Una decena de jueces cruza la puerta giratoria a los grandes bufetes de abogados
Javier Yáñez, juez mercantil 9 de Madrid, ha terminado en Uría Menéndez, mientras que Javier Garcia Marero, el juez mercantil número 5 de Madrid trabaja ahora en el despacho Pérez Llorca. Son los últimos en una larga lista de fichajes que comenzó con la crisis
Al menos una decena de jueces españoles ha pasado de los tribunales a la asesoría o en las nóminas de los grandes bufetes de abogados en España. Para ellos, la carrera judicial ha terminado en los despachos contratados por las principales empresas del país.
No se trata de un movimiento ilegal, siempre que se respete el régimen de incompatibilidades, pero sin duda se trata de una reconversión incómoda. Ni jueces ni fiscales y ni siquiera los colegios de abogados de Madrid y Barcelona quieren pronunciarse por una práctica criticada en privado pero consolidada en los últimos años.
El juez mercantil Javier García Marrero, que fue juez mercantil número 5 en Madrid, ha terminado en el despacho Pérez Llorca. García Marrero es un experto en concurso de acreedores. De hecho, presidió durante muchos años el Congreso Nacional de Administración Concursal.
El encuentro es patrocinado por grandes despachos de abogados que también suelen ser ganadores de la administración concursal de grandes empresas en quiebra, una lucrativa actividad para los grandes despachos y consultores.
Otro juez mercantil de Madrid, Uría Menéndez, también ha fichado a Javier Yáñez, quien se había desempeñado como juez mercantil número 9 de Madrid. Ambos despachos han confirmado a este diario que los jueces trabajan en su equipo.
El silencio
Las puertas giratorias en la carrera judicial no son un asunto excepcional. En privado, los abogados, jueces y miembros de los colegios profesionales de Madrid y Barcelona critican la práctica. Aseguran que estos fichajes pueden alentar sospechas de que existen vasos comunicantes entre las grandes empresas y los órganos judiciales que deciden conflictos mercantiles en el que se juegan cifras millonarias. Pero en público nadie se atreve a alzar su voz contra la práctica.
En marzo, Larrauri & Martí Abogados fichó a José Luis González Armengol, ex decano de los jueces de Madrid. González Armengol había dejado la carrera judicial para dedicarse a la asesoría jurídica a El Corte Inglés, una actividad que desarrolló duante unos meses. Pocos meses después de su incorporación en el bufete, el escándalo de la Púnica salpicaría indirectamente a Armengol por las escuchas ordenadas para detectar la trama corrupta.
Cuatrecasas, Garrigues, Gómez-Acebo y Price
El despacho Gómez-Acebo & Pombo sacó de los juzgados a Daniel Irigoyen que llevó hasta el 2013 el juzgado mercantil número 5 de Barcelona y en octubre del año pasado, Alfredo Muñoz Naranjo, juez adscrito al Tribunal Superior de Justicia de Madrid, fue fichado por el despacho Luis Romero y Asociados, especializado en derecho penal.
Blas González fue juez mercantil número 1 en Granada y llevó la sección 15 de la Audiencia Provincial de Barcelona pero hace tres años fue fichado por Cuatrecasas como socio para encargarse de la propiedad intelectual. González también fue asesor concursal pero acaba de marcharse de la firma para montar su propio despacho: Blas González Abogados, que fundó apenas el mes pasado.
Enrique Grande Bustos, con especialización en derecho mercantil, fue juez mercantil número 1 de Barcelona pero decidió pasar la puerta para ingresar en el despacho Garrigues de Barcelona como socio en 2012. David Velázquez estuvo siete años en el Tribunal Superior de Justicia de Catalunya pero pidió ha excedencia en 2010 para ingresar a PriceWaterhouse y ahora trabaja para Cuatrecasas.
Adolfo Prego ejercía como juez del Tribunal Supremo cuando decidió pasarse al otro lado para comenzar a ejercer como abogado. Fue fichado por el bufete Hermosilla & Gutiérrez de la Roza que hace cinco años también había llamado a su equipo a Adolfo Suárez Yllana, hijo del expresidente Suárez.
Años antes, habían saltado Carlos Bueren a Uría Menéndez y Santiago Milans del Bosch a Cuatrecasas. Aunque hoy son cada vez más los magistrados como Ramón Rodríguez Arribas, con más de 50 años como juez en Segovia y Toledo, que optan por montar su despacho propio.