La salida de España: ¿Un país low cost?
Bruselas augura un crecimiento del 2,3% del PIB en 2015, pero los economistas señalan que el Gobierno no tiene ningún plan y que se crece con fórmulas del pasado
España crece. La Comisión Europea ha ofrecido sus previsiones para 2015, y apunta que la economía española crecerá el 2,3% del PIB. El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, muestra su satisfacción. Yo ya lo decía, viene a decir Rajoy, pero España debería hacer un esfuerzo enorme para poder reducir de forma significativa la tasa de paro.
Los economistas, con matices y con miradas diferentes en función de lo que consideran más importante en la economía española, coinciden en dos cuestiones: el Gobierno no tiene ni ha tenido ningún plan económico, y el país se dirige hacia un modelo que se creía superado, el low cost que supone la apuesta total por el turismo y los bajos salarios.
Si se crece, aumenta el déficit exterior
La Comisión Europea considera que ese crecimiento del 2,3%, superior a la media europea, vendrá dado por un aumento de la demanda interna, que actuará como motor. Ello es importante si se tiene en cuenta la devaluación interna. El sector exterior seguirá realizando su papel, pero las exportaciones dependen de la fortaleza de los socios comunitarios, y se considera que moderará su aportación al conjunto de la economía.
La particular estructura económica de España provoca, como ha alertado la Comisión, junto con el incumplimiento del déficit marcado para 2015 y 2016, –y ese es el factor que el Gobierno no destaca—un mayor déficit en la balanza por cuenta corriente. Cuando se crece, el déficit exterior aumenta, porque se importa más de lo que se exporta.
Y la pretensión inicial era reducir –se ha hecho en los últimos tres años—ese déficit exterior que justo antes del inicio de la crisis, en 2007, llegó a alcanzar el 10%.
Consumen los que ya podían hacerlo hace dos años
El economista José Carlos Díez considera que la recuperación es mínima, o, jocosamente, «la que tiene menor intensidad desde Isabel la Católica». Lo explica por una circunstancia: «la recaudación de la Seguridad Social ha aumentado un 0,9%, mientras que la recaudación por impuestos lo ha hecho en un 1,5%, y eso significa que se trata de una recuperación muy débil».
El aumento del consumo, de la demanda interna, como motor de esa mejora, se explica, según Díez, y la mayoría de los economistas consultados, «por un efecto psicológico de las personas que, de hecho, ya podían consumir hace uno o dos años y que ahora se muestran liberados, porque el entorno ha cambiado, y existe una especie de alegría».
Pero este economista entiende que España se encamina hacia «un país low cost, con bajos salarios y, de nuevo, focalizado al turismo». Díez insiste en que el único mensaje claro que ha trasladado el Gobierno de Mariano Rajoy, «sin ningún plan de futuro», es que «subir impuestos es de derechas», y que nos debemos resignar a una receta del pasado: «el turismo, repartido además de forma desigual, porque beneficia más a las comunidades del mediterráneo, y los salarios bajos».
Si se crece con el consumo, las recetas de Bruselas han fracasado
El economista y ex ministro de Administraciones Públicas, Jordi Sevilla, entiende que lo que le ocurre ahora a España invalida las recetas basadas en la austeridad impuestas por las instituciones comunitarias, que Grecia trata de bloquear con la victoria de Syriza en las elecciones. «Lo que está pasando es que el crecimiento se explica por el aumento de la demanda interna, no por la austeridad ni por las exportaciones, como nos querían hacer creer con las medidas impuestas».
Sevilla recuerda que «está cayendo de nuevo la tasa de ahorro, con lo que ese consumo se produce porque se ahorra menos, no por un aumento de los salarios, tras una devaluación interna muy severa».
Jordi Sevilla, que acaba de publicar el libro Seis meses que condujeron al rescate (Deusto), considera que el gran éxito del Gobierno, si se entiende así, es «el rescate financiero», que llevó al Gobierno a crear también un banco malo –con la sociedad gestora Sareb—y la decisión del Banco Central Europeo de comprar deuda soberana, o anunciar que lo haría –las palabras mágicas de Mario Draghi en el verano de 2012–.
Sólo el sector exterior puede sacar a España de la crisis
La posición del economista Miquel Puig, que acaba de ser galardonado con el premio de la Societat Catalana d’Economia, es contraria a esa apuesta por el consumo interno. Puig entiende que España sigue muy endeudada, y que la salida es el sector exterior, aunque admite que eso exige tiempo. «Es cierto que las carreteras van más llenas, y que eso es un indicador de que una mayor alegría en el consumo, por causas psicológicas, y porque hay una parte de la población que ahora se siente capaz de consumir, pero el consumo no podrá tirar del carro, porque la población sigue muy endeudada, no será el motor económico de la próxima década», señala.
Puig admite que el esfuerzo de las empresas ha sido importante y que se exporta más, pero en conjunto «España es un país muy poco exportador».
La población activa no varía y el paro no se pueden absorber
Juan Ignacio Crespo, analista financiero, autor de dos libros de referencia en los últimos años Cómo acaba de una vez por todas con los mercados, y Las dos próximas recesiones (Deusto), ex director europeo de Thomson Reuters, se centra en el mercado de trabajo y en la población activa para situar las cosas en su justo término.
«La idea de cambiar el modelo productivo está bien, pero no se puede hacer de la noche a la mañana, teniendo en cuenta que la población activa creció entre 2001 y 2009 en tres millones de personas, y que cuando se paró el sector de la construcción no se pudo absorber a buena parte de esos nuevos trabajadores». Crespo recuerda que muchos de ellos, los que aumentaron esa población activa, son extranjeros que ya se quedaron a vivir en España, aunque una parte haya regresado a sus países de origen.
Unos 20 años en recuperar el porcentaje de paro de 2007
La Comisión Europea ha previsto que el paro descienda al 22,5% en 2015, y al 20,5% en 2016, porcentajes excesivos y sólo comparables en la Unión Europea a los de Grecia. José Carlos Díez precisa que, siguiendo los augurios de Mariano Rajoy, «si la progresión en 2015 es la que él apunta, se tardarán cinco años en tener el mismo paro que el que dejó el Gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero en 2011, y 20 años para regresar a los índices de 2007».
Y es que en 2014 el ejercicio se cerró con 200.000 parados más que en 2011. Los ocupados, con datos de la EPA, en 2011 alcanzaban a 17.807.500 personas, y en 2014 a 17.569.100 personas.
Sin deflación, y con venta de activos inmobiliarios
Crespo, sin embargo, ofrece datos favorables para la economía española en 2015. Incide, como Sevilla, en la tasa de ahorro. Pero lo percibe de forma diferente. «Cuando baja la tasa de ahorro, y lo está haciendo porque se ha pasado de una punta del 18% a estancarse en el 10%, y hay crecimiento, no se puede decir que estemos en deflación, porque no ha habido una caída de los precios».
Es decir, España se beneficia fundamentalmente de la bajada del petróleo, –que pesa mucho en el cálculo del IPC– en mayor medida que otros países, porque depende más, y también se beneficia de una devaluación del euro que fortalece al dólar.
«En 2015 muchos inversores, que trabajan en dólares, podrían contribuir a quitar la losa que significa el peso inmobiliario en España», asegura Crespo, en referencia a la venta de activos inmobiliarios que se podría producir.
Más turistas y más fabricación de coches
José María Gay de Liébana, profesor de Economía en la UB, destaca también ese descenso del petróleo y la reforma fiscal. «La duda que tendremos es si las familias con ese mayor ahorro, desde algo más de dinero en su nómina, hasta el ahorro que supone llenar el depósito de gasolina del coche, lo utilizará para gastar más en su día a día».
Pero, como los economistas citados, reclama algo más por parte del Gobierno. «La impresión es que volvemos al pasado, con los anuncios de más turistas, y de la fabricación de más coches, que, en realidad, se exportan, cuando lo que sería necesario es recuperar la industria, considerando industria algo mucho más diverso, que incluye servicios de calidad», asegura.
Este profesor, que destacó ese modelo en una entrevista este sábado en el programa Converses de la Cadena Cope, recuerda que Baleares «ha aumentado su PIB en los últimos años, no ha decrecido, y lo ha hecho con una economía centrada en los servicios de la industria hotelera».
Si El Corte Inglés invierte es que habrá inversión
De Liébana, sin embargo, para aportar optimismo, y pensando en el consumo interno como motor, destaca una inversión de El Corte Inglés en Nuevos Ministerios, en Madrid. «Ha invertido 136 millones para construir un enorme centro comercial, y eso quiere decir que ha madurado esa inversión con la idea de que habrá una expansión del consumo en los próximos dos años», precisa.
Eso sí, los economistas consultados dejan claro que el Gobierno del PP ha hecho poca cosa desde 2011, y ahora se puede beneficiar de cuestiones exteriores: bajada del precio del petróleo, devaluación del euro, y la manguera de Mario Draghi, el presidente del Banco Central Europeo, convertido en el héroe de Europa, a pesar o con el beneplácito de Alemania.