Abanca hace caja: 800 millones por su cartera industrial
A la salida del capital de Itínere, Abanca suma las ventas de participaciones en CLH, la cablera R, Cupa, Tecnocom y el grupo eólico de las cajas
Juan Carlos Escotet lo dejó muy claro cuando aterrizó en lo que en su momento era Novagalicia Banco, en diciembre de 2013. Nada de veleidades inversoras en negocios ajenos a la banca comercial, el negocio tradicional para una entidad financiera. El magnate venezolano, que en un tiempo récord de seis meses convertiría la entidad subastada en Abanca, miraba así a toda la pléyade de participadas heredadas de las cajas de ahorros.
Las desinversiones se habían iniciado en la etapa de José María Castellano, por requerimientos de Bruselas cuando Novagalicia fue rescatada y nacionalizada, pero han continuado con Escotet en el puente de mando de Novagalicia. La última, la venta de Itínere, la propietaria de la concesionaria de la Autopista del Atlántico. Abanca poseía un 23,8% de Itínere y era su segundo accionista. La entidad, en la presentación de resultados del último trimestre, anota un beneficio récord propiciado en parte por esta operación.
Una gran venta por año
El impacto de la venta de Itínere en la cuenta de Abanca se traduce en un beneficio derivado de operaciones financieras de 293,8 millones, un 52,6% más. En el primer semestre del año, sin Itínere, la entidad anotaba un resultado financiero de algo más de 100 millones.
Escotet suma esta operación a otra que pasó más desapercibida el año pasado, pero que generó unos ingresos similares para Abanca. Era la venta del 5% de la Compañía Logística de Hidrocarburos (CLH), de la que controlaba un 5% y por la que generó unos ingresos, que no plusvalías, de otros 200 millones.
En total, en la etapa en que Escotet está al frente de Abanca, la entidad ha generado unos recursos de unos 785 millones solo en ventas de grandes participaciones industriales. El guión establece un particular calendario en las grandes operaciones: R (2015), Cupa (2016), CLH (2017) e Itínere (2018).
De R a Cupa y Tecnocom
En 2015, la venta de R aportó a Abanca 267,4 millones, “generando un beneficio consolidado por la operación de 203,9 millones”, según la memoria de ejercicio que remitió el banco a la CNMV. Un año después sería la venta de Cupa al fondo norteamericano Carlyle por 170 millones. Abanca tenía un 20% de la pizarrera y los ingresos por esta operación rondaron los 35 millones. A todo ello se suman los 2,7 millones por la venta de las eólicas de las extintas cajas (Galenova, TH Eólica y Paraño), y los 64 millones que logó por su 20% en la opa de Indra sobre Tecnocom.
La venta de participadas y la vuelta al negocio tradicional ha hecho que la entidad disponga actualmente de uno de los niveles de capitalización más altos del sector, con un exceso de capital sobre los requerimientos del Banco Central Europeo de unos 1.882 millones de euros. No es de extrañar que Escotet salga de compras ahora, con la mirada puesta en la venta de la filial española de la portuguesa Caixa Geral.