Un lustro en crisis
De la ‘champions league’ bancaria, a la quiebra de las cajas y a la doble recesión… España cumple cinco años en depresión
El 18 de julio marca doblemente la Historia de España. Este miércoles, la crisis económica cumple cinco años, aniversario que coincide con el alzamiento de los sublevados contra el gobierno de la Segunda República y la posterior dictadura de Francisco Franco tras la Guerra Civil.
Pero el episodio probablemente más oscuro de la economía del país se inicia con el envío, el 18 de julio de 2007, de una carta de Bear Stearns a sus clientes en la que informaba que lo habían perdido todo por la inversión en hipotecas de alto riesgo de impago (las subprime). El germen empezó a circular por los mercados internacionales sin control, como se expandió años atrás, en 2001, la psicosis post-11S por la correspondencia contaminada con sustancias bacteriológicas.
La plaga liberada por Stearns campó a sus anchas y fijó su objetivo en las mayores economías. La enfermedad se llama desconfianza. Antes de que España se diera por enterada, cayó Lehman Brothers y Estados Unidos rescató, después, a su sistema bancario prácticamente al completo: Bank of America y Citibank, entre otros, continúan gracias a las inyecciones de capital, que devolvieron meses después a la Casa Blanca con intereses.
La negación
Ninguno de los síntomas fueron atendidos por las autoridades económicas españolas y el germen se cebó con el país: estalló la burbuja inmobiliaria, se entró en recesión, las listas del paro se desbocaron y el riesgo sistémico ha empujado al euro al borde del precipicio. Hoy, cinco años después, España e Italia son consideradas por el Fondo Monetario Internacional (FMI) como un riesgo para la estabilidad internacional.
“La crisis inicial subprime actúo de detonante de otros excesos: el problema inmobiliario, de índole geopolítica, institucional y política”, explica José Luis Martínez, estratega jefe de Citibank en España.
En este lustro, el sistema bancario ha pasado de la Champions League, donde José Luís Rodríguez Zapatero lo metió, a pedir 100.000 millones para evitar la quiebra del 30% del sector. En esencia, se trata de un salvavidas para las cajas de ahorros, fulminadas del mapa por la caída inmobiliaria.
Ahora acabarán cediendo parte de su balance a una entidad de liquidación controlada por el Banco Central Europeo. El banco malo se amasará con los escombros de Banco de Valencia. Las entidades que no sobrevivan al trance, se cerrarán, dando carpetazo a décadas de tradición financiera complementaria al negocio bancario tradicional.
El derrumbe
España ha degenerado del amago con superar en riqueza a Italia y Francia, a más de cinco millones de parados y a los recortes más drásticos en bienestar aprobados en democracia.
En bolsa, a la que se le reconoce cierto carácter anticipador, las cosas tampoco funcionan. Las empresas españolas valen hoy 322.000 millones menos que en 2007. El Ibex está atascado en los niveles de 2003. En este escenario sólo nadan a contra corriente la catalana Grífols, de Víctor Grífols, y la gallega Inditex, de Amancio Ortega. Ambas cotizan un 80% por encima que su valor el 18 de julio de 2007.
El resto del escenario se ha deteriorado tanto que la supervivencia del propio Estado está en duda. La economía española apenas genera el suficiente dinamismo como para atender a sus compromisos. Pero no es el mal mayor. “Es una crisis de deuda pero también, y lo que es peor, política”, asegura Martínez. En opinión de los analistas, España necesitará el respaldo de los socios internacionales y el apoyo del Banco Central Europeo.
El actual Gobierno, liderado por Mariano Rajoy, necesitará recomponer la deuda del país para seguir adelante. Las inyecciones del regulador monetario serán, entonces necesarias, para salvar los vencimientos a corto plazo, los más penalizados. Ahora bien, «los administradores de la zona del euro quieren más sacrificios y decisiones políticas», según la economista del IE Patricia Falpeto.
El futuro
Pero cinco años de crisis parecen demostrar que los políticos siguen tomado medidas poco efectivas y el FMI, en consecuencia, prolonga la crisis a todo 2013. “El recorte (de Rajoy) perjudicará notablemente a las familias más humildes y hará que las más pudientes dirijan la demanda de dichos servicios al sector privado” apunta el vicerrector de la Universidad de Barcelona, Gonzalo Bernardos. “El PP actúa de forma muy ideológica y con escasa eficacia económica”, asegura.
El futuro es poco favorable. Las proyecciones indican que, en diciembre, los españoles podrían ser un 3% más pobres que en 2011, los más optimistas dicen que un 1,5%. No en vano, en cinco años el país se ha dejado prácticamente 50.000 millones en Producto Interior Bruto y dos millones de familias sin ningún tipo de ingresos. Y ésa es la factura de la gran depresión para la que, de momento, no hay solución.