Un despedido de Cándido Hermida: «Nos echan por criticar a la dirección»
Los trabajadores del histórico proveedor de Inditex interpretan los despidos como "un castigo" por haber trasladado críticas a la dirección y no por "causas económicas", como argumenta la empresa
Los despidos de Cándido Hermida se han llevado por delante algo más que puestos de trabajo. Daniel Bonome llevaba 18 años trabajando para la empresa, hasta que una inesperada carta de despido puso fin al empleo al que había dedicado gran parte de su vida, en un acto que califica de «traición y decepción». «Lo interpretamos como un castigo hacia los trabajadores que hemos sido críticos con la cúpula de la empresa. Es una puñalada, porque si somos una familia, lo somos para todo«, explica.
El histórico proveedor de Inditex, con sede en Narón, anunció 23 despidos hace dos semanas, motivados por «causas económicas», a trabajadores que llevaban en la empresa entre 10 y 28 años. Daniel Bonome, portavoz de los despedidos, cuestiona la veracidad del motivo aportado por Cándido Hermida ya que «la compañía tiene carga de trabajo, les faltan profesionales y están subcontratando para cubrir nuestros puestos«. «No tiene sentido, es un castigo por tener una opinión diferente y criticar a la dirección cuando algo no nos ha parecido bien. Todas las empresas que trabajan para Inditex van a ir por el mismo camino«, añade.
«Un día llegas y te encuentras una carta de despido, sin que los comités ni nadie hayan tenido aviso para negociarlo. No te queda otra que ponerte a llorar. Somos una familia, estamos orgullosos del jefe porque cuando llegué apenas éramos 100 y ahora ha creado empleo para 500 familias. Nunca le dejamos tirado, incluso a veces pusimos dinero de nuestro bolsillo. Estas cosas duelen», denuncia el ya ex empleado en una conversación con Economía Digital.
Despedido por entregar una carta
Los choques entre la actual cúpula del grupo –que se convirtió en multinacional montando las tiendas de Inditex– y empleados que motivaron los despidos, según el portavoz de los afectados, se avivaron a raíz de una carta remitida por los trabajadores en la que protestaban por el ERTE aplicado en junio de 2020. La misiva denunciaba “coacciones y presiones para que no asistiéramos a la asamblea de trabajadores, difamando y represaliando a los que se atrevieron a denunciar esta situación”. La persona que entregó el escrito era el empleado más antiguo de la empresa. «Entró con 14 o 15 años, y le echaron por llevarles la carta firmada por los trabajadores a dirección«, apunta Bonome, queriendo reforzar su argumento de que los despidos son un castigo.
Además de este contratiempo, los obreros ahora cesados trasladaron sus críticas a sus superiores por un asunto relativo al precio pagado por las horas extra. Ante esta situación Bonome critica:»Sabíamos que había gente que estaban señalando, porque a los que hablamos más en las asambleas a uno le metieron un 20% de afectación y a otro un 80%, en el mismo puesto de trabajo, nos discriminaban totalmente, quedamos marginados».
Los concellos buscarán mediar con la empresa
Los ceses y la situación de Cándido Hermida afectan directamente a la comarca de Ferrolterra. Los trabajadores despedidos llevan semanas movilizándose ante una decisión que la empresa sentencia como «inamovible», omitiendo las propuestas de la plantilla. Los alcaldes de los ayuntamientos de la zona (Narón, Ferrol y Valdoviño) han prometido a los empleados afectados sacar una declaración institucional conjunta y presentarse como mediadores entre la plantilla y la empresa, con el fin de minimizar el impacto en la zona.
Los sindicatos CIG, UGT y CCOO y los comités de empresa del grupo, convocaron una jornada de huelga para el jueves 6 de mayo con motivo de la no revocación de los despidos y por “las medidas que va a aplicar la empresa en relación con la plantilla que sigue trabajando”. Además del parón laboral, la huelga contempla una concentración en la Plaza de Armas de Ferrol.