Un juez sentará a Iberdrola en el banquillo por manipular la luz desde sus embalses gallegos
La Audiencia Nacional ha desestimado la solicitud de archivo de las actuaciones por parte de la multinacional por manipular presuntamente los embalses del Tajo, Sil y Duero en 2013
Iberdrola no consigue alejarse del banquillo. Tras rechazar el recurso presentado por la compañía de José Ignacio Sánchez Galán, la Audiencia Nacional continuará con el proceso judicial por la supuesta manipulación del precio de la energía por parte de la multinacional mediante la subida del precio de las ofertas de centrales hidráulicas en la cuenca del Tajo, Sil y Duero en el año 2013.
Según avanza El Confidencial, la Fiscalía y el juez han desestimado la solicitud de archivo de las actuaciones ya que consideran que existen indicios de que la multinacional rebajó la producción con el fin de aumentar el precio de la electricidad. En concreto, la sanción tramitada por la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia en 2015 por los hechos ocurridos dos años atrás consistía en “retirar una capacidad de producción para provocar un incremento adicional en el precio del mercado, consciente de un escenario de elevada demanda como el que corresponde al mes de diciembre”.
La infracción, considerada como grave, traía como consecuencia una multa de 25 millones de euros que Iberdrola nunca llegó a pagar por estar abierto todavía el proceso judicial.
Vuelta a empezar
Ahora, la historia se repite con el vaciado de embalses de Naturgy e Iberdrola en Galicia. La Xunta ha incoado un expediente sancionador contra la Confederación Hidrográfica Miño Sil por rebajar drásticamente la ocupación de las infraestructuras de Belesar, As Portas, Salas y Cenza, entre otros.
Además, en la última semana, otra infraestructura de Iberdrola, la de Bao en O Bolo, ha experimentado un retroceso del 3,36% en su capacidad, lo que supuso la pérdida de 8 hectómetros cúbicos y la caída de los niveles por debajo del 50% (el último dato sitúa el agua embalsada en el 49%). Estos dramáticos descensos del nivel del agua en plena escalada del precio de la luz ponen de nuevo en el punto de mira a las eléctricas, que vuelven a estar bajo la misma sospecha que con lo sucedido en 2013.