Draghi ‘pasa’ de los gobiernos: confía en su arsenal para que Europa crezca
Los analistas alaban las medidas adoptadas por el BCE, pero piden "paciencia" para que se pueda crear inflación y la liquidez se traslade al conjunto de la economía
Mario Draghi sabe muy bien el terreno que pisa. El pesidente del Banco Central Europeo (BCE) sabe que Europa sólo saldrá adelante si funcionan dos patas: la política monetaria y la política fiscal. Y que esta última es responsabilidad de los gobiernos. Pese a ello, Draghi apreta el acelerador, y confía en su arsenal para lograr una mayor inflación, y para que la liquidez acabe fluyendo en el conjunto de toda la economía europa. Es consciente de que actúa a la desesperada, porque no hay manera de provocar inflación.
Las medidas son potentes. Draghi consideró, tras anunciarlas, que la inflación se podría quedar en el 0,1% este año, pero que ascenderá al 1,3% en 2017, y al 1,6% en 2018. Lo que queda claro es que el presidente del BCE no quiere engañar a nadie. «Sería engañoso pensar que la inflación vuelva a subir por encima del objetivo del 2% si tenemos una economía que todavía no se ha recuperado», aseguró.
Calma, las medidas «resultarán»
Hay dos grandes interpretaciones sobre lo que está sucediendo en Europa. La primera es que todo será inútil, porque el problema es «el exceso de capacidad» del sistema productivo, que se une a los pocos incentivos para invertir si se admite que no tendrá ninguna salida. Esa la defienden economistas como Niño Becerra o el analista de mercados Juan Ignacio Crespo, que cree que podemos estar en el inicio de una intensa pero breve recesión.
En el otro lado, aparecen los expertos que reclaman tiempo, que esperan que esa liquidez en los mercados acabe generando inflación y oportunidades de inversión.
En esa tesitura se sitúa Alejandro Varela, de Renta 4. «Estamos en un proceso de digestión que será largo, con pequeños crecimientos, pero los resultados llegarán, hay que tener paciencia, después de todo lo que se ha vivido en los últimos años», asegura.
Todo lo que «tenía que hacer»
Varela entiende que, sobre el papel, nada ayuda, porque los precios de las materias primas, como el petróleo, han descendido, lo que ha complicado la vida a los países emergentes. Eso se une a una incapacidad de Europa, en su conjunto, para crecer con vigor. Pero insiste en que Draghi «ha hecho lo que tenía que hacer, es positivo, y acabará teniendo sentido».
Una de las medidas importantes, para Varela, es la que afecta a los bancos. «Los apuntala», señala, al abrir el BCE, de nuevo, la barra libre. Se trata de las subastas, denominadas LTRO (Long-term Refinancing Operation), que consisten en dejarles dinero gratis a los bancos. El objetivo es que lo presten al tejido económico de forma directa. Para ello, el BCE ha encarecido la tasa para guardarles el dinero, que pasa del -0,2% al -0,4%. Es decir, los bancos deberán pagar más al BCE.
El analista de Renta 4 advierte, sin embargo, de los efectos. «Está claro que los inversores en renta fija deberán arriesgarse para tener algo de rentabilidad». Los bancos no dan ni darán apenas nada por el dinero de los ahorradores. Estamos en nueva época.
¿Quién ent¡ende a los mercados?
El analista de IG, Daniel Pingarrón, muestra con toda claridad sus cartas: «Nadie entiende nada», asegura. Lo explica porque las bolsas europeas reaccionaron con gran euforia tras las medidas de Draghi, subiendo hasta un 4%, en el caso del IBEX, que acabó plana, y con la bolsa alemana pasando del 3% en positivo al 2% en negativo. «Hay muchos especuladores en el mercado, los más grandes, que aprovecharon el momento», asegura.
Más allá de ello, Pingarrón no duda en alabar las medidas de Draghi, pero insiste, como Varela, en que es necesario una mayor intervención. «La política monetaria es una pequeña herramienta, importante, pero no suficiente. El BCE actúa, pero tendrá un efecto limitado. Está claro que los gobiernos deben complementar esas medidas», asevera Pingarrón.
Ahora, en los próximos días y semanas se verá si Draghi puede animar la economía europea. En cualquier caso, el presidente del BCE ha entendido que debe ‘pasar’ de los gobiernos, después de comprobar que no tienen capacidad para coordinar, en el seno de la UE y de la zona euro, una política fiscal común, que podría pasar por un plan de inversiones en infraestructuras realmente potente y eficaz.