El Santander ya firma menos hipotecas tras el brexit
Un mes después de que los británicos decidieran salir de la Unión Europea (UE), el Banco Santander ya ha empezado a notar el impacto negativo de la decisión. «No tenemos claro hacia dónde vamos a ir, por lo que, en el corto plazo, la incertidumbre será alta», reconocía su consejero delegado, José Antonio Álvarez, en la rueda de prensa para presentar los resultados al cierre del primer semestre.
Aunque resulta prematuro ver la tendencia, «ya estamos apreciando que los inversores se retraen y que los particulares se lo piensan más a la hora de tomar decisiones, como la de comprar una casa», reconocía Álvarez.
Impacto inicial negativo
Por eso, reconocía el consejero delegado del Santander que «inicialmente el impacto será negativo», y que, en el futuro, todo dependerá del acuerdo que se alcance entre la UE y el Reino Unido para reconducir la salida.
En este sentido, Álvarez alberga la esperanza de que, al final, «no habrá una separación total», porque confía en que, por ambas partes, prevalezca «el interés mutuo para no dañar la actividad económica».
Apuesta por la franquicia
Incidía en este punto José García Cantera, responsable financiero de la entidad presidida por Ana Botín, para señalar que «el 50% de los beneficios generados por el banco en Reino Unido se invierten allí, y seguirá siendo así en el futuro», refrendando la apuesta firme por la franquicia británica.
Lo que no ha querido adelantar Álvarez son las líneas maestras a aplicar en el marco de un plan de contingencia. «Esperamos que, a partir de septiembre, podremos poner números al nuevo escenario», reconocía.
Lógica cautela
La cautela se impone. La franquicia británica supone para el Santander más de dos tercios, tanto del crédito como de los depósitos, y, en ambos casos, siendo el área que más clientes aporta. Además, el Reino Unido representa para la entidad financiera la cuarta parte del beneficio y es el área con menor tasa de morosidad.
En principio, y a la espera de ver en qué queda el acuerdo de salida que debe pactar el Reino Unido con la Unión Europea –algo que se puede demorar hasta dos años, o algo más en función de cuándo se active el artículo 50 del Tratado de la UE–, algunas cuestiones no se pueden retrasar, y hay que tomar decisiones ya.
Es el caso de la cobertura con exposición a libras, provisionando por ajuste de divisas o fijar un tipo de interés para toda cartera mediante un contrato de permuta. Y está por ver si, con el paso del tiempo, el previsible decrecimiento económico que muchos dan por seguro, afecta o no a la solvencia crediticia que hasta ahora estaba fuera de dudas.