Los fondos especulativos ya se ven como primer accionista del Popular
Atesoran casi el 9% del capital en posiciones cortas, mientras que el núcleo duro intenta mantener el tipo por debajo del 10%
La pugna bursátil que, desde hace varios meses, se está viviendo en el seno del Banco Popular está sirviendo para que los fondos especulativos estén a punto de convertirse en el principal accionista de la entidad.
De momento, ya atesoran el 8,8% del capital, mientras que la Sindicatura de Accionistas –el núcleo duro de la entidad presidida por Ángel Ron–, se está viendo incapaz de dar la batalla con un precio de los títulos ya por debajo de 0,85 euros, y que parece dirigirse de manera irremediable a esos 0,75 euros que la semana pasada fijaba Bank of America como nueva referencia.
Provisión adicional de 5.200 millones hasta 2018
Precio objetivo, reducido por el banco de inversión un 42% respecto al anterior de 1,3 euros, por ese brutal aumento del coste de capital derivado de la necesidad de provisionar unos 5.200 millones de euros entre el último trimestre de 2016 y el ejercicio 2018.
En este contexto es en el que se están moviendo los fondos de inversión especulativos –sobre todo tres, Samlyn, Marshall Wace y AQR– para hacer acopio de títulos a préstamo, en la confianza de que esa previsión del banco de inversión estadounidense se cumpla más pronto que tarde.
El núcleo duro tira la toalla
Hasta hace unas semanas, aunque a duras penas, el núcleo duro, con su operativa diaria de trading, estaba logrando contener la hemorragia, pero, a la vista de las últimas notificaciones comunicadas a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), da la impresión de que han arrojado la toalla.
Ni un movimiento más desde los realizados entre los días 7 y 11 de noviembre, cuando la Sindicatura dejaba su participación en el Popular en el 9,6%. Lo hacía tras vender 1,84 millones de acciones por 1,68 millones de euros (entre 0,91 y 0,95 euros) y comprar 260.362 títulos por 257.000 euros. Posteriormente, el 14 de noviembre, comunicaba el alta de un accionista en el núcleo con más de 2,13 millones de acciones.
Frenéticas compras a corto
La inactividad bursátil del núcleo duro contrasta con el frenético aumento de las posiciones cortas por parte de esos tres fondos, que, en conjunto, acumulan el 5,73% del capital de la entidad presidida por Ángel Ron, sobre un total del 8,76% en estas compras especulativas.
Operativa que, en el caso de Samlyn, se ha visto frenada en las dos últimas semanas, pero muy acrecentada por parte de Marshall Wace y, sobre todo, de AQR Capital. Ambos suman, a través de estas posiciones cortas, el 5% del capital del Banco Popular.
Más de 210 millones de acciones, valoradas actualmente en 176 millones. Un precio que, para sus intereses, deberá verse reducido todavía más, hacia esa referencia fijada por Bank of America.
Fiasco de los accionistas mexicanos
En medio de esta hecatombe del Popular se encuentran los inversores mexicanos que, capitaneados por el empresario azteca de origen asturiano Antonio del Valle, se las prometían muy felices hace tres años, cuando tomaron el 6,39% de la entidad española, pagando 450 millones de euros en el marco del intercambio accionarial alcanzado con la entidad financiera mexicana BX .
Compraron 114 millones de acciones a 3,95 euros, fueron a la ampliación del pasado mes de junio asumiendo los 1,25 euros por título, y ahora ven cómo el 4,25% del capital que todavía retienen apenas vale 150 millones.
Del Valle salió para dejar a su primo
Unas minusvalías latentes del 66% sobre la inversión inicial que motivaban que, a finales del pasado mes de septiembre, el propio Del Valle dejara su silla en el consejo del Popular a su primo, Jaime Ruiz Sacristán, presidente de la Bolsa Mexicana de Valores (BMV).
Lo hacía Del Valle para mostrar su desacuerdo con el plan estratégico diseñado por Ron para salir del atolladero. Ni la ampliación de capital ni la anunciada creación de un banco malo para sacar del balance 6.000 millones de euros son del gusto del empresario astur-mexicano, más proclive a buscar ya un acuerdo corporativo que le permita recuperarse del fiasco de su inversión.