Un expresidente de Navantia está al timón del naval público saudí

El mugardés Esteban García Vilasánchez se incorporó como vicepresidente de la división naval de la Saudi Arabian Military Industries un año después de ser relevado como presidente de Navantia

Esteban García Vilasánchez, primero por la izquierda, es vicepresidente de la división naval de Saudi Arabia Military Industries (SAMI) / SAMI

Esteban García Vilasánchez, primero por la izquierda, es vicepresidente de la división naval de Saudi Arabia Military Industries (SAMI) / SAMI

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El naval público saudí extiende sus vínculos con Navantia hasta su propio organigrama. Además del contrato de cinco corbetas por 1.800 millones de euros (de las cuales tres ya se han entregado) y el memorando de entendimiento para añadir otras cinco nuevas unidades por 2.000 millones de euros. el país asiático guarda otro punto en común con la firma que capitanea Ricardo Domínguez.

Y es que Saudi Arabian Military Industries (SAMI), el conglomerado propiedad del Public Investment Fund (PIF), tiene a un expresidente de Navantia al frente de sus operaciones. Se trata de Esteban García Vilasánchez. El ejecutivo nacido en el municipio coruñés de Mugardos acumula cuatro años como vicepresidente ejecutivo de la división naval de SAMI.

El grupo controlado por el fondo de pensiones saudí está especializado en los sectores de defensa y seguridad a través de sus diferentes divisiones, entre las cuales se encuentran la aeroespacial, la naval, la de armamento terrestre o la electrónica. La hoja de ruta del Gobierno saudí contempla que el conglomerado aporte unos 3.700 millones de dólares a su economía en 2030, año para el cual se espera que invierta unos 1.600 millones de dólares en anuales en I+D y mantenga unos 40.000 empleos.

El currículum de García Vilasánchez

SAMI tiene a Ahmed Al Khateeb como presidente y a Esteban García Vilasánchez como vicepresidente de una división naval en la que recaló a finales de 2019. Según indica la empresa saudí a través de su página web, García Vilasánchez «es el responsable del desarrollo y la localización de los sistemas navales en Arabia Saudí». «Tiene más de 27 años de experiencia en la industria naval, sector en el que ha ocupado diferentes posiciones como ejecutivo, una de las cuales fue presidente y consejero delegado de Navantia«, destaca la firma.

En este sentido, desde SAMI ponen en valor su experiencia en la «construcción naval, la integración de sistemas, el mantenimiento y reparación de sistemas y soporte de ciclo de vida». García Vilasánchez es el único directivo de origen europeo en SAMI. En el momento de su incorporación, la compañía tenía como consejero delegado a Andreas Schwer, que, sin embargo, dejó su puesto en mayo de 2020 para convertirse en presidente para EMEA (Europa, Oriente Medio y África) de Electro Optic Systems, firma de la cual ejerce actualmente como consejero delegado.

La llegada de Vilasánchez al naval público saudí tuvo lugar un año después de que fuese relevado de la presidencia de Navantia. Su etapa al frente de la empresa pública se prolongó durante apenas quince meses (entre abril de 2017 y julio de 2018), cuando, tras la llegada de Pedro Sánchez al Palacio de la Moncloa, se optó por Susana de Sarria como máxima ejecutiva de Navantia. Desde entonces, la empresa propiedad de la SEPI ha contado con otros dos presidentes: Belén Gualda (ahora presidenta precisamente de la SEPI) y Ricardo Domínguez, que permanece en el cargo desde abril de 2021.

La huella árabe en dos corbetas

Además de captar talento en Navantia con García Vilasánchez, Arabia Saudí se reservó un as en la manga con este contrato para avanzar en su objetivo de reducir la dependencia del exterior en materia armamentística. En concreto, la joint venture SAMI Navantia Naval Industries (participada al 51% por SAMI y al 49% por Navantia) será la encargada de llevar a cabo la integración de los sistemas de combate para las dos últimas corbetas encargadas por la Armada saudí.

Las tres primeras ya han sido entregadas en unos actos que han tenido lugar en España. Sin embargo, las dos últimas, que todavía se encuentran pendientes de ser finalizadas, tendrán, de esta manera huella árabe y se prevé que las propias ceremonias de entrega tengan lugar en el país asiático. No en vano, la cuarta corbeta, de 99 metros de eslora, inició el pasado mes de abril el proceso de estiva en el Rolldock Star, un navío de los Países Bajos que la llevó hasta Arabia Saudí para que se le realizasen allí los retoques finales. Los últimos en este buque, al igual que los del Unayzah se realizarán en la base naval saudí de Jeddah y estarán supervisados por técnicos de Navantia.

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