ESG y reputación, el único camino para crecer
Aquellas compañías que decidan alejarse de los criterios ESG tendrán mas dificultades para lograr recursos financieros y un mayor riesgo reputacional
La pandemia provocada por el coronavirus Covid-19 sumió a la economía en incontables incertidumbres. Casi dos años después del confinamiento, aún resulta difícil predecir cómo será la salida de la crisis y cuanto se tardará en recuperar los niveles de 2019. Sin embargo, han emergido algunas certezas evidentes. La primera, la “nueva normalidad” no será cómo la hemos conocido antes y, la segunda, que las empresas tendrán que demostrar elevados índices de compromiso con el entorno, con la sostenibilidad y un desarrollo ético en la gestión.
Los criterios ESG (Ambientales, Sociales y Gobierno corporativo, por sus siglas en inglés) marcarán la transformación de la economía en los próximos años. Ya no se trata de un ejercicio voluntarista o de “gestos” con el medio ambiente o los colectivos más desfavorecidos. El greenwashing para limpiar la imagen de las compañías en una campaña de marketing ahora está penalizado por los consumidores.
Además, la Comisión Europea está dispuesta aplicar una nueva estrategia para avanzar hacia una economía más sostenible y circular y acabar con las operaciones de maquillaje. Un claro ejemplo de ello es la decisión de destinar los fondos Next Generation a aquellos proyectos que contribuyan a una economía más ecológica, más digital, más resiliente y mejor adaptada a los retos de innovación que nos presenta el futuro. En resumen, se acabó la financiación para la vieja economía lineal.
Un breve incidente en lugares remotos provocará una crisis en la compañía si no se gestiona de acuerdo con criterios ESG
En paralelo, la Unión Europea aprobó el reglamento mediante el cual establece el marco jurídico para facilitar las inversiones sostenibles, lo que obligará a los actores de los mercados financieros a dirigir sus recursos a proyectos sostenibles y de economía circular.
Por tanto, las empresas deben adaptar su actividad para contribuir a la mitigación del cambio climático, el uso sostenible y protección de los recursos hídricos, la transición hacia una economía circular, la prevención y control de la contaminación y la protección de la biodiversidad y los ecosistemas. Aquellas compañías que decidan alejarse de estos criterios tendrán mas dificultades para lograr recursos financieros en el mercado.
Además, no aplicar los criterios ESG pueden causar un daño reputacional en las empresas, penalizado por los consumidores y los grupos de interés con graves consecuencias, como la pérdida de credibilidad y confianza en el mercado. En una economía globalizada, ya no vale aquello de “lo que pasa en las Vegas, se queda en las Vegas”. Un breve incidente en lugares remotos provocará una crisis en la compañía si no se gestiona de acuerdo con criterios ESG y goza de buena reputación. Un ejemplo reciente de ello lo constituye el caso de los supermercados ALDI, que decidió retirar los productos de la huerta murciana de su oferta en todos los centros de Europa debido a un reportaje de televisión emitido en Alemania que cuestionó los métodos de riego de los agricultores murcianos y les acusó de ser responsables del desastre medioambiental del Mar Menor.
El Atlas Gallego de la Empresa Comprometida es un esfuerzo de investigación que pretende aportar valor a las empresas que ya aplican políticas respetuosas con el medio ambiente, el entorno y el buen gobierno. En este segundo estudio de Economía Digital Galicia han repetido dos tercios de las empresas que ya lo hicieron en la primera edición y se han sumado otras 30 más, que suponen un 50% de las 60 del año 2020.
Un claro ejemplo del interés que despierta el Atlas en el ámbito empresarial ya que estiman que es importante que se midan de forma objetiva los esfuerzos que realizan para cumplir con el entorno y la sociedad.