Los inversores cantan victoria si el sistema bipartidista resiste en las generales
La gran preocupación es que el PSOE y el PP no bajen del 55% de los votos
Los inversores internacionales siguen confiando en España como una plaza ideal sobre la que comprar activos y tomar posiciones en algunos de los sectores con mayor proyección, sean o no regulados.
De momento, tras las elecciones del 24M, ese es el sentir generalizado. «No están todavía en la posibilidad de que Podemos puede tener capacidad de hacer cambiar las cosas», apuntaba esta semana Federico Roig, uno de los expertos en fusiones y adquisiciones del despacho Cuatrecasas. Para los grandes inversores, el resultado de las pasadas elecciones municipales y autonómicas resultan importantes, pero entienden que no son trascendentales.
Incertidumbre ante las generales
«Lo que sí estamos apreciando en los últimos días es que nos preguntan acerca de la fragmentación política que se ha generado en España y, sobre todo, si esa dispersión se mantendrá para las generales», percibe Roig.
Al respecto, los consultores españoles sí han empezado a ver cierta «ralentización de la inversión», según Roig. «No cesan de invertir, pero ahora se lo están empezando a pensar en lo que se refiere a grandes operaciones hasta ver qué pasa en las generales», subraya.
Desactivar a Podemos
De cara a esos comicios generales, la gran preocupación del capital foráneo pasa por desactivar a Podemos y todas sus marcas, con la candidatura de Pablo Iglesias a la Presidencia del Gobierno. El objetivo, evitar que se puedan producir cambios regulatorios de calado a nivel nacional.
En este sentido, lo tienen claro. «Si PP más PSOE obtienen al menos entre el 55% y el 60% de los votos dan por hecho que no habrá grandes cambios, y que todo seguirá igual», comenta el letrado de Cuatrecasas. En las pasadas elecciones municipales ambas formaciones no llegaron a ese porcentaje. Los 11,7 millones de votos conjuntos les dio para quedarse en el 52%.
Problema de calado
Si esto no llegara a suceder, y las dos grandes formaciones no alcanzarn estos porcentajes, el problema, a juicio de los inversores, sería de calado. Y el mal menor pasaría porque, dentro de lo malo, Podemos no llegara a ganar las elecciones y fuera la primera alternativa a formar gobierno. Confían en que eso no llegue a suceder.
El temor de esa posibilidad se centra en cambios que pudieran darse, por ejemplo, en la ley hipotecaria, precisamente ahora que, según Rafael Mínguez –otro de los consultores de Cuatrecasas, experto en operaciones de financiación corporativa–, los inversores internacionales han vuelto, después de muchos años, a adquirir en el mercado riesgo hipotecario español, como ha ocurrido con los créditos de la sociedad Unión de Créditos Inmobiliarios (UCI), la sociedad montada al principio del boom inmobiliario por Banco Santander y BNP.
Ya no hay ‘cláusula riesgo de exclusión de España’
En ese sentido, el propio Mínguez dejaba entrever lo que podría llegar a suceder evocando la situación que hace apenas tres o cuatro años se vivía cuando, en cualquier operación que se firmaba sobre una empresa española , se incluía la «cláusula de riesgo de exclusión de España», para cubrir las incertidumbres que se vislumbraban.
El de las renovables es un ejemplo que viene como anillo al dedo para explicar la transición que se ha llevado a cabo. «En los años 2012 y 2013, las renovables españolas se valoraban a cero o casi cero. Hoy, en cambio, ya tienen su peso en las compras y existe un interés inusitado por invertir en este sector», asevera Federico Roig.
Detrás de este interés se encuentra la estabilidad generada tras la reforma eléctrica acometida por el Gobierno, que puso fin a la tarifa asegurada durante 20 años, que llevó a un déficit tarifario inasumible, por un marco legal menos remunerado, con una rentabilidad del 7,5%, pero más garantizado por la vinculación de esa rentabilidad a la del bono español a 10 años.