Las ocho transiciones de la economía gallega
Pérdida de población, divorcio banca-industria, una economía desarticulada y poco integrada pero muy abierta al exterior y una baja productividad, entre otros, son los escenarios que analiza Fernando González Laxe en uno de los capítulos del libro "Las políticas de desarrollo regional: del desarrollismo a la consolidacion democrática"
“En la globalización compiten no solo las empresas, sino también los territorios y los ciudadanos. Las primeras lo hacen en entornos productivos e institucionales de los que forman parte, adaptándose, de manera paulatina, a nuevas configuraciones del sistema de ciudades de acuerdo con la nueva división internacional del trabajo. En este sentido, los territorios van respondiendo a los retos de la globalización por medio de acciones y medidas que inciden en los procesos de transformación y cambio”. Así lo asegura el catedrático Fernando González Laxe en un capítulo del libro titulado Las políticas de desarrollo regional: del desarrollismo a la consolidacion democrática, editado por Síntesis.
En este trabajo “hemos analizado diferentes transformaciones de la economía y explicado los principales efectos sobre la dimensión económica regional”, asegura. Galicia responde con un modelo singular, “específico en lo que concierne a su organización productiva y enfatizando en el mayor protagonismo de los sistemas productivos locales, donde el territorio es el verdadero agente de las transformaciones”. De ahí, dice, que “los cambios estructurales estuvieran vinculados a los procesos de reestructuración económicos y, a partir de ellos, se fueran construyendo diversas tipologías de los sistemas productivos basados en un nuevo patrón de especialización”, de base exportadora y sobre relaciones de cooperación formales e informales.
Las transiciones
González Laxe establece ocho transiciones para fijar los cambios en la economía gallega, que pivotan sobre otros tantos ejes: pérdida de dinamismo poblacional e intenso proceso de envejecimiento; una economía desarticulada y poco integrada, pero a la vez abierta y con un patrón de especialización singular. También señala la débil productividad, el divorcio y desacoplamiento entre banca e industria; una economía poco generadora de empleo y con baja tasa de actividad; una sociedad con tendencia a la desigualdad, así como un débil contenido tecnológico y fuerte irrupción de la digitalización. Sobre esos mojones pivotan las ochos transiciones.
Galicia no ha quedado al margen de las dinámicas de la globalización y afronta un fuerte proceso de reestructuración económica tanto desde la perspectiva de la organización productiva como desde la visión industrial, explica González Laxe.
Reestructuración industrial
“Nuestro trabajo se centra en explicar ocho transiciones incluidas en el marco general de una reestructuración industrial”, consistente en sustituir un sistemas tradicional de producción por uno más flexible en el que predominan dinámicas de internacionalización de procesos productivos; procesos de integración horizontales y verticales; variedad de alianzas estratégicas empresariales; emergencia del comercio intrafirma; configuración de planes de multilocalización productiva y apuestas por nuevas integraciones espaciales, entre otros.