Xilonor, la única productora de CLT de Galicia, factura su primer millón
El primer centro de producción de CLT de Galicia cerró su primer año completo de actividad con más de un millón de ingresos y una deuda bancaria de 8 millones
A finales de 2020 y tras un cuidadoso periodo de incubación, Xilonor hizo su puesta de largo en el polígono industrial de Coirós. La fábrica impulsada por Finsa y por Maderas Goiriz como un negocio independiente a sus habituales actividades se convirtió al año siguiente, en 2021, en el primer centro de producción de CLT (madera contralaminada) de Galicia. La apuesta era clara: un material de construcción renovable, reciclable y eficiente energéticamente para la era de la descarbonización.
En su primer año de actividad, Xilonor superó el millón de euros de facturación. La cifra de negocio ascendió, concretamente, a 1,1 millones, la gran mayoría procedentes de los trabajos para viviendas unifamiliares, aunque la empresa también participó en la instalación diseñada por Daniel Ibáñez y Vicente Guallart que se exhibió en el Pabellón Mies van der Rohe de Barcelona y que, precisamente, pretendía mostrar las capacidades estructurales del CLT para la construcción de edificios más sostenibles.
El 91% de los ingresos procedieron del mercado doméstico, si bien la empresa también consiguió llevó sus propuestas más allá de la frontera española, con la construcción de una vivienda en el Reino Unido. A cierre de ejercicio, Xilonor contaba con 23 empleados, en una plantilla media de 15 personas a lo largo del año. Cuando se puso en marcha el proyecto la previsión del fabricante era alcanzar los 30 trabajadores en un plazo de tres años.
La deuda con entidades de crédito a 31 de diciembre ascendía a 8 millones a largo plazo, con vencimientos más allá de 2026. Finsa y Goriz trasladaron en su momento que la inversión en la factoría rondaba los 15 millones. La maderera con sede en Santiago controla el 90% de la empresa, mientras que la de Vilalba tiene un 10%.
El CLT combina una elevada resistencia con la ligereza del material, que, al tratarse de una construcción en madera, consigue una huella de carbono negativa. Xilonor apostó por una producción automatizada, tomando como materia prima el pino gallego.