Stellantis entierra su récord de beneficios entre críticas a Tavares y caídas en bolsa
El grupo con fábrica en Vigo afronta sus resultados trimestrales con la confianza de los analistas pero tras encadenar golpes, como los parones por los problemas de suministro, el rechazo al sueldo de Tavares o el cierre en Rusia
Stellantis está viviendo este abril uno de los meses más convulsos de su corta trayectoria, que arrancó en enero del año pasado fruto de la fusión entre PSA y FCA (Fiat y Chrysler) y la integración de sus 15 marcas. El cuarto mayor grupo automovilístico del mundo ha tenido que abordar el cierre de su fábrica en Rusia, ahogada por las sanciones provocadas por la invasión de Ucrania; las críticas al sueldo de su consejero delegado, Carlos Tavares; y un continuado declive en bolsa, que ha llevado al fabricante a perder un 31% de su valor en París desde el pasado febrero, cuando marcó los máximos de este año.
Fue ese mes cuando el grupo presentó unos resultados récord. En un contexto complejo por los problemas en la cadena de suministro, Stellantis logró 13.354 millones de euros de beneficio, casi el triple de lo que habían obtenido por separado PSA y FCA en el ejercicio anterior. La facturación se incrementó un 14%, por encima de los 152.000 millones, situando el margen en un 11,8%, por encima del 10% que había fijado como objetivo.
Tavares consiguió presentar márgenes más elevados que sus competidores, mejorar la rentabilidad en los cuatro mercados de referencia –Norteamérica, Europa, Sudamérica y, en menor medida, Asia–, y contar con una hoja de ruta clara a largo plazo para la electrificación. Estos elementos son los que han mantenido la confianza de los analistas, aunque no tanto la de los inversores, a tenor de su evolución en bolsa. Las dudas generadas por la carrera del coche eléctrico, los problemas en la cadena de suministro, agravados por la guerra en Ucrania; y la fuerte competitividad afectan al sector y cohíben al inversor.
De tropiezo en tropiezo hasta los resultados
Stellantis presentará los resultados del primer trimestre el próximo 5 de mayo, después de un mes repleto de dificultades. El fabricante, que acaba de anunciar nuevos parones en sus fábricas españolas por la crisis de los microchips, vio como Emmanuel Macron –a quien había apoyado Tavares– criticaba la remuneración de 19,1 millones de su consejero delegado. En medio de las elecciones francesas, Macron la calificó de «chocante» y «excesiva», y abogó por fijar topes salariales a nivel europeo para los altos directivos. El presidente francés no dijo nada que no pensaran los propios accionistas del grupo, pues votaron contra la retribución de Tavares en la última junta.
Fue el primer problema pero no el único que sufrió Stellantis este abril. El consorcio también confirmó esta semana el cierre de su planta en Rusia, algo esperado después de que su socio en la factoría de Kaluga, Mitsubishi, alertara de los cuellos de botella y los problemas de suministro. La planta ensambló unos 11.000 vehículos el año pasado y emplea a unos 2.700 trabajadores.
El anuncio del cierre provocó un nuevo retroceso en bolsa de la compañía, aunque Tavares había cifrado entre 20 y 30 millones el impacto en el beneficio del grupo de un eventual cierre en Kaluga, como ha acabado sucediendo. En todo caso, es aparentemente un impacto marginal, teniendo en cuenta los más de 13.000 millones en ganancias del último ejercicio.
El retroceso en bolsa
Los impactos en bolsa es otra causa de malestar en Stellantis, un grupo que se ha preocupado de ensanchar los márgenes de la mano de Tavares y que tiene como obsesión los costes de la electrificación. El plan estratégico del fabricante promete una inversión de 30.000 millones en esta área hasta 2025 y capacidad de producción propia de baterías en 2030 de hasta 400 GWh. Tomando como referencia el mercado de París –las acciones cotizan en Nueva York y Milan–, los títulos se han depreciado un 31% desde febrero, cuando alcanzaron máximos por encima de los 19 euros por acción, y acumulan un retroceso del 8% a lo largo del mes de abril. Con la cotización a 13,1 euros, el valor está próximo a los 12,8 euros que alcanzó dos días después de su debut como grupo fusionado en el parqué.
A pesar de esta evolución, Goldman Sachs, JP Morgan, Jefferies, Deutsche Bank o UBS han mantenido su valoración positiva del grupo, con recomendación de compra.