Todo apunta a que el FROB saldrá airoso de la prolongada batalla judicial que libra contra un grupo de accionistas de Novagalicia que, convencidos por José María Castellano, habían destinado 70 millones a aliviar las dificultades financieras de la entidad en el año 2011, pero acabaron perdiendo toda su inversión en la operación acordeón aplicada por el fondo público de rescate apenas dos años después, en diciembre de 2013.
El Supremo acaba de desestimar uno de los recursos que presentaron conjuntamente las empresas gallegas y que, a través de un contencioso administrativo, pedía la anulación de dicha operación acordeón. Era una de las vías abiertas por los empresarios gallegos, que, con excepción de Gadisa, todavía están pendientes de que se resuelvan sus demandas individuales para saber si pueden recuperar su dinero.
La operación acordeón del FROB
“Nosotros hacemos inversiones, no suicidios”, llegaría a proclamar ante el juez Manuel Añón, uno de los gallegos de Forbes, como muestra de la indignación que provocó entre los inversores aquel método de saneamiento. El FROB, que controlaba el 93% de Novagalicia, redujo a cero el capital imponiendo su mayoría y acudió en solitario a la posterior ampliación para inyectar los 5.400 millones del rescate de las antiguas cajas.
El dinero de Hierros Añón, Inveravante, Coren, Copasa, Metalships, Hijos de Rivera, Gadisa o Subel, el brazo inversor de Luis Fernández Somoza, se había esfumado, dando paso a una batalla de demandas judiciales que se prolonga ya durante cinco años.
La vía administrativa contra la resolución de Novagalicia
La última sentencia ha vuelto a sonreír al fondo de rescate bancario. El Tribunal Supremo ha puesto fin al recorrido del recurso contencioso administrativo presentado por el grupo de empresarios contra el acuerdo de la comisión rectora del FROB para realizar las operaciones de reducción y aumento de capital con exclusión del derecho de suscripción preferente en Novagalicia, que supusieron, en definitiva, la resolución de la entidad previa a su venta a Banesco.
La desestimación del recurso de casación, en sentencia fechada el 19 de junio de este año, cierra definitivamente esta vía que, al margen de las demandas individuales, habían utilizado 16 empresas gallegas con el objetivo de anular la operación acordeón, ese mecanismo que tan de moda se puso durante la crisis financiera consistente en reducir a cero el capital para enjugar pérdidas y después inyectar fondos públicos para capitalizar a las entidades.
Todos pendientes de otra sentencia, excepto Gadisa
El fallo de la sección tercera de la Sala de lo Contencioso-Administrativo del Tribunal Supremo acaba con la última esperanza de Gadisa de recuperar los 10 millones que invirtió en el banco, pues, como avanzó este medio, el mismo tribunal ya rechazó en febrero la demanda individual del grupo de la familia Tojeiro para anular la compraventa de acciones por “consentimiento viciado”. Todos los inversores alegaron que se había ocultado información esencial sobre el estado de salud de Novagalicia cuando entraron en el capital.
El resto de empresas, la Inveravante de Manuel Jove, la propietaria de Estrella Galicia, Coren o Hierros Añón, están todavía pendientes de la resolución de su otra demanda, que también se dirimirá en el Supremo tras el encadenamiento de recursos.
Los argumentos presentados al Supremo
En la vía administrativa, los empresarios gallegos habían alegado, entre otras cuestiones, que el FROB diluyó el capital pese a que esta actuación no formaba parte y no estaba prevista en el Plan de Resolución de NCG Banco; que vulneró las garantías constitucionales del derecho de propiedad en un acto administrativo materialmente expropiatorio de derechos sin contraprestación; o que el fondo de rescate actuó en conflicto de interés al ser accionista de Novagalicia y, al mismo tiempo, autoridad de resolución.
Las distintas instancias, Audiencia Nacional y finalmente Tribunal Supremo, rechazaron estos argumentos y dieron por buena la operación acordeón del FROB que acabó con la nacionalización y posterior venta de la heredera de las cajas gallegas, Novagalicia.