La fe en el Popular entierra en dos años 260 millones de las familias del Opus Dei

La sociedad que agrupa a las familias vinculadas al Opus Dei tiene que refinanciar deuda y pedir préstamos para evitar la quiebra

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La caída del Popular ha fulminado la inversión de más de 300.000 accionistas y dejado al borde de la quiebra a la histórica sociedad de las familias del Opus Dei, que mantuvieron su fe en el banco hasta perderlo todo. En un plazo de dos años, Unión Europea de Inversiones, la sociedad que agrupa a familias vinculadas a la organización religiosa, vio como se esfumaban los 262,9 millones que valía su 3% del capital.

Era ya una participación deteriorada respecto a la etapa de Luis Valls-Taberner. Unión Europea de Inversiones llegó a 2012 con un 4,21% del banco, cuando Ángel Ron hizo bandera de la encomienda de Valls por preservar la independiencia de la entidad y tiró de ampliaciones de capital –en 2012, 2013 y 2016– para corregir la apuesta fallida por el ladrillo. El resultado es conocido y tiene una radiografía precisa en el deterioro soportado por las familias seguidoras de la Obra.

La participación de Europea de Inversiones valía 262,9 millones a comienzos de 2015. Un año después se había reducido a 195 millones, según los datos que constan en su memoria económica. En la última ampliación efectuada por Ángel Ron en 2016, la sociedad comunicó a la CNMV que movilizó 74 millones para hacerse con 59,5 millones de acciones. El valor en el mercado de la participación había descendido hasta los 142 millones.

Unión Europea de Inversiones desembolsó 74 millones en la última ampliación de capital de Ángel Ron; unos meses después, negociaba con la banca para evitar la quiebra

Cuando Emilio Saracho llegó al rescate de la entidad, las familias hacían malabarismos para evitar la quiebra por la falta de dividendos del Popular, la pérdida de valor de las acciones y los elevados gastos financieros que soportaba. Europea de Inversiones amortizó toda su deuda de golpe al lograr un préstamo participativo de 152 millones que permitió a la sociedad reequilibrar su patrimonio y evitar entrar en causa de disolución. Las pérdidas acumuladas le dejan un agujero patrimonial de 120 millones, reconocido en sus últimos resultados trimestrales, y la quiebra del Popular evapora los 262,9 millones que tenían hace solo dos años.

Pese al acelerado declive, Europea de Inversiones se mantuvo en el núcleo duro de la sindicatura de accionistas, la agrupación fundada en 1945 que tuvo una participación del 9% en el Popular hasta la intervención del Banco Central Europeo y el euro de Ana Patricia Botín. La fundación de la histórica agrupación de accionistas se produce un año después de que el empresario Félix Millet Maristany, padre del imputado Félix Millet por el caso Palau, tomara las riendas del banco en 1944 y abriera la puerta a Juan Manuel Fanjul Sedeño, hijo del general Joaquin Fanjul y miembro del Opus Dei.

El paso abierto a la prelatura en etapa de posguerra ya no se cerraría hasta pasada la crisis económica, pero en ese periodo la sindicatura sufrió varias mutaciones. Una de ellas la relataba la propia sindicatura al regulador bursátil. “En 1975, con el fin de flexibilizar la participación de los accionistas, se convirtió en un gentlemen agreement o pacto de caballeros, por el que los accionistas sindicados quedan vinculados únicamente por el tiempo que libremente deciden, teniendo plena libertad para comprar o vender acciones del Banco, sin necesidad de cumplir otro trámite adicional”.

La caída del Popular coge al brazo inversor de las familias con un agujero patrimonial de 120 millones

La modificación del acuerdo, que facilitó la incorporación de nuevos accionistas, no distorsionó el papel central de las familias históricas desde la Unión Europea de Inversiones. Este grupo está controlado por diversas fundaciones. IEISA, con un 18,7% del capital, se hizo popular cuando un José María Ruiz Mateos en sus mejores tiempos le donó 1.170 millones de pesetas en los años ochenta. Fondo para Atenciones Sociales, controla otro 18,7%. La fundación está presidida por Carlos Figuero García. Fundación para el Desarrollo y la Cooperación Internacional tiene un 11%, mientras que otros cinco accionistas –dos fundaciones, dos empresas y un inversor particular- se reparten el resto del capital.

Tras la compra del Popular por parte del Santander, Unión Europea de Inversiones comunicó un escueto mensaje para dar cuenta de su incierto futuro. “Dado el impacto que esta medida tiene sobre la sociedad, el consejo de administración se reunirá a la mayor brevedad posible para analizar el nuevo escenario e informará puntualmente de cualquier decisión”. 

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