Trampas del jamón: Trevedul se cura a 75 kilómetros de Trevélez
El líder de ibéricos Comapa no solo esconde el origen polaco de Trevedul; también engaña sobre el proceso y lugar de curación del jamón
La etiqueta comercial de Trevedul, el jamón de cerdo polaco fabricado por la cárnica Comapa –que confunde a los consumidores con un nombre que alude a la Indicación Geográfica Protegida (IGP) de Jamones de Trevélez–, no solo encubre el verdadero origen de su materia prima, sino que también engaña sobre el proceso de curación del producto, que no es lo que parece.
Algunos clientes de Ahorramás, Consum y Eroski (además de los chilenos que compran en la cadena americana Walmart, donde también se distribuye este jamón) seguramente se sienten atraídos a este producto porque su etiquetado muestra un elegante diseño de la Sierra Nevada –y, por supuesto, alude al nombre de la montaña de Granada– justo debajo de la leyenda «jamón natural».
El verdadero timo de la etiqueta frontal está emparedado precisamente entre la leyenda «jamón natural» y la referencia a la Sierra Nevada, donde se alega que Trevedul tiene un «curado exclusivo con sal marina a 1.476 metros». En su web, Comapa insiste en este detalle: «Esa es la altura de nuestro secadero de Trevélez«, dice, apuntando a la verdadera elevación del municipio andaluz de los renombrados jamones.
Es cierto que Comapa tiene un secadero en Trevélez, pero este sitio no fue el último manipulador del jamón Trevedul al que tuvo acceso Economía Digital, como consta en el registro de la matrícula. El tendedero último del jamón en realidad está localizado a 75 kilómetros de Trevélez, a una altitud que no se acerca ni por la mínima a los 1.476 metros a los que alude el precinto.
A continuación, la imagen engañosa de Trevedul con la que los consumidores lidian en los supermercados, y en la parte inferior la verdad sobre el proceso de producción del mismo.
El jamón Trevedul de Comapa
Ni en Sierra Nevada ni en Trevélez: Comapa cura su jamón en otro sitio
De la misma forma que la matrícula que Comapa esconde directamente en el jamón (no en el precinto) –mediante una inscripción borrosa de color rojo, muy parecida al color del jamón– revela que dicho cerdo fue sacrificado en Polonia, la matrícula de la última manipuladora que por ley debe aparecer en el etiquetado revela dónde fue realmente que se realizó el proceso de curación, y no fue en Trevélez.
Esta matrícula está registrada por Jamones Oro de Grama SL, una marca mercantil de Comapa, con domicilio industrial en un polígono localizado en Otura, Granada, según datos recogidos por Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (Aesan). Es decir, los jamones de Trevedul no se curan ni en la Alpujarra Granadina ni en la Sierra Nevada ni mucho menos en Trevélez.
El polígono en el que Comapa lleva a cabo un proceso de curación artificial –según fuentes del sector– está a 75 kilómetros de Trevélez, y su elevación no llega siquiera a los 1.000 metros: la altitud de Otura es de 813 metros. Y es que la altura es esencial para curar jamón de Trevélez, que viene de uno de los pueblos más altos de España y que por eso logra una curación en condiciones plenamente naturales.
Los expertos en este tipo de cárnicos procesados alegan que la mejor curación para el jamón se da en lugares altos y climas fríos, secos y no húmedos, porque de lo contrario la humedad puede pudrir la carne, algo no extraño para Comapa, una de las empresas imputadas por el fraude de la carne podrida que Economía Digital desveló durante 2018, y cuyo juicio aún no ha concluido.
Desde luego, tanto el secadero de Comapa en Otura como el de Trevélez no están adscritos a la IGP de Jamones de Trevélez, por lo que los jamoneros especializados en este procesado tienen cero control sobre lo que hace y no hace la empresa antes de poner el producto a la venta en las grandes superficies. De hecho, el consejo regulador de la IGP se querelló contra Comapa y logró que le multaran en 2009.
En resumen, el jamón Trevedul es polaco y se cura en Otura, y quizás por eso Comapa puede vender las piezas enteras a un importe de entre 40 y 45 euros, según qué supermercado lo tenga a la venta. Pero nada de eso lo dice ni su etiqueta ni su web, que más bien afirma que se produce «siguiendo la receta tradicional de Trevélez» y que en su sabor confluyen «todos los matices de las cumbres de Sierra Nevada».
La normativa europea ampara las indicaciones geográficas protegidas como la de Jamones de Trevélez ante cualquier presentación o etiquetado que induzca a engaño sobre el origen o el lugar de manipulación del producto, argumento que han utilizado los jamoneros de la zona para denunciar en repetidas ocasiones este producto de Comapa.
La matrícula del secadero último que manipuló el jamón Trevedul de Comapa, que dirige a un polígono en Otura
El líder de los ibéricos, contra las cuerdas
La reputación de Comapa quedó afligida en 2018 cuando se le vinculó con el fraude del jamón podrido y se le señaló como uno de los ejes centrales de una trama que presuntamente consistía en hacerse con carne podrida, reetiquetarla y ponerla a la venta, pasando por un proceso en el que el producto no cumplía con los estándares sanitarios mínimos, pues convivía con ratas y gusanos, por ejemplo.
Este año, Comapa –el mayor distribuidor de ibéricos de España– regresó al ojo del huracán tras una denuncia de Facua por su jamón llamado Sierra Alpujarra, cuyo etiquetado confunde a los consumidores pues no señala que su envasado y curación no se lleva a cabo en las localidades de la Apujarra. También denunció Facua que los cerdos con los que se produce ese jamón son polacos.
Economía Digital explicó este viernes que, de hecho, el matadero polaco donde se crió el cerdo del jamón Trevedul tiene la misma matrícula –es decir, es el mismo– que el de Jamones Sierra Alpujarra, por lo que está claro que esta es una dinámica recurrente de Comapa, que importa la materia prima, realiza procesos de curación que ponen en cuestión su autenticidad y vende cárnicos con precintos engañosos.
Se da la circunstancia de que Comapa entró en preconcurso de acreedores después de que su participada Vall Comapanys se hiciera con el control de los órganos de administración con el objetivo de «corregir las anteriores prácticas comerciales e implementar nuevos estándares mercantiles de acuerdo con la realidad del sector». No obstante, cuatro meses después, Trevedul sigue a la venta en las mismas condiciones.
El gigante cárnico catalán, consultado por este medio, ha preferido no brindar declaraciones sobre esta marca, una de las decenas que están a nombre de Comapa. Tampoco se ha referido, hasta ahora, a que directivos de Comapa como el presidente Blai Parés y el ex directivo Jaime Álvarez Fra hayan sido imputados en el caso de la carne podrida, una trama que sigue en investigación.