La banca en la sombra busca reciclarse para llegar a las pymes
Dudas entre abordar una regulación en toda regla o acometer una simple supervisión de la financiación alternativa a través de 'crowfunding' o la titulización de tan malos recuerdos
En pleno debate a gran escala en el seno de la Unión Europea sobre el futuro que debe seguir el sistema financiero tradicional, la banca en la sombra se abre paso como alternativa.
«Lo está siendo ya para grandes inversores institucionales, pero no acaba de llegar para las pymes», apunta la holandesa Josina Kamerling, experta en asuntos de regulación financiera de la UE y directiva de asuntos legislativos del CFA Institute de Bruselas.
Varios son los problemas, tanto de forma como de fondo, que existen para que esta banca en la sombra acabe de instalarse, a todos los niveles, y sirva para que las pymes tengan acceso a estas fuentes de información alternativas.
Pymes, cuestión de tamaño
«En el caso de España, la dimensión de las pymes impide que, por sí solas, tengan capacidad para hacerlo. Necesitarían ser más grandes o, de lo contrario, habría que ir hacia titulizaciones para grupos», señala Kamerling. En este punto, entienden los expertos que resulta necesario, en primer lugar, «ir hacia una definición única de pyme». Nada tiene que ver una empresa familiar española, con menos de diez empleados, que una pyme alemana que llega a cotizar en bolsa.
Un término, el de la titulización que, tanto en Estados Unidos como en Europa –en menor medida– sigue levantando ampollas. Sus prácticas opacas estuvieron en el origen de la crisis económica de las que no se acaba de salir de manera decidida. Todavía se recuerdan aquellas hipotecas basura que, aglutinadas en carteras, sirvieron para transformar vencimientos de activos.
Recelos permanecen
Para tratar de lavar esa mala imagen, en el seno de la Comisión Europea se están dando cuenta de que algo hay que hacer para superar el recelo que estas prácticas siguen generando, pues, a juicio de Kamerling, «la titulización es un asunto básico para entender el impacto de la banca en la sombra».
En este contexto, Josina Kamerling, en una sesión organizada en Madrid por CFA Institute, ponía el acento en la copiosa regulación financiera generadas en los últimos años para, a partir de ahí, plantearse la cuestión de si hay que regular o no la banca en la sombra ante su crecimiento.
Regular o solo supervisar
«Hay que hacer algo ya», se respondía la experta holandesa, para seguidamente mostrarse partidaria de «no regular, sino simplemente supervisar para no matar las iniciativas». El problema de regular todo, comentaba Kamerling, «es que el mercado es como una ameba, una vez que creas algo y lo tienes regulado se reproduce en otro sitio. Y cuanto más se regula más se pierde el control».
En el fondo nadie duda de que es preciso impulsar iniciativas de mejora y refuerzo del papel de los mercados de capitales en Europa en la financiación de la economía real. Pero al mismo tiempo, nadie pierde de vista que este banco en la sombra constituye una fuente importante de riesgo sistémico, en particular cuando se realizan operaciones de transformación de plazos y de apalancamiento.
Se regule o simplemente se supervise, lo que sí entiende Kamerling es que resulta necesaria apuntalar la regulación para proteger al inversor. En este punto, reconoce la experta que «si algo no funciona hay que cambiarlo, incluso esa excesiva regulación que está provocando la obstrucción en el mercado de capitales». En este sentido, recordaba el caso de las preferentes en España. «Fue algo que se hizo mal, pero se logró rectificar a tiempo», reconocía.