España se financia como en mayo de 2010, antes de caer en el hoyo
La prima de riesgo está por debajo de los 120 puntos y el bono a diez años tiene una rentabilidad de sólo el 2,10%
España es demasiado grande para caer. Con esa máxima, el Gobierno español, ya presidido por Mariano Rajoy, trató de evitar el precipicio en el verano de 2012. El mecanismo de rescate europeo, el MEDE, no estaba todavía preparado para ayudar a España, que sí tuvo que pedir el rescate del sector financiero, tomando prestados 51.000 millones de euros, de los 100.000 que se puso a disposición.
Pero ahora, dos años después, la situación es completamente diferente. De los más de 600 puntos de diferencia entre la prima de riesgo de la deuda española y la alemana de julio de 2012 se ha pasado a los 118 puntos que ha marcado este miércoles. La diferencia, sólo en un año, respecto a agosto de 2013, es también enorme: se ha pasado de 295 a los 118 puntos. Esa es la diferencia entre el bono de la deuda española a 10 años, y el bono a diez años alemán, que marca la referencia a todos los países de la zona euro.
El precio: la devaluación interna
Los analistas consultados mantienen siempre una gran prudencia. Pero no evitan destacar el enorme cambio experimentado por la economía española. David Cano, de Analistas Financieros, y analizando la situación respecto a Francia, que sufre ahora una gran presión que le ha llevado a una crisis de gobierno, considera que el peligro ya no procede de España.
El sector exportador ha tomado las riendas, y aumenta la demanda interna. El precio, y eso nadie lo deja de lado, es una devaluación interna de gran alcance, y un paro todavía intolerable.
Otra interpretación es la que ofrece en estas cuestiones el economista Santiago Niño Becerra. La idea es que a España los mercados internacionales le van a facilitar esa financiación barata porque es mejor que el conjunto del país vaya pagando y no se planteen posibles quitas o reestructuraciones de deuda.
Drahgi, el muñidor
Por ello, el Banco Central Europeo, presidido por Mario Draghi, está dispuesto siempre a salvar los muebles. Los acreedores, los bancos alemanes y franceses, no quieren correr riesgos con países del tamaño de España.
Todo eso es cierto, y lo es también que la deuda pública española se acerca al 100% de su PIB. Pero la evolución no ofrece dudas. En las últimas tres sesiones, el interés del bono a diez años lleva un descenso por encima del 10%, y paga sólo el 2,10%, que es el tipo más bajo de su historia. De la mano del bono a diez años, la prima de riesgo ha descendido por debajo de los 120 puntos. La italiana, el país con el que se compara España, sigue alrededor de los 150 puntos.
Con ese nivel, España vuelve a la situación de mayo de 2010, la verdadera frontera que marcó un antes y un después en la economía española, tras las advertencias en aquel momento de la Comisión Europea y de, incluso, Estados Unidos, para que rectificara y acometiera fuertes recortes del gasto público.
El riesgo de la deflación
¿Es el Gobierno español el causante de esa mejora? Es responsable en cuanto ha iniciado reformas importantes, las que ahora se le piden al Gobierno francés de François Hollande. Pero el gran muñidor de lo que ocurre en España es el presidente del BCE, Mario Draghi, que sigue encantando a los mercados, cuando cree que la situación comienza a ser preocupante.
Draghi insistió, de nuevo, en el encuentro de Jackson Hole, en EEUU, que reúne a los gobernadores de los bancos centrales de todo el mundo, que hará todo lo posible para mejorar la economía europea, que tiene un grave problema: una posible deflación, con un muy bajo crecimiento, lo que podría derivar en estanflación.
Manguerazo de dinero
Y para resolverlo no dudó en anunciar que podría poner en marcha un programa de medidas de expansión cuantitativa (QE), utilizando una jerga que, traducida, quiere decir un manguerazo de dinero, una inyección de capital para animar las economías europeas.
El BCE, incluso, hizo un ensayo sobre esa posible inyección, calculando el nivel de inflación que podría provocar en la zona euro. Y lo que comprobó es que los riesgos son mínimos. En cambio, el riesgo de no hacer nada, es mucho mayor.
Los mercados responden, y España se está beneficiando de ello.