Vestas duplicó su cartera de encargos meses antes de anunciar el cierre en Viveiro
La compañía danesa disparó su cartera de pedidos hasta un máximo histórico de 48 gigavatios tras doblar el ritmo de adjudicación en el segundo trimestre del año
Paradoja en Vestas. La multinacional danesa sorprendió este lunes con el anuncio del cierre de su planta en Viveiro pese al reguero de beneficio constante que se apuntó con la actividad en estas instalaciones y pese a que su cartera de pedidos en todo el mundo ha tocado un máximo histórico.
«Nuestros encargos de servicios y de aerogeneradores crecieron un 23% y un 28%, respectivamente, en el último año, lo que ha provocado que nuestra cartera de pedidos haya marcado un máximo histórico de más de 48 gigavatios«. Así celebraba Henrik Andersen, presidente y consejero delegado de Vestas, el nuevo empujón que Vestas imprimió a su listado de proyectos. Este ha batido un récord al término del segundo trimestre del año, en un periodo marcado por la combinación de su negocio onshore (eólico terrestre) con el offshore (eólica marina) y su avalancha de contratos en los últimos tres meses.
Dobla sus nuevos pedidos en tres meses
«Cuando miramos al segundo trimestre, me gustaría destacar que hay 4,5 gigavatios [en nuevos encargos] en onshore, frente a los dos gigavatios en el primer trimestre«, destacaba Henrik Andersen en la rueda de prensa posterior a la presentación de resultados.
De estos 4,5 gigavatios que la compañía se adjudicó entre abril y junio, dos tercios se corresponden a proyectos en la región EMEA, como se define a Europa, Oriente Medio y África. Se trata de encargos ubicados en el área de influencia de, por ejemplo, fábricas españolas como la de Viveiro, sobre la que ahora pesa un anuncio de cierre y la amenaza de un expediente de regulación de empleo (ERE) para 115 trabajadores.
Recorte de previsiones
De esta manera, Vestas anuncia su plan de ajuste en un momento en el que engorda su cartera de pedidos y sale de números rojos (ganó 33 millones de euros en el primer semestre, frente a las pérdidas de 85 millones de euros cosechadas en el mismo periodo del año anterior) pese a recortar sus ingresos de 5.776 a 5.498 millones de euros.
La buena evolución de la compañía solo se ve empañado por el recorte de previsiones que ha realizado de cara al cierre de 2021. Vestas estimaba que culminaría el ejercicio con unos ingresos de entre 16.000 y 17.000 millones, una horquilla que ahora rebaja al entorno de los 15.500-16.500 millones. Además, su margen ebit sufrirá el recorte de un punto porcentual, hasta rondar el 5% y el 7%, algo que la compañía justifica por la «inflación de costes» que, al igual que otras empresas, está detectando en los últimos meses.
El comité se rebela contra el anuncio de cierre
Tras resistir al golpe del Covid-19 y blindar su futuro con la mayor cartera de pedidos de su historia, Vestas justifica el cierre de su planta de Viveiro por un argumento de cambios en la demanda que el comité de empresa rechaza. La firma aseguró en el comunicado en el que anunciaba el cierre de la factoría gallega por que «no era sostenible continuar la actividad» en unas instalaciones especializadas en la construcción de plataformas de dos megavatios, inferiores a las que, según defienden, las encargan sus clientes.
Sin embargo, el presidente del comité de empresa, David Mariño, asegura que este planteamiento es una «excusa» por parte de la empresa y que ni este argumento ni el económico (la factoría siempre ha sido rentable, según explican) están detrás de este ajuste. A su juicio, este movimiento responde a un intento de «deslocalización» por parte de la empresa para trasladar la producción a países como China, en donde los costes laborales son más reducidos. «Priorizan la cantidad sobre la calidad«, lamenta el presidente del comité de empresa.