Tino Fernández acelera: Altia duplica sus ingresos desde la crisis del Covid
La adquisición de empresas y la pujanza del sector tecnológico disparan la cifra de negocio de Altia, cada vez menos dependiente de los contratos públicos y del mercado español
Altia, la consultora tecnológica que preside Tino Fernández, cerró el primer semestre del ejercicio con 70,8 millones de ingresos, un incremento del 17,2% respecto al mismo periodo del año anterior. La empresa coruñesa prevé acabar el año con 141,1 millones de cifra de negocio, lo que supondrá duplicar los 70,7 millones con los que cerró el año 2019, el previo al estallido de la crisis sanitaria por Covid-19.
El crecimiento inorgánico de la compañía, fundamentalmente por la integración de Noesis a la que este año se suman Bilbomática y Wairbut, está impulsando con fuerza los ingresos, especialmente en el área de outsourcing, que representa el 60% de la facturación, aunque también en el suministro de licencias o en la implantación de soluciones sobre Data Analytics, Inteligencia Artificial o Enterprise Solutions. Todas las áreas de negocio elevaron sus ingresos con excepción de las soluciones propias, que tienen un peso residual en el volumen de negocio del grupo (5%).
El proceso de engorde de la compañía tiene como mercados de referencia España y Portugal, la plaza natural de Noesis, pero va acompañado de una importante internacionalización. El peso del mercado doméstico en el primer semestre fue de 36 millones, algo más de la mitad, mientras que Portugal aportó 16,6 millones, el 23,5% de la facturación. Fuera de la península los ingresos ascendieron a 18 millones, el 25,7%. Europa, con 14,1 millones, aporta más que el resto de plazas continentales, a pesar de la buena implantación de Altia en Chile.
España representaba en 2019 el 79% de las ventas, mientras que ahora es aproximadamente la mitad de la facturación. Los ingresos procedentes de las administraciones públicas mantienen un peso de aproximadamente un cuarto del volumen de negocio, una proporción que ha permanecido estable en los últimos tres años.
El crecimiento ha sido generalizado, en todos los sectores y en todos los mercados. Subió de manera destacada en España, un 20%, a pesar de ser el territorio más importante en cuanto a ingresos del grupo; y de forma más modesta en Portugal, con solo un 5% más de facturación.
El patrimonio neto del grupo pasó de los 41 millones previos al Covid a los 56,8 millones actuales, mientras que los activos alcanzan los 88 millones, 36 millones más que hace tres años.
El problema de mantener la rentabilidad
En contraste con el avance de los ingresos, la evolución del ebitda del grupo ha sido negativa, tanto en la comparación con el primer semestre del año pasado, al registrar una caída del 5,2%, como si se compara con el del año 2019. A cierre de aquel ejercicio se situaba en los 9,26 millones y ahora en los 6,5 millones. Los costes de integración de las adquisiciones; el incremento del precio de la energía y, por tanto, de los suministros; y el encarecimiento de la plantilla en un sector donde es caro retener y atraer talento están impactando en la rentabilidad. Tino Fernández ha defendido que, a pesar de esta evolución, los resultados están por encima de la media del sector.
Ninguno de estos factores, tampoco la inflación o el creciente pesimismo sobre el comportamiento económico, ha cambiado el contexto favorable del sector tecnológico. Altia aporta algunos datos al respecto tomándolos del barómetro del Centro de Predicción Económica Ceprede: la facturación en las empresas de servicios de programación, consultoría y otras actividades relacionadas con la informática ha registrado un crecimiento interanual del 19,6% entre junio de 2021 y junio de 2022; en lo que va de año, el ritmo de contratación de personal promedio ha superado el 7,4%, muy por encima de la media del sector servicios en España (4,9%).
Ganar dinero en la nueva guerra fría
Altia, desde luego, es optimista. Incluso ante la crisis energética y la guerra en Ucrania, pues entiende que el sector tecnológico continúa siendo estratégico entre tanta incertidumbre. «El crash energético y la guerra de Ucrania, que parece redirigirnos a una nueva versión de la guerra fría, conviven con la diferencia entre oferta y demanda no sólo comercial sino también tecnológica. Todo ello conduce a una suerte de rearme digital, que favorecerá, sin duda, a este sector que se conforma, cada vez más, como estratégico», dice la empresa coruñesa en su informe de resultados.