatsapp

 

La crisis financiera de 2008 provocó un profundo debate social sobre el modelo de capitalismo vigente que había causado una gran recesión económica y social. Los ciudadanos, víctimas de un sistema que maximizaba el beneficio a toda costa, se preguntaron si esa era la mejor respuesta para lograr una sociedad de progreso y más igualitaria, con un compromiso social y respetuosa con el medio ambiente.

La respuesta fue evidente. Desde entonces, los ciudadanos, los consumidores —“el mercado”, en definitiva— se han vuelto más exigentes y han comenzado a demandar a las empresas y a los Gobiernos, cada día con más intensidad, comportamientos y actuaciones comprometidos con la sociedad.

Los gobiernos y reguladores de nuestro entorno económico, a partir de la Directiva 2014/34UE, han avanzado en la aprobación de leyes y normas que regulan la divulgación de información no financiera para identificar riesgos para mejorar la sostenibilidad y aumentar la confianza de los inversores.

En 2015, la Asamblea de la ONU aprobó la Agenda 2030 que establece los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) para la erradicación de la pobreza mediante un desarrollo sostenible. La Comisión Europea, por su parte, ha orientado sus ayudas financieras (European Green Deal y Next Generation) para lograr una Europa climáticamente neutra en el año 2050.

El compromiso con el buen gobierno, con la protección ambiental y con la sociedad es un camino que todas las empresas —grandes, pequeñas y medianas— deben recorrer desde ya. No es una moda o tendencia. Es una estrategia necesaria para aportar valor a las compañías, porque las marcas comprometidas son las que más que se diferencian generando valor para los accionistas. Es un círculo vicioso positivo.

Por ello, es imprescindible implantar medidas que permitan medir el compromiso en el cumplimiento de ESG (Environmental, Social, and Governance, por su denominación en inglés), porque es el único modo de demostrar a los grupos de interés y la sociedad en general los esfuerzos de cada una de las empresas para responder al propósito declarado.

Tan importante como aplicar las medidas es que éstas se puedan medir con sistemas reconocibles, autorizados por el conjunto de la sociedad (normas ISO, certificados de organismos externos autorizados, etc.) y comúnmente admitidos para que generen confianza en la empresa. Se trata de que los grupos de interés reconozcan (identifiquen y valoren) las acciones desarrolladas. Pero también es trascendental implementar una política de transparencia, para que todos los esfuerzos sean conocidos. Primero hacer, aplicar medidas, y después compartirlas con la sociedad.

El Atlas Gallego de la Empresa Comprometida es un esfuerzo de investigación y prospección analítica desarrollado por Economía Digital Galicia para poner en valor los esfuerzos realizados por las principales empresas gallegas, un proyecto que permite identificar y medir el compromiso con el entorno, el medio ambiente, el buen gobierno y las personas.

Sin duda, contribuirá a mejorar la reputación de las compañías que participaron en el estudio, y también la percepción que los grupos de interés puedan tener de ellas. Tal vez no figuren todas las que son empresas comprometidas, pero tan importante como hacer es que se conozcan los hechos y, socialmente, se reconozcan. Por tanto, el ecosistema empresarial gallego necesita más transparencia, mucha más transparencia.

Recibe nuestra newsletter diaria

O síguenos en nuestro  canal de Whatsapp